Una segunda vida para el ordenador
Entidades impulsan recogidas de dispositivos de segunda mano para donarlos a alumnos sin recursos para que puedan seguir las clases a distancia
Dar una segunda vida a los ordenadores en desuso llevándolos a familias que no pueden permitirse comprar uno. Con esta idea, Jordi Ros viajó a Guatemala hace 15 años. Aprovechó que estaba en California haciendo el doctorado como ingeniero de telecomunicaciones para llevar ordenadores de segunda mano a una escuela. Entonces decidió crear la plataforma Labdoo para conectar donantes de dispositivos y personas que los necesitaban. Desde entonces, la plataforma ha suministrado portátiles a más de 1600 escuelas de unos 130 países. Con la pandemia han decidido aprovechar su experiencia para hacer acopio de unos mil ordenadores y llevarlos a aquellos alumnos sin recursos para que puedan seguir las clases a distancia durante el resto del curso. “Una de las consecuencias de la Covid-19 es que está acentuando la brecha digital y los niños sin acceso a la tecnología están en desventaja. Por eso lo que hacemos es ayudar en lo que podemos, la demanda es muy grande”, asevera Ros.
Hace una semana que han empezado la campaña para recoger ordenadores para esta causa. Desde entonces y hasta ayer han recibido unas sesenta donaciones, pero peticiones de medio millar de ordenadores. Las personas que quieran donar sus ordenadores o tablets antiguas lo comunican a través de la página web de Labdoo, la plataforma lo recoge y le asigna un código (que el donante podrá rastrear para saber el destino de su dispositivo), un equipo de voluntarios limpia los equipos e instala programas educativos y finalmente lo entregan a aquellos peticionarios, que también lo han solicitado previamente en la web. “Así se garantiza la trazabilidad y la transparencia”, resume Ros.
En una línea parecida, la fundación Surt, dedicada a la asistencia y formación de mujeres en situación de riesgo, también ha iniciado una recogida de ordenadores portátiles y tablets para este colectivo de alumnos más desfavorecidos. Esther Ramos es la coordinadora del área de Empoderamiento Económico de Surt. Dirige un programa de ayuda a 200 mujeres para su formación económica y laboral. La gran mayoría viven en condiciones de exclusión: el 65% no gana más de 400 euros mensuales.
Ramos explica que en las últimas semanas habían llamado a las mujeres del programa para saber qué necesidades les estaba comportando el confinamiento. Surt recibió cuarenta respuestas que coincidían en la necesidad de equipos informáticos para que los menores puedan seguir las clases. Otro inconveniente que encontraron es la ausencia de acceso a internet en muchos de estos hogares. La fundación estudia aportar alternativas, como conexiones móviles de teléfono o incentivar el movimiento ciudadano de compartir conexiones wifi entre vecinos.
Para minimizar la brecha digital y asegurarse de que todos los alumnos podrán seguir las clases a distancia después de Semana Santa -el tercer trimestre será eminentemente virtual, ya que es posible que las escuelas no reabran este curso-, Educación ha puesto en marcha una encuesta para contabilizar los alumnos que no disponen de dispositivos tecnológicos o de acceso a internet. Pero los resultados no se esperan hasta pasadas estas fiestas. Entonces, el Departamento verá si puede solventar la carencia con los recursos que hay en los centros o tiene que comprar nuevos.
Ante esta demora, algunos ayuntamientos han tomado las riendas, han hecho este recuento en sus municipios y han repartido los ordenadores necesarios. Es el caso de Sant Julià de Ramis (Gironès), donde se han detectado 11 de estos alumnos. “Las escuelas y los institutos han facilitado los ordenadores a este alumnado, pero como no tenían conexión a internet, el Ayuntamiento ha comprado pens para que se puedan conectar”, explica su alcalde, Marc Puigtió.
El Ayuntamiento de Hostalric (Selva) también ha donado cuatro ordenadores al instituto del municipio. Y en Sitges han iniciado una campaña para recoger dispositivos para los 91 alumnos detectados con necesidades y una empresa está donando tarjetas de conexión para 41 alumnos sin internet. El Ayuntamiento también promueve que particulares abran sus wifis si detectan alumnos vulnerables en el vecindario, una iniciativa que se está replicando en muchos municipios. “Mucha gente quiere ayudar y hay que aprovechar la oleada de solidaridad para actuar rápido”, remata Aurora Carbonell, alcaldesa de Sitges.
Reciclar mejor que comprar
Nombre. Jordi Ros (44 años) y 4.000 voluntarios más / Esther Ramos (54 años).
Profesión. Ingeniero de telecomunicaciones / Trabajadora social.
Qué hacía antes de la crisis. Enviábamos portátiles educativos por todo el mundo utilizando viajeros / Coordinaba el área de empoderamiento económico para mujeres de la Fundación SURT.
Qué hará cuando acabe la crisis. Servir la creciente demanda de portátiles que hay en las escuelas de Cataluña / Ramos: “Continuaré con la misma dedicación. Las necesidades que derivan de la desigualdad y de la pobreza serán las mismas, aunque ahora seremos más conscientes de que el acceso a la tecnología es un derecho fundamental”.
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