El parón económico por la crisis reduce un 8,7% el consumo de agua en Cataluña
Los confinamientos y el teletrabajo elevan un 5% la facturación en los hogares
Tres meses de confinamiento y, después, centenares de empresas y colegios abonados a las actividades a distancia. Y otras del sector servicios que, con las restricciones sociales dictaminadas por la Administración, tuvieron que seguir sin actividad o al ralentí. El efecto sobre la economía catalana fue contundente. El PIB rompió moldes al desplomarse un 11,4% en 2020. Otro de los parámetros que ayuda a hacer la fotografía del año pasado es el consumo del agua. Y cayó un 8,7%, en una contracción desconocida.
Los 578,8 millones de metros cúbicos de agua consumidos el año pasado muestran, sin embargo, dos realidades muy distintas. Mientras que el consumo vinculado a la actividad económica se resentía y caía un 14,3%, el domiciliario reflejaba el plus de tiempo que los habitantes tuvieron que pasar en sus hogares como medida de prevención para evitar la propagación de la pandemia. Según los datos de la Agencia Catalana del Agua (ACA), ese consumo de particulares creció un 5,6% y representó casi el 60% del total del agua facturada.
Ese significativo aumento provocó que la media de consumo por persona y día se situara en los 117 litros. Una portavoz del ACA señala que es una “medida bastante contenida y sostenible” y que continúa bastante próxima a la que dejó la sequía de 2008, que acabó haciendo mella en la conciencia de los consumidores cuando los embalses catalanes se quedaron al 20% de su capacidad. Hoy Barcelona (en su área metropolitana se consumen 108 litros, la media más baja de todos los territorios catalanes) se sitúa a la cola de consumos entre grandes ciudades europeas. En París el consumo alcanza los 162 litros por día, en Nueva York los 503 y en Pequín, 666 litros. La OMS considera que una persona requiere entre 50 y 100 litros diarios para garantizar sus necesidades básicas.
Jordi Lluís Huguet, miembro de la Aula del Agua, considera que el aumento del 5% del consumo en los hogares es muy bajo teniendo en cuenta cómo la pandemia obligó a modificar los hábitos de vida de las personas. “Si solo es ese porcentaje, me sorprende. Hay que pensar en toda la gente que dejó de ir al gimnasio, donde se duchaba; las personas que tuvieron que utilizar agua en casa porque cocinaron al no poder ir a trabajar y comer allí... “, dice, apuntando, desde una perspectiva personal, que no le da la sensación de que haya riesgo de que se modifiquen los patrones de consumo de agua.
Mar Grau Satorras, profesora de la UOC y miembro del Laboratorio de Análisis de Socio-Ecosistemas en la Globalización, coincide con ese balance y advierte del riesgo de que los consumos vuelvan a reducirse en los hogares no por una cuestión de conciencia social sino por incapacidad económica dejada por la crisis. Explicación que, en su opinión, también estaría detrás del ahorro hídrico posterior a 2008. De momento, las estadísticas de consumo de agua en la ciudad de Barcelona mostraban en el primer trimestre del año un consumo total muy por debajo, un 10% inferior, al mismo periodo de 2020 (a finales de marzo se activó el estado de alarma), mientras que el doméstico registraba unas cifras similares. El comercial y el industrial reflejaba una caída del 34%, señal de los cierres a los que se han visto abocadas tiendas, hoteles y restaurantes.
La memoria anual de Aguas Ter Llobregat (ATL), la compañía encargada de la captación y el tratamiento del agua que consumen una gran mayoría de catalanes, ofrece un buen ejercicio para la sociedad propiedad de la Generalitat después de revertir la privatización de su gestión. Ingresó un 18,5% más (152,2 millones de euros) y ganó 10 millones de euros, pese a que un año antes había perdido 2,2 millones de euros. La compañía, sin embargo, señala que su previsión de ingresos era mayor para este año y que, si no fue así, es porque sus ventas de agua fueron un 1,1% inferiores a las previstas. De esa merma, un 35% lo atribuye a la caída del consumo general del agua y el resto al cambio de política de aprovisionamiento de sus clientes, suministradores como pueda ser Aguas de Barcelona, que habría optado por un mayor uso de sus pozos propios de agua y sus plantas potabilizadoras.
Embalses para un año y medio
Los embalses de Cataluña están con un 75% de las reservas, lo que aleja el riesgo de sequía en Cataluña pese a la escasez de lluvias continuadas y a que los niveles han descendido más de 13 puntos respecto al año pasado, cuando se situaba en el 88%. La Agencia Catalana del Agua considera que con los niveles actuales está asegurado el abastecimiento al menos durante un año y medio.
Los grandes pantanos cuentan con buenos registros. El de mayores dimensiones, Susqueda, se encuentra al 86,8% de su capacidad, y en Sau (el segundo) el agua llega a alturas que marcan un lleno del 68,1%, mientras que en el de Baells, ese porcentaje es del 79%.
La comunidad se está librando en los últimos años de déficits hídricos severos. El último se situó en 2007 y 2008—el peor de los últimos 75 años—, cuando lo normal es que se produzca uno cada cinco años. La reducción de los consumos, además del agua acumulada en los embalses, debería ayudar a evitar capítulos severos como el de hace 14 años, en el que expertos de la ecología señalaron también como parte del problema una mala gestión.
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