Barcelona dobla las ayudas sociales diarias durante la crisis del Covid

El área de servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona lleva gastados 6,5 millones extraordinarios desde que se declaró el estado de alarma para frenar el avance del coronavirus, se cerraron escuelas y equipamientos y la gente se quedó en casa. La mayor parte corresponde a los dispositivos para alojar a personas sin hogar o vulnerable y ayudas económicas. Solo en ayudas de emergencia, la cantidad que el Ayuntamiento destina cada día se ha doblado: ha pasado de 30.000 euros a 65.000, sobre todo ingresos a familias para comprar alimentos.

Desde que se decretó el estado de alarma a mediados de marzo el Ayuntamiento ha atendido a 17.000 personas, que suponen una quinta parte de todas las que se atienden en un año en condiciones normales. Además, de estas 17.000, 6.000 no habían acudido antes a estos centros o bien llevaban más de un año sin necesitar hacerlo.

Las ayudas alimentarias extraordinarias alcanzaron las 3.000 a finales de la semana pasada. Las están recibiendo familias que se han quedado sin ingresos de un día para otro y no tenían el colchón de unos ahorros. Los menores de familias con rentas bajas que tienen becas comedor disponen ahora de una tarjeta cargada con cuatro euros diarios, insuficientes para las necesidades del resto de la familia.

De ahí que los centros de servicios sociales estén recibiendo peticiones de ayudas económicas, en un 90% para alimentación. Las que con mayor frecuencia están otorgando son, de 100 o 200 euros al mes, en función de la situación de cada familia. Pero también se facilitan ayudas para otras situaciones urgentes: básicamente emergencias vinculadas con la vivienda, como cantidades para realquileres que se pagan en efectivo, o para medicación.

Desde el 16 de marzo el consistorio mantiene abiertos nueve centros de servicios sociales (casi uno por cada uno de los 10 distritos). Atienden presencialmente con cita previa o también telefónicamente. Los que más demanda tienen de atención son los de los distritos que concentran los barrios con menores rentas (Nou Barris y Sants – Montjiuïc), pero también el de Ciutat Vella. La segunda semana del confinamiento el centro del Raval registró enormes colas de personas que sobreviven de la economía sumergida que genera la presión turística en el centro de la ciudad: manteros, lateros, conductores de triciclos turísticos o migrantes en situación irregular. Una situación que llegó a originar efecto llamada de otras ciudades metropolitanas (con colas de 400 personas al día) y ante la que el consistorio tuvo que reaccionar con más personal y voluntarios.

Sobre los dispositivos para personas sin hogar (680 camas en total), el de mayor envergadura es el que se ha ubicado en un pabellón de Fira de Barcelona, en Montjuïc (225 plazas); pero se han habilitado centros de más pequeños solo para mujeres (72), o para sin techo que tienen síntomas de coronavirus (30) o que tienen adicciones (70). También se ha dispuesto un centro donde estos perfiles pueden comer, lavar ropa o asearse.

Otro de los servicios que ha incrementado mucho es el de comidas a domicilio que se reparten entre personas mayores que antes comían en equipamientos que ahora están cerrados o a vecinos con rentas bajas que acudían a comedores de entidades sociales que se han visto obligadas a cerrarlos porque no cumplían con los requisitos sanitarios necesarios. Cada día se reparten 6.200 comidas, un 67% más que antes de que el Covid pusiera la ciudad patas arriba.

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