El coronavirus genera un déficit de 300 millones en el presupuesto de Barcelona
El Ayuntamiento quiere captar pisos turísticos para convertirlos en vivienda de alquiler
La factura de la crisis de la covid-19 será tremenda en las arcas del Ayuntamiento de Barcelona. Si hace un par de semanas la alcaldesa Ada Colau revelaba que el consistorio había dejado de ingresar 200 millones de euros en impuestos y tasas, el concejal de Presupuesto, Jordi Martí, ha informado este miércoles de que el déficit ya se eleva a 300 millones. Es justo un 10% del presupuesto de 2020, que batía un récord histórico y se situaba en 3.000 millones, en parte gracias al aumento de tasas e impuestos. El déficit obligará a buscar otros ingresos, aplazar inversiones y analizar el gasto corriente para ver dónde se puede recortar.
El déficit, precisa Martí, se debe a la caída de ingresos, pero también a la caída de las aportaciones de servicios concesionados (como centros cívicos o polideportiovs), al déficit que también registran empresas municipales y al gasto extraordinario del consistorio para afrontar la alarma (sobre todo ayudas extraordinarias en servicios sociales, que van camino de triplicarse). La cuestión de las finanzas municipales ha protagonizado en parte el pleno ordinario de abril, celebrado solo con Colau y tres concejales de su Gobierno en el edificio consistorial y el resto de ediles interviniendo desde sus casas. La alcaldesa, además, se ha encontrado mal y ha abandonado el pleno en el tramo final de la sesión.
El plenario ha comenzado en buen tono, casi de tregua entre gobierno y oposición, en cuestiones como la necesidad de alcanzar un pacto de ciudad para que Barcelona salga de la crisis. Por unanimidad por ejemplo, se han votado dos proposiciones: a favor del consenso y el diálogo sobre el futuro de la ciudad a iniciativa de Junts per Catalunya; y también sobre la necesidad de reforzar los servicios sociales, impulsada por ERC. Pero las discrepancias han aflorado en cuestiones como la fiscalidad: toda la oposición salvo ERC sigue pidiendo una rebaja de impuestos y tasas municipales; y los comunes y el PSC siguen negándose. Se muestran dispuestos a aplicar bonificaciones o retrasar pagos, pero no a eliminar impuestos que, recuerdan, cuestan mucho de aprobar.
Mesa de trabajo con el Ayuntamiento de Madrid
Entre las proposiciones que han salido adelante, la del grupo municipal de Barcelona pel Canvi, liderado por el ex ministro francés Manuel Valls, que pide un la creación de una “mesa de trabajo entre los Ayuntamientos de Barcelona y Madrid, con la participación del Área Metropolitana, para la recuperación económica después del coronavirus, buscar sinergias, cooperar y sumar esfuerzos en políticas de turismo, cultura, comercio, digitalización y empleo”. “Juntas las dos ciudades pueden ser más fuertes y podrán hacer más cosas, competir es estimulante pero cooperar también”, ha defendido Valls, que ha contado con el apoyo de los partidos del Gobierno, PP y Ciutadans.
El primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, ha apoyado la iniciativa pero ha revelado que el pasado 19 de marzo se creó un grupo de cooperación que lideran él mismo y la concejal Begoña Villacís y en el que participan gerentes de las áreas de economía, derechos sociales, gerencia de recursos y territorios. Collboni ha reivindicado que desde el inicio de la crisis Barcelona participa en varias iniciativas de gobiernos locales, también a nivel internacional “y al margen de los colores políticos del gobierno de cada ciudad”.
Durante el pleno, y a raíz de un ruego de ERC, la concejal de Vivienda, Lucía Martín, ha explicado que el gobierno está buscando fórmulas para captar pisos turísticos e incorporarlos al parque de alquileres a precio asequible de la ciudad. Martín se ha enzarzado con la edil republicana Eva Baró, que instaba al gobierno a exprimir las posibilidades de las normas sobre las licencias de viviendas de uso turístico para retirarlas. “Quien tiene la competencia en turismo es su gobierno”, ha respondido Martín en referencia al Govern.
Barcelona pide que se obligue a llevar guantes y mascarilla en el metro y los buses
La concejal de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Rosa Alarcón, ha pedido hoy que el protocolo sobre el uso del transporte público durante la fase de desconfinamiento contemple la obligatoriedad de que los pasajeros lleven obligatoriamente guantes y mascarilla. El anexo número dos del plan de medidas de vuelta a la normalidad presentado ayer por el presidente Pedro Sánchez contemplaba la "recomendación alta de mascarilla
en transportes públicos y todo tipo de actividades fuera del hogar".
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