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RIGOBERTA BANDINI/ Cantante

“A las mujeres nos cuesta decir que nos importa nuestra carrera profesional”

Su canción ‘Perra’ se ha convertido en un alegato feminista

La cantante Rigoberta Bandini (Paula Ribo).
La cantante Rigoberta Bandini (Paula Ribo).JUAN BARBOSA (EL PAÍS)

Se llama Paula Ribó, pero es conocida como Rigoberta Bandini. No se busque un homenaje al personaje de John Fante, porque podría haberse llamado Briseida Paura, puro azar a la hora de nombrar la carpeta del ordenador en la que iba acumulando sus canciones. Una de ellas, Fiesta, la compuso en pleno confinamiento —23 de marzo—, y fue el confinamiento quien ayudó a su popularidad.

“Igual el público no me hubiese escuchado tanto de seguir con su vida rutinaria”, reconoce sincera, de manera que no es de extrañar que recuerde esos meses “con cierta nostalgia compartida con mi pareja”. Estaba embarazada, “tenía miedo”, rememora, “y pensaba quién me mandaba a mí estar embarazada en un confinamiento”. Ya es madre y su carrera ha despegado con fuerza. Es una de las artistas del momento con apenas seis canciones, una de ellas una versión de Mocedades. El viernes actúa en el festival Cara B, que comenzó ayer en la Fabra i Coats.

Celebra haber triunfado en la treintena, “antes volaba mucho, ahora tengo los pies en la tierra”; no acepta que su éxito sea repentino, “llevo años trabajando, he tenido otros proyectos y este ha sido el que ha triunfado, ha sido paulatino aunque ahora vaya rápido”; no cree que la fama sea eterna, “estoy en pleno éxito, pero ya pienso en cuando la gente me olvide”, y a la vez sabe disfrutar del momento, “esto es como un enamoramiento, el público vive ahora el flechazo, no puede dejar de pensar en mí y es fenomenal”.

En buena medida dice que ello se debe a que al llegar a casa un bebé le recuerda “que mi realidad más cotidiana tiene que ver con papillas, pescado y pañales”. ¿Cómo compaginar ambos mundos? “Hay tantas maternidades como madres y yo hago lo que me va sentando bien. Disfruto mucho con mi hijo, pero no quiero renunciar a proyectos ilusionantes. Al final creo que él estará contento si me nota contenta. Amo por igual ambos proyectos aunque eso suene políticamente incorrecto”, dice antes de que el Pepito Grillo que sólo suelen llevar las mujeres y contados hombres afine este pensamiento: “Nos cuesta decir que nos importa nuestra carrera profesional”.

Y de mujeres habla su último sencillo, Perra, pop electrónico bailable con humor apuntalado por el tono serio de su voz. “Hay mala leche en mis canciones, entiendo el arte y la vida con humor y ligereza, sin adoctrinar, pero diciendo lo que quieres decir. Es lo que pretendo”. Pretende más cosas: “Dar la vuelta a una de las muchas palabras relativas a la mujer que tienen sentido peyorativo, como coñazo”. Hija de los noventa, “fui de las últimas generaciones sin móvil y me siento vintage”. No necesita grabar un elepé, tiene el desprejuicio de la aldea global y le gustan Battiato, “su propia vida es una experiencia poética”, Gigi D’Agostino “su frivolidad bailable me puede hacer llorar”, a la par que la figura de Jesucristo, “de pequeña era un sex symbol para mí”. Hace doblaje, pero ha escrito y dirigido teatro aunque se sienta escritora de canciones. Espiritual, pero ajena al catolicismo oficial, suele actuar con el uniforme del que fuera su colegio religioso. Todo cabe sin estridencias en quien desea ser una perra. “Pero no quiero llevar nunca el bozal”.


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