Salvar al ‘soldado librero’ del coronavirus
La plataforma ‘on line’ Llibreries Obertes promueve una compra avanzada de libros para dotar de liquidez ahora a las tiendas cerradas por la crisis
Cada día laborable de marzo del pasado año se vendían en Cataluña una media de 30.785 libros (800.412 ejemplares en todo el mes). Desde hace poco más de una semana, prácticamente ni uno porque las librerías están cerradas por el estado de alarma decretada ante la pandemia del coronavirus. Su principal problema aquí y ahora, especialmente para las de proximidad y en uno de los meses clave de ventas, es que necesitan liquidez con que afrontar alquileres y liquidaciones de impuestos, vender para poder seguir vivas y levantar la persiana cuando la crisis amaine y que ahora afrontan ya algunas con los primeros ERTE. Suplir esas compras que no están llegando estos días, hacerlas hoy en diferido, es el objetivo de la campaña de micromecenazgo Llibreries Obertes que el grup Som, la cooperativa catalana de contenidos culturales (Sàpiens, Ara Llibres, Amsterdam, Bernat Metge...), junto a la consultora digital Mortensen, han arrancado para salvar al soldado librero, el que dentro del sector del mundo del libro está en primera línea de fuego.
“No podemos romper la cadena del libro, debemos autoprotegernos y en momentos excepcionales hay que tomar medidas excepcionales”, asegura Joan Carles Girbés, director editorial de Som Llibres y presidente de la Setmana del Llibre en Català. “Lo que proponemos es avanzar la compra del libro, propiciar la venta ahora, que el librero cobrará también ahora, pero que ya gestionará y liquidará cuando pueda abrir la tienda”.
El funcionamiento es sencillo: el usuario de la web llibreriesobertes.cat escoge un libro de los por ahora 6.500 títulos disponibles, tanto en catalán como en castellano, de 541 editoriales distintas; son, mayormente, novedades de 2019 y de este mismo año y abrazan todos los géneros: de novela y poesía a libros infantiles y juveniles, pasando por ensayo y cómic. El comprador selecciona su librería de cabecera y compra el libro, un montante que, sin coste alguno, recibe íntegramente la librería por parte de la plataforma. Ésta, cada lunes, les pasará un listado con los libros que se han vendido en su establecimiento y cuando la librería pueda volver a abrir, los a encargará al distribuidor y entregará el libro al cliente. Desde ese momento se retomará la normalidad del proceso de liquidación. “Con este sistema no hacemos más que avanzar el dinero a las librerías”, fija Girbés.
Hasta el momento son un centenar las librerías inscritas, tanto de Cataluña, como de la Comunidad Valenciana y de Baleares, y entre ellas hay tanto tiendas locales pequeñas como cadenas independientes (Laie) o cadenas vinculadas a grupos editoriales (La Central). Los organizadores de la plataforma esperan que tanto la oferta de títulos como de librerías se vayan ampliando a medida que se difunda una iniciativa que, externamente al menos, no muestra la participación de los gremios y asociaciones oficiales del sector. Los organizadores aclaran que sí han contactado con ellos, si bien “si hubiéramos tenido que esperar a ponernos todos de acuerdo aún estaríamos discutiendo el logotipo o el lema; para ser operativos, hemos tirado para adelante y, por descontado, lo hemos abierto desde el primer momento a todo el mundo”, asegura Josep Maria Ganyet, consejero delegado de la agencia Mortensen. Acorde con esa filosofía, se han establecido contactos también con la red digital de librerías independientes Libelista, según Roser Sebastià, vicepresidenta de Som.
La iniciativa se ha materializado en semana y media y tras esa rapidez no se esconde tampoco la necesidad del propio sector del libro de cubrir un déficit en la venta on line, especialmente para el ejemplar físico (como canal, apenas significa un 15% del total), que con la crisis del coronavirus se ha hecho aún más visible, si cabe. “Se trata de que algunos grandes jugadores del sector no sigan acaparando más espacio”, admite en esa línea Ganyet, refiriéndose tácitamente a Amazon o a la cadena Casa del Libro, que en la semana pasada facturó un 100% más que en el mismo periodo de 2019.
Si bien se trata de “propiciar las ventas de libros ahora”, como asegura Girbés --y se traduce en uno de los lemas de la campaña: “Perquè tornin a aixecar la persiana, demana els teus llibres ara!”-- , se dará la paradoja de que quienes adquieran ahora libros en esa plataforma no podrán tenerlos físicamente hasta, al menos, dentro de tres semanas, si por entonces está permitida ya la reapertura del comercio generalista. O sea, las antípodas del lo quiero ahora y lo quiero ya que promueven las nuevas tecnologías y el comercio electrónico en general. “El objetivo no es conseguir el libro ya mismo; seguro que todos tenemos un montón de ellos en casa por leer; esto no es una tienda electrónica para competir contra nadie, se trata de una campaña que esperamos efectiva para ayudar a las librerías de proximidad”, admite. Cualquier cosa, pues, para salvar al soldado librero.
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