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SOS Monuments cuestiona los últimos trabajos en la Casa Batlló de Gaudí

La entidad considera que la nueva escalera de evacuación ha eliminado parte del edificio protegido, mientras que la propiedad asegura que todo se ha hecho según el Plan director de 2014

La escalera creada en la Casa Batlló para crear una nueva circulación en este edificio de Gaudí y como escalera de evacuación.
La escalera creada en la Casa Batlló para crear una nueva circulación en este edificio de Gaudí y como escalera de evacuación.Massimiliano Minocri
José Ángel Montañés

La última intervención en la Casa Batlló, la obra de Antoni Gaudí en el número 43 de paseo de Gràcia, un edificio reconocido como Patrimonio de la Humanidad en 2005, ha sido cuestionada por SOS Monuments, entidad formada por arquitectos, restauradores, arqueólogos e historiadores, entre otros profesionales, con 25 años de experiencia defendiendo la buena gestión del patrimonio cultural catalán. Y lo han hecho a través de un documento en el que explican sus puntos de vista sobre los últimos trabajos realizados en este edificio. Sobre todo, la nueva escalera que comunica los pisos superiores con la planta baja, concebida para conseguir que los visitantes que entran y los que salen no se crucen y que funcione, además, como el necesario lugar de evacuación en caso de emergencia.

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A los propietarios de la Casa Batlló les ha sorprendido el documento, tras varias reuniones con representantes de la entidad para solucionar dudas. En todo caso, remiten al Plan director de la casa de 2014 para justificar los trabajos de restauración de los últimos años en los que se han invertido 15 millones de euros, más otros 15 millones desde 2019 en la instalación de las nuevas apuestas tecnológicas e inmersivas con la finalidad de generar nuevas ofertas y ganar nuevos públicos.

Según SOS Monuments, para instalar la escalera se han tenido que eliminar parte de los forjados del edificio, ya que no era suficiente el espacio de un patio interior preexistente. La entidad defiende que la declaración como monumento histórico-artístico de la Casa Batlló en 1969 afecta a todo el bloque, no solo a la intervención que hizo Antoni Gaudí a la finca preexistente de 1906 en la que transformó las dos fachadas, la planta noble, su escalera de acceso, uno de los patios y la terraza. Se basan en el hecho de que en ese mismo momento se declararon otros edificios de Gaudí y en algunos de ellos se especificaron qué partes, pero en el caso de la Casa Batlló no.

Para ellos la Ley de patrimonio cultural catalán de 1993 prohíbe “expresamente la supresión de parte alguna del bien, excepto si estas partes suponen una degradación del bien o que la eliminación suponga una mejor interpretación histórica”, cosa que creen que no es el caso. Por eso se preguntan, “sin poner en duda de que las obras se han hecho con todos los permisos, con qué criterio se ha eliminado y cómo ha sido posible que las autoridades encargadas de velar por el patrimonio [la Generalitat] han dado los permisos necesarios para construir esta escalera”.

Una de las dos nuevas instalaciones inmersivas instaladas en la Casa Batlló de Gaudí, el 'Gaudí Cube'
Una de las dos nuevas instalaciones inmersivas instaladas en la Casa Batlló de Gaudí, el 'Gaudí Cube' MASSIMILIANO MINOCRI

Además, según explica Ricardo Vergara, arquitecto y presidente de SOS Monuments: “No está clara que la escalera cumpla esta finalidad, ya que no tiene barandilla en uno de sus lados, ni señalización que indique la dirección de evacuación. Además, la escalera no comunica los pisos superiores con la calle, sino que lleva al piso subterráneo y de ahí se accede al exterior por otra escalera”. También, prosigue: “Los elementos decorativos que se han colocado distorsionan su finalidad. Si es una escalera de evacuación ha de serlo totalmente. Hay mucha ambigüedad y poca claridad”, continúa Vergara.

Se refiere a la instalación del arquitecto japonés Kengo Kuma realizada con cadenas colgadas por uno de sus extremos que se mueven al pasar. Los 164.000 metros de cadenas de aluminio forran las paredes y el techo de la escalera, y pasan del color blanco al negro conforme se va de arriba abajo. Para Vergara “la instalación de esta obra, en caso de emergencia, que recordemos es la función de la escalera, dificulta la evacuación rápida del edificio”.

Vergara reconoce que “la rehabilitación de la zona más visitada y conocida es meritoria y que la recuperación de algunos elementos desaparecidos mediante reproducciones es una apuesta interesante y legítima”, pero apunta que, a veces, “queda devaluada por una ejecución muy mejorable, como el arrimadero de madera que existía en 1906”. Un arrimadero que los gestores del edificio ha rehecho a partir de fotografías de la época, ya que no se ha conservado ningún fragmento del original.

Gaudí Dôme, la segunda de las instalaciones inmersivas con la que cuenta la Casa Batlló desde hace unos meses.
Gaudí Dôme, la segunda de las instalaciones inmersivas con la que cuenta la Casa Batlló desde hace unos meses.Pere Vivas

Para Vergara la instalación de Kuma “no aporta nada a la comprensión del monumento y es gratuita”. También lo son, según él y su entidad, las dos instalaciones inmersivas “creadas como reclamo de ser experiencias nunca tenidas hasta ese momento”. Para ellos, ni Gaudí Dôme, en la que el visitante entra en la mente del arquitecto, ni Gaudí Cube, en una estructura en cuyo interior se proyectan a gran velocidad imágenes relaciones con Gaudí y su obra “aportan nada en absoluto a la visita y no hay ninguna explicación de lo que se está viendo”.

Desde la familia Bernat, propietarios del edificio desde 1993 y desde 2003 a través de Inmobiliaria Casa Batlló, aseguran que les “sorprendió el documento ya que nos reunimos con ellos en dos o tres ocasiones para explicarles todas sus dudas”. Y lamentan que “las incoherencias en el texto de SOS Monuments generen malentendidos”. Según ellos, los trabajos se han realizado dentro de los criterios que establece el Plan director de la Casa Batlló aprobado en diciembre de 2014, que comenzó a desarrollarse en 2017 en el que las actuaciones priorizan la recuperación de los elementos que corresponden al proyecto y la obra de Gaudí y que “permite la valorización del conjunto del edificio y de cada uno de sus espacios, determinando claramente aquellas partes que se conservaban del proyecto de Gaudí, que en muchos casos habían sido, lamentablemente, alteradas”. Unas alteraciones que “merman el valor de la obra de Gaudí” y por eso están justificados y aprobados estos trabajos.

Parte superior de la fachada principal de la Casa Batlló, obra de Antoni Gaudí (1906).
Parte superior de la fachada principal de la Casa Batlló, obra de Antoni Gaudí (1906).getty images

Según explican: “la escalera de evacuación no se ha dispuesto en el patio interior, sino el ascensor que garantiza la total accesibilidad al edificio”. Y aseguran que la escalera se ha creado en el espacio donde estaban “las cocinas de los pisos de renta del que no se conservaba ninguna original, ya que la planta noble, primera, segunda y cuarta planta habían sido derribadas en los años sesenta”. Tras reconocer que “la única alteración ha consistido en la eliminación del forjado para poder disponer la escalera”, inciden en que “la escalera ha sido diseñada para que discurra dentro del espacio de las antiguas cocinas, sin sobrepasar este espacio y sin derribar paredes que delimitaban estos espacios”.

En cuanto al hecho de que la escalera no permita acceder a la planta de la calle mantienen que “ha sido consensuada con el departamento de Bomberos de Barcelona y permite que las dimensiones de la escalera minimicen la afectación del edificio”. También, que la escalera cuenta con “toda la señalítica y elementos de seguridad, como ha certificado una empresa de control externa” y que las cadenas de la instalación de Kuma “no invaden el espacio de la escalera de evacuación”.

Vergara lamenta que “los puntos expresados por SOS Monuments a estos trabajos se tomen como una crítica y no como algo que sirva para ayudar a mejorar un edificio Patrimonio de la Humanidad, además de para conciliar diferentes puntos de vista. Aunque el proyecto esté aprobado, la realidad te puede llevar a cambiarlo, y en el caso del pasamanos está claro que es necesario en una escalera de evacuación”.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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