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El origen de la marca Barcelona

Concluye la restauración de un artesonado con pinturas del siglo XIV en el que se han localizado los escudos más antiguos de la ciudad

Artesonado con los escudos más antiguos pintados de la ciudad de Barcelona.
Artesonado con los escudos más antiguos pintados de la ciudad de Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)
José Ángel Montañés

El Consell de Cent, el órgano de gobierno de Barcelona entre los siglos XIII y XVIII, nombró el 6 de junio de 1443 una comisión de doce prohombres para encargar la realización del retablo que presidiría el altar de la capilla de la Casa de la Ciudad. Había que contratar “al mejor y más apto pintor que se pudiera encontrar”. Y el elegido fue Lluís Dalmau, pintor de cámara de Alfonso V el Magnánimo y uno de los más destacados artistas góticos de la península. El retablo “de buena madera de roble de Flandes drapeado y enyesado” acabó siendo La Virgen dels consellers, una obra en la que aparecía la Virgen con el Niño, varios ángeles cantores y San Andrés y Santa Eulalia rodeando a cinco de estos consellers municipales, para dejar constancia para siempre de quién pagó la pintura. La obra se completaba con una predela, hoy perdida, que, según el contrato del siglo XV, debía de llevar pintado el escudo de Barcelona.

'Virgen dels consellers', de Lluís Dalmau, pintura gótica que se conserva en el MNAC.
'Virgen dels consellers', de Lluís Dalmau, pintura gótica que se conserva en el MNAC.MNAC

No se sabe si esta parte desaparecida de la pintura de Dalmau aparecerá algún día. Lo que si se ha podido saber ahora es que el lugar para donde se pintó esta obra, la capilla conocida también como del Trentenari o del Buen Gobierno, tenía su techo de madera pintado con medio centenar de escudos de Barcelona, que, tras datarlos entre 1369 y 1373, son los emblemas más antiguos de la ciudad conocidos hasta ahora.

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Los escudos se pintaron en las vigas y viguetas de este artesonado, pero estaban ocultos bajo los repintes de 1888 y 1929. Ahora, han vuelto a la vista de todos tras un trabajo de restauración -limpieza de la suciedad acumulada, fijación de la pintura, retirada de los repintes y capa de protección, realizado por seis especialistas a lo largo de 10 meses.

La restauración ha permitido también ver por primera vez la asociación de la ciudad con la monarquía, porque alternando los escudos de Barcelona se pintaron otro medio centenar de escudos reales. “Es la primera vez que se puede documentar que el emblema real de Pere el Ceremoniós formado por un rombo con los cuatro palos rojos sobre fondo dorado, propio de la corona de Aragón, pero también de la casa de Barcelona, se pone junto con el de la ciudad. Y esto no es algo menor; reafirma el prestigio y el poder de Barcelona en este momento”, explica Reinald González, director de Velclus, empresa especializada en estudios históricos y arquitectónicos. La empresa Estrat Restauració S.L. los ha llevado a cabo dirigidos por Mercè Marquès que han contado con la ayuda del equipo de conservación del MNAC y del Centro de Restauración de la Generalitat.

Escudos localizados de Barcelona y de la Corona de Aragón tras quitar los repintes de uno de los techos del Ayuntamiento de Barcelona.
Escudos localizados de Barcelona y de la Corona de Aragón tras quitar los repintes de uno de los techos del Ayuntamiento de Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

La Virgen dels Consellers y la capilla estuvieron en funcionamiento hasta que en el siglo XIX se reformó el edificio y la capilla desapareció, conservándose solo su techumbre como ocurrió con otras estancias de este enorme edificio. La pintura de Dalmau se trasladó a la primera planta del en 1847 tras habilitar como capilla la vecina iglesia de San Miguel. Y allí estuvo hasta que la iglesia se derribó en 1870, ingresando en 1902 en el museo de arte del parque de la Ciutadella y más tarde, fue trasladada al Palau Nacional, hoy sede del MNAC, donde preside la sala de pintura gótica, como la obra más destacada.

En 2017, a raíz del descubrimiento de un primer escudo en ese artesonado, se llevó a cabo un estudio de los otros 12 techos de madera con pinturas que se conservan en el Ayuntamiento. Fue un encargo realizado por el Servicio de Arquitectura Urbana y Patrimonio del Ayuntamiento que ha contado con 2,4 millones de euros de presupuesto para el diagnóstico y los primeros trabajos.

Trabajos en uno de los techos del Ayuntamiento de Barcelona en los que se han localizado pinturas renacentistas.
Trabajos en uno de los techos del Ayuntamiento de Barcelona en los que se han localizado pinturas renacentistas.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

Continúan los trabajos en otro de estos techos de una sala contigua; una de las dependencias vinculadas también con el gobierno de la ciudad que se decoró entre 1401 y 1403 coincidiendo con la construcción de la capilla del Buen Gobierno, pero que sobre 1530 se volvió a pintar, ya en el Renacimiento, con figuras de animales, flores y personajes, creando escenas asociadas con fábulas y relatos clásicos moralizantes. Aquí no se eliminarán los repintes, pero en las catas realizadas se ha visto que no aparecen estos escudos.

Esta zona, situada en la planta baja, a la derecha de la entrada principal del Ayuntamiento, se mantuvo inalterable hasta el hundimiento de buena parte del edificio medieval a consecuencia de la construcción de la nueva fachada de la plaza de Sant Jaume y la reconstrucción del gran patio central entre 1831 y 1847. Cuando concluyan los trabajos actuales, continuarán en otro de los artesonados también de la planta inferior, que presenta grandes desprendimientos de pintura. Y luego se actuará en una de las crujías del Saló de Cent, la sala más importante de todo este edificio. “Pensábamos que se había destruido todo el techo en 1842 tras el incendio que sufrió por el bombardeo ordenado por Espartero desde el castillo de Montjuïc; pero hemos visto que hay pinturas originales del siglo XIV, aunque no sabemos cuáles son los motivos representados; si hay más escudos o no”, concluye Anna Ribas, arquitecta municipal.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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