Los cines Texas de Barcelona cierran definitivamente por la crisis sanitaria
Las salas del barrio de Gràcia registraban una buena afluencia de público y un movimiento vecinal luchará por su supervivencia
Era la última sala que quedaba por abrir en Barcelona después del estado de alarma y ya no lo hará. Los cines Texas, que se reabrieron en el espacio que ocupaban los antiguos cines Lauren Gràcia hace seis años, en septiembre de 2014, gracias una iniciativa del director de cine y productor Ventura Pons, han anunciado su cierre definitivo después de meses capeando contra una crisis económica a la que se sumó la crisis sanitaria por el coronavirus, según ha adelantado este viernes el rotativo L’independent de Gràcia. “La pandemia ha sido el detonante”, comenta a El País Ricard Almazán, director y programador de las salas. “Ya antes del confinamiento las cosas no iban bien y el cierre era ya un secreto a voces que se ha concretado”.
El cineasta catalán dejó la gestión de los cines el pasado mes de marzo, cuando se tuvieron que cerrar por el confinamiento decretado por el Gobierno para luchar contra la expansión del coronavirus y, cuando por fin, en el mes de julio, pudieron abrir las salas de cine, el Texas siguió cerrado. “Había un problema monetario evidente”, dice Almazán. Este problema, posiblemente, no deriva de la marcha de los cines de Barcelona. “Los otros proyectos de Ventura Pons no habían funcionado y, de alguna manera, nosotros pagamos una deuda de terceros”, dice Almazán, en referencia a las iniciativas de Ventura Pons con los cines Las Vegas, de Figueres, y Texas, de Valencia, que no han funcionado.
Los Texas del barrio de Gràcia, en cambio, se habían convertido en un lugar casi de culto para muchos barceloneses: “La asistencia media era de unos 4.000 espectadores a la semana, lo cual está muy bien”, explica el programador. De hecho, se ha levantado un movimiento vecinal que se propone luchar contra el cierre de las pantallas. Ahora toca estudiar si hay posibilidades de volver a abrir pero la coyuntura no es la más propicia: “Es un mal momento, claro”, reconoce Almazán. “Pero esta movilización social demuestra que los cines son un activo cultural y es un apoyo muy importante para tratar de seguir y encontrar a alguien dispuesto a hacerlo”.
En la programación de los Texas se apostó por precios económicos (tres euros la entrada) y por reposiciones y la fórmula funcionaba. “De alguna manera, en esta época en que los títulos de estreno duran muy poco en cartelera, dábamos una segunda oportunidad a muchas películas y la gente lo agradecía. Nuestro cierre hace daño a muchos aficionados”. El compromiso con la lengua, al ofrecer películas subtituladas al catalán, también ha sido uno de los logros de estos seis años de cine en el barrio de Gràcia.
El cierre de salas de cine está siendo una de las consecuencias inmediatas de la crisis del coronavirus. Los Texas acompañan, de momento, a los Meliès en Barcelona, los Arinco en Palamós o El Punt en Cerdanyola, que no han podido soportar los meses de cierre y han bajado definitivamente el telón.
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