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La pérdida de un ojo por un proyectil de foam de los Mossos queda impune

La jueza exculpa a tres agentes porque es “imposible” saber cuál de ellos disparó

Jesús García Bueno
Protestas en el aeropuerto del Prat el 14 de octubre de 2019 tras conocerse la sentencia del procés.
Protestas en el aeropuerto del Prat el 14 de octubre de 2019 tras conocerse la sentencia del procés.Massimiliano Minocri

El joven de 22 años que perdió un ojo durante las protestas contra la sentencia del procés en el aeropuerto de El Prat (Barcelona) fue alcanzado, casi con toda seguridad, por un proyectil de los Mossos d’Esquadra. Lo dice la jueza que ha investigado el caso y que, pese a apreciar indicios de delito contra tres agentes de la policía autonómica, ha tenido que archivarlo. El motivo es que resulta “imposible”, pese a todas las pruebas practicadas, saber quién disparó.

Los hechos ocurrieron la tarde del 14 de octubre de 2019 en el aeropuerto de El Prat. Miles de personas se concentraron en la terminal 1 para protestar por la condena del Tribunal Supremo a los líderes independentistas que organizaron el referéndum del 1-O. Fue la primera de una serie de jornadas de protesta con episodios violentos, como señala la magistrada en su auto de archivo. Alrededor de las 21.00, un dispositivo conjunto del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y de los Mossos empezó a actuar para evitar que los manifestantes tomasen la terminal. En el interior del aparcamiento, encontraron “extrema hostilidad y violencia”: lanzamiento de piedras, adoquines, vallas, carritos de la limpieza y hasta “pelotas de golf propulsadas por tirachinas reforzados”.

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En su declaración ante la juez, el subinspector que estaba al mando llegó a declarar que fue su jornada “más dura” en 20 años que lleva trabajando en la Brigada Móvil. El mando policial solicitó y obtuvo permiso para utilizar las lanzadoras de foam, el material antidisturbios que sustituyó a las pelotas de goma en el cuerpo de Mossos. Ordenó a tres agentes “fuego a discreción” contra personas que lanzaran objetos o arremetieran contra la línea policial, recoge el auto, pero no hubo autorización para cada disparo.

En una situación normal, cada lanzador comunica a su superior el disparo que va a efectuar, y así se hace un seguimiento. Pero “en aquella situación crítica, no hubo mecanismo de control de disparos”, concluye la juez. De manera que no se ha podido saber ni el número de disparos ni el tipo de proyectiles que se lanzaron en la terminal 1. Alrededor de las 21.30, el joven que interpuso la denuncia recibió el impacto de uno de esos proyectiles de foam en su ojo izquierdo, cuya visión ha perdido. Aunque al principio se sospechó que se trataba de una pelota de goma lanzada por el Cuerpo Nacional de Policía, no pudo ser porque no se utilizaron hasta pasadas las 22.30, concluye la juez. Los informes forenses abundan en la idea de que fue un proyectil de foam.

Tres agentes de los Mossos que efectuaron disparos de foam declararon como investigados. Admitieron haber usado las lanzadoras, pero ninguno de ellos observó ninguna lesión ocular. Aunque los hechos podrían constituir un delito de lesiones, y pese a la investigación exhaustiva, “no ha podido determinarse el agente de los Mossos que disparó el concreto proyectil causante de la lesión ocular”, añade el auto, que dicta el sobreseimiento provisional de las actuaciones.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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