Una gala de los Premios Gaudí contrarreloj, con humor y reivindicativa
La presidenta de la Academia del Cine Catalán, Isona Passola, exigió a los políticos que ayuden al sector y Carme Elies dedicó su galardón a los presos por haberse “expresado en libertad”
La covid planeaba ayer sobre el Auditori del Fòrum CCIB. Los asistentes a la gala de los XIII Premios Gaudí tuvieron que pasar pruebas PCR antes de comenzar. A la ceremonia, que se adelantó a las 18:45 horas por el toque de queda, solo pudieron acudir 700 invitados, el 30% del aforo del auditorio del Fòrum del CCIB. Todos cumplieron con las medidas de seguridad sanitarias estipuladas. Entre los presentes, el vicepresidente en funciones de presidente de la Generalitat, Pere Aragonès; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; la presidenta del Parlament, Laura Borràs, o la consejera de Cultura de la Generalitat, Àngels Ponsa.
La gala, cargada de ironía y dirigida por Enric Cambray, de El Terrat, fue desde el principio una carrera contrarreloj para no alargarse. El dead line era el inexcusable Telenotícies de TV3, cuya sintonía fue la que sonó cada vez que algún premiado se pasaba en el minutaje. El humor, ese gran instrumento de crítica, hilvanó una ceremonia en la que, desde la entrada con el “accidente” del presentador, Josep Maria Mainat, que se desplomó y no pudo ejercer, discurrió ágil y (¡se consiguió!) en su horario.
El espectáculo, retransmitido en riguroso directo por TV3, estuvo dedicado a las salas de cine y denunció la situación “paupérrima” (palabra de Isona Passola, presidenta de la ACC) del cine en catalán. Una situación muy seria enfocada desde el lado positivo por Elisabet Casanovas y Bruna Cusí: “Dos de cada 100 espectadores en Cataluña ven cine en catalán”. Passola sí que se puso seria en su última gala (lleva ocho años en el cargo): “La pandemia no esconde el estado crítico de la industria del cine catalán”, dijo, para exigir a los políticos que entran en el Parlament que ayuden al sector.
Una de las protagonistas fue Carme Elias, que recibió de manos de su amiga y colega Vicky Peña el Gaudí de Honor-Miquel Porter 2021. “Me gusta perderme por el bosque de las emociones al crear a un personaje, como Caperucita roja”, dijo la actriz, que reveló que todos los personajes le han dejado huella y que dedicó el galardón, entre otros, a los que están encarcelados por haberse “expresado con libertad”. “Lo cor de l’home es una mar que tot l’univers no l’ompliria”, se despidió, citando a Verdaguer.
Andreu Buenafuente, indignado por asistir a una gala en horario infantil (“todos hemos tenido que venir sobrios”, se quejó) quiso rendir homenaje a Pepe Rubianes, fallecido un mes después de la primera gala de los Gaudí, en 2009: “No salió bien del todo, Pepe, pero tampoco era para ponerse así”, vino a recriminarle.
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