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El teatro vuelve al teatro

La Sala Beckett recupera ‘La morta de Pompeu Crehuet’, suspendida en marzo por el coronavirus, mientras las salas pequeñas anuncian movimientos para septiembre

Xavier Bertran da "vida" al fantasma de Pompeu Crehuet.
Xavier Bertran da "vida" al fantasma de Pompeu Crehuet.Sala Beckett

“Ese confinamiento era la cosa más antiteatral del mundo, yo me encontraba desubicado, perdido…” dice ahora Toni Casares, director de la Sala Beckett, en referencia a las primeras dos semanas (“las peores”) del estado de alarma. Superadas las fases de restricciones, solo queda una: mantener la distancia de seguridad entre espectadores, lo que equivale a un 50% de ocupación de la sala como máximo (además de todas las medidas de protección, como el uso de mascarillas o la aplicación de geles hidroalcohólicos). En tales condiciones, la mayoría de las salas de Barcelona todavía no han abierto por la sencilla razón de que no les sale a cuenta económicamente. Empieza, tímidamente, el deshielo, pero el teatro sigue pagando el coronavirus.

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La Beckett decidió subir el telón ya: “Entiendo que las salas privadas no abran hasta poder disponer del 100% de su aforo”, reconoce Casares. “Pero al ser la Beckett una fundación privada pero con un 50% del presupuesto proveniente de ayudas institucionales, consideramos que debíamos asumir el reto de abrir las puertas”. El director de la sala considera que no se trata de hacer taquilla, evidentemente, sino de asumir un compromiso social. Las grandes salas públicas (TNC, Lliure, Mercat de les Flors) también recuperan esta semana el teatro en vivo dentro de la programación del Grec.

La morta de Pompeu Crehuet fue la última obra de teatro de texto en sucumbir al coronavirus en Barcelona y ha sido la primera en superarlo. “Fuimos la última sala en cerrar y somos la primera en abrir”, confirma Casares (con permiso de La Gleva), que recuerda que, de alguna manera, fueron conejillos de Indias de aquella fórmula efímera de reducción del aforo de los teatros a una tercera parte. Este miércoles, la sala “se llenó” en la vuelta de aquella obra que quedó colgada por la urgencia del momento y que estará en cartel hasta el 19 de julio: en realidad, con todas las entradas vendidas (lo están para las dos siguientes semanas), de las 200 butacas de la sala de abajo se han ocupado algo más de 50. “Es cuestión de distancia, más que de porcentaje”, subraya Casares. “Al principio pusimos 30 entradas a la venta, para curarnos en salud ante una situación que cambiaba casi día a día. Al final subimos esa cifra, pero en cada función colocamos a la gente de una manera distinta: a cada espectador se le acompaña a donde le toca sentarse. Esto nos permite humanizar de alguna manera la situación, porque si viene gente de un mismo núcleo familiar se pueden sentar juntos”.

Antes de la función, Toni Casares, discretamente, quiso hacer una dedicatoria a las víctimas de la “amenaza de muerte y de miedo” que hemos vivido, justo en la temporada en la que la Beckett tenía como eje principal la muerte, con su ciclo Memento mori. Siguió ese juego, divertido e intenso, que propone Marc Crehuet en La morta de Pompeu Crehuet y que rebasa los límites del espacio, del tiempo y de la imagen, con proyecciones, apariciones y viajes temporales. El director juega con su propia experiencia, convirtiéndose a sí mismo en protagonista (en las carnes de Frances Ferrer) de las paranoias que lo llevan a querer superar una presunta maldición familiar: la de su bisabuelo, Pompeu, que llenó el Romea y hasta teatros de Madrid en 1904 con un drama rural, La morta, pero que después cayó en el olvido más absoluto. ¿Le pasará a él lo mismo? Después de todo, el Crehuet bisnieto también triunfó con El rei borni, de la que hizo hasta una película, pero… han pasado siete años y no querría que se eternizasen.

Otra sala que desafía el desconfinamiento es la de Biblioteca de Catalunya. El espacio teatral de La Perla 29 el lunes reabrirá con Assedegats, una obra de Wajdi Mouawad que dirige Oriol Broggi y que habían empezado a estrenar antes del estado de alarma. La puesta en escena inicial se ha alterado ligeramente dando gran importancia al audiovisual: habrá interacción entre los tres protagonistas (Guillem Balart, Sergi Torrecilla y Carla Vilaró), en el escenario, y otros actores como Clara Segura, Ivan Benet o Xavi Ruano, que aparecerán en distintos vídeos. Igualmente se podrá ver proyectada en las paredes de la sala mucha realización audiovisual que se realiza en directo.

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Grandes teatros privados, como los del Grupo Focus –Romea, Goya, Villarroel y Condal– no tienen previsto abrir sus puertas, por lo menos, hasta septiembre. Y las salas pequeñas, que como todos los agentes del sector han estado trabajando por mantener vivo el teatro a pesar de mantener sus puertas cerradas, siguen a la expectativa de la situación social. De momento, espacios emblemáticos de la ciudad, desde el Maldà hasta el Antic Teatre, pasando por la Flyhard, el Tantarantana, La Gleva, la sala Atrium, la Fènix, la Badabadoc, el Teatre Akadèmia, la sala Versus…, se asoman al Grec en Teatres de proximitat, una iniciativa que contempla entrevistas virtuales, radioteatro, seminarios, mesas redondas o videoarte.

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Sobre la firma

Toni Polo Bettonica
Es periodista de Cultura en la redacción de Cataluña y ha formado parte del equipo de Elpais.cat. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la sección de Cultura de Público en Barcelona, entre otros medios. Es fundador de la web de contenido teatral Recomana.cat. Es licenciado en Historia Contemporánea y Máster de Periodismo El País.

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