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Rigoberta Bandini y Vetusta Morla arrasan en el Vida

El festival de Vilanova i la Geltrú garantiza que no se repetirán los problemas con la aplicación que regula los test de antígenos

Benidorm Fest 2022
Rigoberta Bandini, la noche del viernes en el Vida Festival en Vilanova i la Geltru.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

La primera jornada del Vida Festival, bien entrada la noche, confirmó lo que podía intuirse cuando el sol dominaba la escena. Musicalmente triunfaron Rigoberta Bandini, un punto de expansión en el menú del día, y Vetusta Morla y su gravedad, con mención especial a la sencillez pop de Renaldo & Clara, la osadía de Joe Crepúsculo y el empaque del cuarteto femenino de rock Hinds. En el apartado sanitario, la caída del sol se llevó consigo buena parte de las mascarillas, hecho impulsado entre otras cosas por el hartazgo que la prenda provoca y porque, lógicamente, no pueda usarse para beber, comer, fumar o besar, amén de que bailar cansa más con la respiración filtrada. Lo que de momento el festival puede afirmar es que sanitariamente solo hubo 10 positivos entre el público del jueves y dos más registrados en las filas de su personal. Pero a pesar del incremento de la transmisión en Cataluña, el ambiente de la noche en el Vida fue casi calcado a la vieja normalidad, y solo la asistencia más prudente siguió las normas y mantuvo la mascarilla en su lugar.

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Y es que el público tenía ganas de festival, y a ser posible no ajustadas a nuevas normalidades, difuminadas por la sensación de seguridad de haber superado un test. Esas ganas le llevaron a sobrellevar con paciencia las colas provocadas por los problemas de la aplicación de control que retardó las pruebas de antígenos, de manera que sus ganas de fiesta entraron multiplicadas en el recinto. Para el resto de festival y dado que la aplicación daba problemas con terminales de Orange y Vodafone, la víspera las había dado con el sistema operativo iOS, a parte de cuyos usuarios atribuía minoría de edad, la organización ha determinado que si se presentan problemas se recurrirá al sistema operativo Gutenberg, consistente en extender un certificado en papel debidamente formalizado. Los luditas están de celebración, tanto como el público del festival.

Bajo la señorial estampa de la masía d’en Cabanyes la multitud, unas 10.000 personas esponjadas en el amplio recinto, solo se comprimió ante los escenarios de Rigoberta Bandini y de Vetusta Morla. El grupo madrileño ofreció un concierto técnicamente impecable, vitalmente entregado y emocionalmente tan denso que parece que hasta regar los geranios tiene consecuencias de hondo calado personal. Mirar la vida con desenvoltura no entra en su catecismo, pero viendo cómo el público tarareaba sus no particularmente fáciles melodías y comulgaba con el aire trascendente de la propuesta, habrá que concluir que su música es reflejo de los tiempos.

En este sentido, Rigoberta Bandini fue el reverso de la moneda, la alegría y el desparpajo. Nada más comenzar su actuación con In Spain We Call It Soledad la campa frente a su escenario hirvió. Y siguió hirviendo, aún más, cuando el bombo entró a negras en las siguientes piezas, marcando una pauta de unos 120 bpm. Traducido, 120 acentos de ritmo por minuto, 120 veces en los que se puede prever, anticipar y disfrutar de una pauta que no cambia mientras dura la pieza. Vestida con su falda de escenario, la que llevaba en el colegio al que asistió, Rigoberta es toda una figura surgida del confinamiento. Sus letras, mirada de mujer inspirada y por lo general descarada, se acrisolan en Perra, un certero e irónico himno feminista que hizo gritar a las asistentes, sintiendo que hablaban de ellas, de su condición y de lo que al respecto piensan. Fue una locura rematada por Too Many Drugs. En el apartado de las dudas, un repertorio aún naturalmente exiguo, apenas una hora con dos versiones incluidas y un alargamiento circunstancial de Perra en plan remix, y la necesidad de construir un futuro más allá de este éxito avasallador y certero, cosa nada fácil.

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