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La presión en las UCI se cronifica en Cataluña a las puertas de un posible repunte de casos

Los hospitales encadenan 80 días con más de 400 críticos de covid, una cifra que puede condicionar la actividad asistencial en algunos centros

Dos enfermeras preparan a una mujer recién ingresada para su estancia en la UCI
Dos enfermeras preparan a una mujer recién ingresada para su estancia en la UCI de BellvitgeAlbert Garcia (EL PAÍS)
Bernat Coll

Las UCI catalanas no tienen un respiro. Los hospitales de la comunidad acumulan hoy 80 días consecutivos con más de 400 pacientes críticos con covid, una cifra que el propio Govern establece de riesgo porque puede condicionar la actividad asistencial e implicar desprogramaciones en algunos centros. Los hospitales se mantienen por encima de este umbral desde el 4 de enero, el doble de tiempo que en la segunda ola, y más que en la primera. El auge de la movilidad y la llegada de la Semana Santa inquietan a los expertos, que vaticinan un aumento de positivos la próxima semana con los hospitales ya muy tensionados.

La tendencia en las UCI no es buena porque los centros catalanes registran 418 críticos en el quinto día consecutivo de aumento y dan síntomas de cronificación. Este incremento continuado no se vivía en Cataluña desde finales de enero, en el pico de la tercera ola.

”Cada día así nos castiga mucho. Es una tortura china”, admite Xavier Esquirol, intensivista del Hospital General de Granollers. El médico refleja el cansancio de los sanitarios, exigidos constantemente a la espera de que la vacuna encuentre una salida a la crisis sanitaria. “Cuesta ver el final”, asume, “no hay intensivistas y la pandemia no ha aflojado. Estamos muy cansados”.

La falta de manos es un problema común en todos los hospitales. Los recursos y las camas han crecido en la mayoría de centros, pero el personal sigue escaseando. “Es una vergüenza que se hayan aumentado las camas sin tener más manos especializadas”, lamenta Jordi Mancebo, director de medicina intensiva del Hospital Sant Pau de Barcelona, “si mañana hay una pandemia de apendicitis no es razonable que opere un dermatólogo. Faltan intensivistas. Todas las especialidades son importantes, pero a la vez diferentes”. Los hospitales buscan desde hace tiempo lo mismo, como asegura el responsable de las UCI del Hospital Bellvitge, Rafael Máñez: “La última promoción de estudiantes ya está toda con trabajo”, ejemplifica.

Las UCI mantienen actualmente un perfil muy similar de los pacientes críticos que han tenido durante el año. “Ahora es prácticamente el mismo que antes”, explica Mancebo, “una persona de entre 60 y 62 años de media que está unas tres semanas ingresado”. En el hospital de Bellvitge, Máñez tiene la sensación de que llegan algunas personas ligeramente más jóvenes, y apunta a una disminución de los mayores de 80 años. “Los ancianos se movilizan menos y tienen una vida social más limitada. Las infecciones se cogen en entornos cerrados y ellos son más curosos”, justifica Máñez. Un portavoz del Hospital del Mar de Barcelona coincide en este análisis de los críticos de su centro.

”Sin equilibrio”

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La incertidumbre inicial sobre el coronavirus ha dejado paso a algunos patrones comunes. “La experiencia nos dice que si los pacientes no mejoran en 48 horas acabarán intubados”, asegura Esquirol, que repasa un año intenso de vivencias y emociones trágicas. “Todos pusimos mucha voluntad y esfuerzo al principio. Entrábamos a las 7.30 y salíamos a las nueve de la noche. Quien tenía hambre comía algo; y quien no, se iba directamente a la cama. Estuvimos dos meses así, y no sé si lo volveríamos a hacer”, admite. El desgaste del día a día se desprende en cada una de sus palabras. “Emocionalmente gasta mucho, pero gasta más ver la indiferencia de algunos cargos. Nos ha faltado humanidad”, dice.

La cronificación de la presión en las UCI llega a las puertas de un posible repunte la próxima semana, como explica una fuente del BioComSC, el grupo de investigación de la UPC que realiza proyecciones de la pandemia. El desconfinamiento comarcal y la llegada de la Semana Santa preocupa a los expertos. “A medida que se relajan las medidas aumenta la transmisión”, sintetiza Mancebo, “y con ella aumentan las infecciones y los muertos”, añade.

El sector admite la dificultad de encontrar el punto intermedio entre la actividad social y económica y la prudencia sanitaria. “Entiendo que se busque un equilibrio y la normalidad”, comparte Máñez, “pero este equilibrio no lo ha encontrado nadie. Ahora la vida es prácticamente normal, y esto tiene un impacto”.

Esquirol admite que ha dejado de seguir la actualidad por “higiene mental” y reclama prudencia a la población. “Algunas personas a veces piensan que la covid no va con ellos hasta que no se encuentran aquí ahogándose. Es como el que piensa que nunca tendrá un accidente de coche”, resume.

La Generalitat ya avisó de que actualmente se están repitiendo patrones previos al auge de la segunda y la tercera ola. Una cuarta ola, aseguró el director del CatSalut, Adrià Comella, podría añadir 400 pacientes críticos más en las UCI catalanas.

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Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

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