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El empresariado catalán se aferra a la reconciliación

El apoyo del Círculo de Economía a los indultos busca estabilidad política para impulsar la reactivación económica

Dani Cordero
Empresas
Pedro Sánchez interviene en la XXXVI Reunión del Círculo de Economía, el pasado viernes.Albert Garcia (EL PAÍS)

Indultos. Esa única palabra obligó a la junta directiva del Círculo de Economía a convocar el pasado lunes una reunión extraordinaria para decidir si introducirla en el discurso que su presidente, Javier Faus, iba a ofrecer el miércoles en la inauguración de las jornadas de la entidad para apoyar la política del Gobierno. El consenso en los posicionamientos públicos forma parte de la liturgia del lobby barcelonés. Y la mayor parte del discurso estaba ya aprobado con la excepción de esa palabra, convertida esta semana en el gran espaldarazo a la agenda catalana del Gobierno de Pedro Sánchez y sobre todo del apoyo empresarial al deshielo en las relaciones con el Gobierno catalán.

La injerencia política de la entidad barcelonesa no es solo un ejercicio pragmático para intentar buscar la pax política en Cataluña. “Si lo hacemos es porque estamos convencidos de que no habrá estabilidad económica si no hay estabilidad política. Ambas cosas no van por separado y eso ha quedado demostrado en Italia”, afirma un miembro de la junta directiva del Círculo. Tras años sin noticias económicas positivas, con el fiasco de diversas candidaturas para captar inversiones u organismos europeos o la pérdida de miles de sedes empresariales tras el 1-O, el empresariado vincula más que nunca al procés un momento de decadencia en Cataluña que tuvo su mayor expresión con los datos regionales del PIB de 2017: la Comunidad de Madrid había desbancado a Cataluña como locomotora económica de España. Ahora no solo está en juego frenar esa caída, sino aprovechar la lluvia milmillonaria que llegará con los fondos de reactivación.

“La diagnosis estaba hecha y por tanto lo que hacía falta era un cambio de actitud. Y el Círculo lo ha aprovechado para abrir una pista de despegue”, afirmaba el viernes la exministra del PP en tiempos de José María Aznar Anna Birulés, a las puertas del auditorio en el que Faus dio el beneplácito de los indultos, paso del que había avisado previamente en Moncloa y en el Palau de la Generalitat.

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Se trataba de una oportunidad y el Círculo de Economía lo aprovechó en lo que muchos empresarios consideran una conjunción astral que ha permitido afrontar el primer hito en la búsqueda del deshielo, la del perdón de la condena a los diez líderes independentistas condenados por su participación en el referéndum. Solo tras superarla, sostienen, ven posible las siguientes: mesa de diálogo primero e intercambio de propuestas después.

Se detecta un cambio de actitud en Madrid y también en Cataluña, donde parece haberse cambiado la dinámica a las frías relaciones político-empresariales que se crearon después de que tanto Carles Puigdemont como Oriol Junqueras afearan a las cúpulas empresariales su alineamiento con Mariano Rajoy durante los días más duros del procés. Muchos de ellos dan por descontado que los cambios de liderazgo no solo en política, sino también en las entidades patronales, con Faus y Josep Sánchez Llibre (presidente de Fomento del Trabajo desde hace menos de tres años) a la cabeza, han permitido abrir una nueva etapa de entendimiento. El consejero delegado de Saba, Josep Martínez Vila, cree que ese cambio es esencial para entender la nueva coyuntura: “Cuando un conflicto como este se petrifica, aunque los interlocutores sean muy buenos hay que cambiarlos”.

“Todo el mundo ha de ser generoso”, reconoce una directiva empresarial vinculada a Femcat, otro club empresarial calificado como nacionalista, pero en el que no hay reparos en criticar la misma parálisis política denunciada por el Círculo de Economía. “O buscamos una solución o tenemos un problema, porque estamos al borde del precipicio”, afirma sobre los peligros del momento el empresario José María Xercavins.

Modelo territorial

El tiempo transcurrido desde 2017 ha permitido al empresariado, fácilmente criticado desde el independentismo y temeroso de que cualquier posición acarreara la etiqueta de nacionalista desde Madrid, pasar página y desinhibirse con propuestas más valientes. Y esa nueva etapa les ha permitido asumir un discurso territorial que, si bien tiene su eje en Cataluña, va más en la línea de la proposición de un nuevo modelo español que no pase por Madrid, comunidad a la que en su última nota de opinión el Círculo de Economía tildó de “aspiradora”. Faus está convencido de que se hace más patriotismo español apostando por la periferia y su junta ha jugado ese partido.

Incluso en las jornadas, cuando el jueves reunieron en un coloquio a los presidentes de Valencia, Ximo Puig; Baleares, Francina Armengol; Andalucía, José Antonio Moreno; y Galicia, Alberto Núñez Feijoo. Cuatro comunidades, dos partidos y una idea común sobre la preponderancia madrileña. No estaba Cataluña en ese debate y tampoco es casualidad que no se cursara invitación a una de las nuevas estrellas de la política española: Isabel Díaz Ayuso. Se quería dar voz a las comunidades que se consideran perjudicadas por el modelo radial con kilómetro cero en la capital, por la falta de entes gubernamentales repartidos por todo el territorio español o por lo que —sobre todo Valencia y Baleares— consideran un sistema de baja presión fiscal desleal porque se beneficia de la capitalidad y del efecto sede.

Aragonès y la conexión surcoreana

En lo acontecido esta semana también ha pesado una buena sintonía con La Zarzuela. Fuentes de la organización de las jornadas del Círculo de Economía explican que fue la Casa del Rey la que, al ser invitado Felipe VI, propuso al Gobierno surcoreano que su presidente, Moon Jae-in, de viaje oficial por Europa y en Madrid esos días, le acompañara a una cena organizada por la entidad barcelonesa.

El president, Pere Aragonès, llevaba un mes negando su asistencia a la cena en la que participaría el Rey, pero fuentes del Círculo creen que, cuando conoció la presencia de la delegación asiática, cambió de idea y abrió la puerta a estar, aunque fueran unos minutos, dejándose fotografiar con el Monarca. En el grupo de empresarios viajaba un director general de LG Chem, el gran aspirante a fabricar una planta de celdas de baterías en España por la que pugnan Cataluña y otras comunidades. Ello dificultaba que Aragonès optase por un plantón que solo contentaría a la parroquia secesionista.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Es integrante de la redacción de EL PAÍS en Barcelona, donde ha desempeñado diferentes roles durante más de diez años. Licenciado en Periodismo por la Universidad Ramon Llull, ha cursado el programa de desarrollo directivo del IESE y ha pasado por las redacciones de 'Ara', 'Público', 'El Mundo' y 'Expansión'. 

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