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EN MARCHA CONTRA EL VIRUS

Una ayuda para los que ayudan

Un grupo de 19 entidades busca reunir 60.000 euros en un fondo para colectivos sociales

Un trabajador de la cooperativa Mensakas, frente a la Casa de Cádiz.
Un trabajador de la cooperativa Mensakas, frente a la Casa de Cádiz.EL PAÍS

Las entidades solidarias también necesitan ayuda en algún momento, especialmente en tiempos convulsos. Con el objetivo de sostener y apoyar a las organizaciones que llevan a cabo distintas iniciativas durante la pandemia, un grupo de 19 entidades sociales se ha unido para crear el Fondo para la emergencia social y sanitaria, que busca reunir 60.000 euros. “Nos hemos unido para compartir fuerzas y experiencia y crear una caja de resistencia para las iniciativas solidarias que están dando respuesta a la crisis de la covid-19, pero que no tienen recursos”, explica Maritza Buitrago, de la Fundació Coop57, una de las entidades impulsoras del fondo.

De este importe, 30.000 ya lo han logrado gracias a una donación de la Federación de cooperativas de trabajo, pero el resto esperan reunirlo a través del portal goteo.org, de micromecenazgo. De unas 80 propuestas de proyectos recibidas, han seleccionado 26 relacionadas con la distribución de alimentos, la elaboración de ropa para sanitarios, reparaciones domésticas o proyectos tecnológicos. “La gente que ayuda también necesita ayuda”, resume Buitrago.

La cooperativa Mensakas, creada en 2018 por extrabajadores de Deliveroo, es una de las participantes en el fondo. Con el estallido de la crisis sanitaria han centrado su actividad en el reparto de cestas de alimentos ecológicos, en colaboración con cooperativas de consumo o asociaciones de agricultores. También llevan la comida preparada por la empresa Les tres a la cuina hasta la Casa de Cádiz, el albergue ocupado por personas sin hogar. Además, se encargan de suministrar la materia prima a los voluntarios que fabrican mascarillas, y después las distribuyen.

Estas semanas no daban abasto y pidieron 2.000 euros para poder comprar una nueva bicicleta de carga. “Tenemos personal, pero no vehículos. Tener una bicicleta más nos permite combinar el trabajo remunerado con el altruista, es una forma de ayudar a proyectos sociales y de poner un granito de arena en esta crisis sin caer en ella”, valora Nuria Soto, miembro de la cooperativa.

La empresa de catering Abarka es otra de las aspirantes. Nacieron en 2018, están especializados en comida africana y sirven a entidades sociales como SOS Racismo, cumpleaños de personas africanas o familias que tienen un niño adoptado. Uno de sus propietarios, Soly Malamine, explica que han solicitado 3.500 euros para lograr que no se hunda la empresa debido a las cancelaciones de eventos por la pandemia y, paralelamente, arrancar el proyecto de elaboración de comida para Health Warriors, la organización que distribuye alimentos gratuitamente entre el personal sanitario.

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También necesitados de oxígeno están en La Kuadrilla, una cooperativa creada en 2014 por trabajadores de la construcción golpeados por la crisis económica de 2008 y que se conocieron en reuniones de la PAH de Sabadell. Poco a poco reiniciaron su actividad, pero se formaron en economía social. “Decidimos trabajar con material ecológico y contratando a personas en riesgo de exclusión social”, afirma uno de sus miembros, Vicente Palomo. Con la crisis de la covid-19 han decidido echar una mano haciendo reparaciones de urgencia de agua y electricidad en domicilios de personas sin recursos, de forma gratuita. La cooperativa aspira a lograr 1.500 euros del fondo “para pagar impuestos y sobrevivir hasta que se reinicie la actividad normal”, añade Palomo.

Modelo económico

Pero todas las entidades esperan que no se vuelva a la normalidad conocida hasta ahora. Piden que la sociedad reflexione sobre los problemas que ha hecho aflorar la pandemia y que esta sirva para cambiar el modelo económico por otro que priorice las personas y la sostenibilidad. “El virus ha unido a gente que nunca habríamos imaginado para crear cosas. Todo se basa en el voluntariado y cada uno aporta su punto fuerte. Se ve la humanidad de la gente y que podemos hacer las cosas bien”, reflexiona Malamine. “Este es el principio de un cambio revolucionario en la economía y la sociedad: pasar del capitalismo que devora a la sociedad, para poner a las personas por delante. No hay un futuro mejor que uno en que la economía sirva para las personas”, remacha Palomo.

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