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Cataluña prevé abrir bares y restaurantes al 30% hasta las cinco de la tarde a partir del lunes

El Govern quiere hacer una desescalada en cuatro fases que tendrán, al menos, una duración de 15 días cada una

Una cafetería cerrada en Barcelona.
Una cafetería cerrada en Barcelona.David Zorrakino (Europa Press)

Cataluña prevé reabrir bares y restaurantes a partir del próximo lunes. La comunidad, instalada en una curva epidémica descendente, ha anunciado que iniciará su desescalada el próximo 23 de noviembre, y, previsiblemente, comenzará por flexibilizar las restricciones en uno de los sectores más azotados por las limitaciones en esta segunda ola: la restauración. Tras más de un mes cerrados a cal y canto, el borrador del plan de desescalada del Govern contempla que los bares y restaurantes reabran el lunes con el 30% del aforo, tanto en terrazas como en interiores, y hasta las cinco de la tarde. Esta medida, no obstante, es susceptible de algún cambio tras las reuniones del Ejecutivo catalán con el sector, matizan desde el Govern.

La consejera de Salud, Alba Vergés, anunció este lunes que Cataluña se adentraba en una desescalada “progresiva”, con varias fases que tendrían una duración de, al menos, 15 días. Vergés pidió “prudencia” y no apresurarse en la desescalada. Según fuentes del Govern, el borrador de la desescalada contempla cuatro fases para flexibilizar las restricciones. En la primera, que empezaría el lunes, además de reabrir la restauración, el documento propone también que puedan volver a funcionar al 50% los cines, auditorios, y salas de conciertos con un aforo inferior a 600 personas. También permitirá la reapertura de actividades deportivas al aire libre.

Meritxell Budó, portavoz del Govern, anuncia las medidas de la Generalitat para la hostelería. Vídeo: Europa Press

“Estamos trabajando un plan de reapertura que será en diferentes fases y en función de cómo vayan evolucionando los datos epidemiológicos, iremos abriendo. La gestión va más allá del ámbito sanitario, hay que tener en cuenta el binomio salud y economía", ha dicho este martes la portavoz del Govern, Meritxell Budó, tras la reunión del Consell Executiu. La velocidad de expansión del virus (la Rt) en Cataluña sigue bajando, pero persiste la presión asistencial. La Generalitat ha comunicado este martes 2.051 nuevos contagios, aunque la Rt sigue bajando y se sitúa en 0,76, por debajo de lo que recomiendan las autoridades sanitarias para mantener bajo control de la pandemia (menos de 1). Todavía hay, no obstante, 2485 pacientes hospitalizados, 596 de ellos en cuidados intensivos (UCI).

Según el borrador, avanzado por RAC1 y Eldiario.es, en el tercer tramo se ampliarían los aforos de la restauración al 50% y, en una tercera fase, que, previsiblemente, entraría en vigor poco antes de Navidad, la limitación de reuniones sociales a un máximo de seis personas se ampliaría a 10 personas. En la cuarta y última parte de la desescalada, explican fuentes del Govern, también se permitiría que los universitarios volviesen a tener actividad presencial (ahora toda la docencia teórica es virtual) y se ampliarían más los aforos, aunque la restauración nunca superará el 50% de la ocupación.

Lo que permanecerá inamovible, insisten desde el Govern, es el cierre perimetral de la comunidad, que no tienen previsto levantar. Está en estudio, no obstante, la continuidad del confinamiento por municipios durante el fin de semana, pero estas voces aseguran que no se levantará antes de alcanzar la tercera fase. Esto significa que no se podría viajar a segundas residencias durante el puente de la Constitución. El ocio nocturno también seguirá cerrado.

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El Govern se reunirá esta semana con los distintos sectores económicos afectados para acabar de perfilar el plan de desescalada. “Esta tarde tenemos reuniones para ver de qué manera se llevará a cabo esta flexibilización de las medidas. Si todo va según lo previsto, el Procicat [el órgano del Govern que coordina la respuesta a la pandemia] aprobaría este nuevo marco de flexibilización”, ha indicado Budó. Por lo pronto, los restauradores ya han cargado contra el plan diseñado por el Govern.

Quejas de la restauración

La propuesta de Salud choca con las demandas que había consensuado el sector de la restauración y que había entregado al consejero de Empresa, Ramon Tremosa, quien preveía defender esa propuesta en el Consell Executiu de este martes. El sector apostaba por una desescalada también por fases, pero mucho menos restringida que la propuesta por Salud. Así, para la primera fase de reapertura se apostaba por aforos que oscilaran entre el 30% y el 50% en el interior de los establecimientos en función de que se pudieran conseguir distancias de seguridad de dos metros entre mesas. En las terrazas, según esa misma demanda, se permitiría un 100% del aforo si se aseguraba la distancia entre mesas y el horario de apertura se alargaría hasta las 23.00.

A partir del 9 de diciembre se entraría en una fase con más libertad (entre el 50% y el 75% del aforo en el interior) y a partir del 7 de enero no habría restricciones de aforo en el interior.

“Ni hablan con nosotros ni con la consejería del sector”, se ha quejado Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, al conocer la propuesta del Departamento de Salud, tras lo que ha asegurado sentir “sorpresa e indignación”. El sector de la restauración ha mostrado hoy su unidad y su desesperación en un acto conjunto en la Casa Llotja, en el que se ha acabado denunciando que la Generalitat “no ha mostrado la sensibilidad necesaria” y se ha optado por un escenario de “tierra quemada” para el sector.

Cautela en la desescalada

Los expertos consultados, por su parte, coinciden en que es demasiado pronto para pensar en desescalar las restricciones sociales. La curva epidémica todavía está muy alta, los contagios se cuentan por miles y la transmisión no está, ni de lejos, controlada. “La presión para tratar de reactivar la situación económica es enorme y se pueden cometer errores de ir demasiado deprisa en la desescalada. La incidencia acumulada está muy alta y no se puede ir a una reapertura alegre porque tenemos 12 provincias con más de 800 casos por 100.000 habitantes”, advierte Daniel López-Acuña, exdirector de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los epidemiólogos coinciden en que el escenario ideal para iniciar una desescalada sería cuando la incidencia media estuviese por debajo de 50 casos por 100.000 habitantes y la positividad de las PCR, por debajo del 5% (ahora está en el 12,3%). “Nos va a tocar mantener restricciones durante meses, probablemente hasta el verano. El grueso de las medidas, como las restricciones de aforo, la prohibición de encuentros de más de seis personas o el toque de queda, tendrán que mantenerse. No se puede hacer una desescalada como la de la primera ola, animando a todo el mundo a reencontrarse”, señala Salvador Peiró, epidemiólogo de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana.

Los expertos insisten en la necesidad de evitar precipitaciones en la desescalada. López-Acuña pide “cautela y parsimonia”. Sin prisas. “Tiene que ser progresivo, esperar 15 días a ver si se producen rebotes”, apunta.

Más contundente se muestra, sin embargo, Rafael M. Ortí Lucas, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. “Con 500 casos por 100.000 no somos capaces de controlar la situación epidemiológica. Es el momento de reforzar la estructura de salud pública y hacer comunicación sanitaria a la ciudadanía, pero hasta que no se pueda garantizar un control del nivel de transmisión y que se pueda rastrear y ordenar cuarentenas a cada caso que se detecte, no se puede desescalar. No deberíamos confiarnos”, zanja.

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