El PDeCAT explota su poder territorial para mantener el pulso con Puigdemont
El 'expresident' no ha roto el carnet de la formación pese a anunciar la creación de un nuevo partido
El pulso entre la dirección del PDeCAT y el expresidente Carles Puigdemont va más allá de la marca Junts per Catalunya, que ambos reivindican como propia. En liza también están los derechos electorales, la implantación territorial, las subvenciones y las facilidades que permite tener el poder en instituciones como la Diputación de Barcelona. Allí, a diferencia del Parlament, el Congreso o el Ayuntamiento de Barcelona, los fieles al líder neoconvergente David Bonvehí son mayoría. Pese a todo, el eurodiputado aún no ha roto su carnet como militante del PDeCAT.
La resaca del anuncio de Puigdemont de crear un nuevo partido, que verá la luz el próximo 25 de julio, mostró que la lucha por el uso de la marca Junts per Catalunya -propiedad material del PDeCAT pero intelectual del entorno del expresident - será dura. La diputada Elsa Artadi, una de las promotoras de la nueva formación, defendió poder utilizarla. “Todo el mundo sabe que Junts per Catalunya es Puigdemont”, explicó la también actual jefa de filas de Junts en Barcelona.
Pese a la presión, la dirección del PDeCAT insiste en que la marca está registrada a su nombre y que piensa usarla en los comicios. En teoría, cuando se puso en marcha para el 21-D, uno de los acuerdos era que una parte no podría utilizarla de manera unilateral. El argumento legal, de momento, ayuda a los de la formación heredera de Convergència.
Pero la lucha no para ahí. Bonvehí está rodeado de algunos de los alcaldes más importantes (y más votados) de la formación y ese poder local e implantación en el territorio, una base clave en la historia de los equilibrios de Convergència comandada por Pujol, también están en juego. En la batalla de manifiestos de la semana pasada se pudo ver cierta correlación de fuerzas. El pulso de Bonvehí para evitar disolverse lo respaldan, entre otros, los alcaldes de Igualada, Marc Castells; Mollerussa, Marc Solsona; Martorell, Xavier Fonollosa; Reus, Carles Pellicer, y la alcaldesa de Calella, Montserrat Candini. También firmaba el presidente de la Associació Catalana de Municipis y alcalde de Deltebre, Lluís Soler. Castells, tras la relevancia que adquirió en la gestión de la pandemia de la covid-19, jugará un papel importante.
El futuro de La Crida
Aunque el problema no es solo de caras. La continuidad de un PDeCAT mermado por una posible caída en la militancia y altos cargos, sin embargo, parecería asegurada sobre el papel. Contaría con los recursos y los derechos electorales para poder hacer campaña y con cierto protagonismo, por ejemplo, en la Diputación de Barcelona, donde gobierna con el PSC. En esta institución, a diferencia del Parlament o el Congreso, los fieles a Bonvehí son mayoría. De los siete representantes, solo Ferran Mascarell y Carmela Fortuny han dado su apoyo a Puigdemont. Mascarell nunca dejó el acta pese a estar en contra del pacto con el PSC, argumentando que no renunciaría a un altavoz político para sus ideas.
La operación planteada por Puigdemont y su entorno recuerda mucho a la que hace dos años se hizo con La Crida Nacional, el movimiento con el que el expresident quería aunar todo el independentismo. Aunque es una asociación (con unos 7.000 asociados que pagan su cuota, explican desde la dirección) también se registró como partido, pero nunca se utilizó. Su presentación, en el Ateneu Barcelonès, se hizo justo antes de la asamblea en la que se defenestró a Marta Pascal. Ella acudió a la presentación en el centro cultural y tuvo que sentarse muy lejos de la primera fila.
Esta vez, Bonvehí y los suyos parecen destinados a dar la batalla. El rol de La Crida en el futuro espacio también está pendiente de resolución. Un tercio de los miembros de la dirección política de la asociación apoyan la creación del nuevo partido. Por lo pronto Toni Morral, su secretario general, quiere que los asociados voten cuál será el paso a seguir.
Puigdemont aún milita en el PDeCAT
Más de 24 horas después de anunciar la creación de un nuevo partido, el expresidente Carles Puigdemont sigue militando en el PDeCAT. Un portavoz de la formación explicó que no han recibido ninguna petición por parte del también eurodiputado para darse de baja. Tampoco han hecho lo propio los exconsejeros que se encuentran en prisión y que se alinearon con Puigdemont. El entorno del expresident defiende que se trata de una manera de no cerrar las puertas a nadie de la nueva formación. El PDeCAT no permitirá la doble militancia, según publicó El Periódico.
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