Los disidentes de Vox son legión: Olona, Espinosa, Ortega Smith...
Un conjunto de exdirigentes y exparlamentarios sin líder reconocido mantienen posiciones críticas con Abascal pese al ascenso del partido en las encuestas


La historia de Vox desde su irrupción en Andalucía en 2018 es una historia de crecimiento. Pero también de crisis internas, descontentos y figuras descolgadas. Con el partido al alza en las encuestas, no ha cristalizado en Vox ni en sus márgenes ninguna alternativa a Santiago Abascal, pero un grupo de decepcionados con su rumbo sí mantienen una continua actividad desde posiciones críticas. Aunque no conforman una corriente organizada, hay vínculos entre ellos. ¿Quiénes son? Entre otros, los exportavoces en el Congreso Iván Espinosa de los Monteros y Macarena Olona; la expresidenta del partido en Madrid Rocío Monasterio; los exparlamentarios Víctor Sánchez del Real, Rubén Manso, Juan Luis Steegmann, Francisco Contreras y Mazaly Aguilar.
El que mayor relieve tiene es Espinosa de los Monteros. Desde su renuncia a recoger el acta tras las elecciones generales de 2023 —aislado ante el ascenso del sector más integrista del partido, que personifica Jorge Buxadé—, ha protagonizado diversos actos junto a otros críticos, como hace un año la proyección de una película que permitió exaltar las virtudes de Ronald Reagan como el tipo de líder que necesita España o en septiembre la presentación del laboratorio de ideas Atenea, del que es presidente y en el que tiene como dirigente el exdiputado Francisco Contreras. Desde Atenea, Espinosa propone a Vox un cambio de rumbo que facilite los pactos con el PP, al tiempo que teje complicidades con figuras emergentes de la ultraderecha como el agitador Vito Quiles.
A la presentación del think tank de Espinosa acudieron Rocío Monasterio, su esposa; los exparlamentarios Sánchez del Real, Rubén Manso y Mazaly Aguilar; y el diputado Javier Ortega Smith, que la semana pasada fue apartado de la portavocía adjunta de Vox en el Congreso, una decisión que culmina el proceso de distanciamiento entre él y Abascal. Si Espinosa es el más prominente de los críticos sin cargo —aunque sigue siendo afiliado—, el abogado Ortega Smith lo es de los críticos que siguen en primera fila del partido ultraderechista, ya que es diputado, portavoz en el Ayuntamiento de Madrid y dirigente.

El entorno de Ortega Smith recalca que él no lidera ninguna corriente ni grupo crítico. “Las opiniones de Javier son a título personal, no representa a nadie ni encabeza nada”, señala una fuente próxima al diputado. En efecto, ni Espinosa ni Ortega son reconocidos como referentes o líderes de los descontentos. Ni ellos, ni ningún otro. Si fueran una tropa, sería una tropa sin capitán. Lo cual no significa que se ahorren elogios al ahora exportavoz adjunto. “Es un enorme trabajador, un pilar de Vox”, afirma por teléfono sobre Ortega Smith el exdiputado por Badajoz Sánchez del Real, exvicesecretario de Comunicación de Vox, que tras no ir en las listas de las últimas generales ha vuelto a su trabajo de profesor y consultor.
En Sánchez del Real se da un rasgo extendido en este sector: el rechazo a lo que consideran un funcionamiento interno que premia la adhesión al líder en detrimento de la aportación crítica hecha desde el conocimiento. Afirma que los ya citados exdirigentes y exparlamentarios tienen algo en común: una “trayectoria profesional previa” que les aporta un trabajo al que regresar y una cultura de la profesionalidad.
Receloso ante la influencia en el partido del empresario mediático Julio Ariza y del descuido del ideario “liberal-conservador”, Sánchez del Real es comedido en sus reproches al partido en el que sigue militando, pero sí recalca que jamás nadie le dijo por qué no repitió como candidato y que a raíz de su salida ha sufrido la “ataques” provenientes de sus propias filas. El exdirigente afirma que solo busca defender las ideas que ya defendía en 2013, cuando se implicó en los movimientos que forjaron Vox. Eso también es muy extendido en todo el sector crítico: nadie declara intención de dar ninguna batalla interna.
Vox no respondió a las preguntas de EL PAÍS.
“Ideas nuevas”
Otro exdiputado distanciado del actual Vox es Francisco Contreras, que tuvo escaño por Sevilla hasta 2023. Exponente del negacionismo climático durante su etapa en el Congreso, este catedrático de Filosofía del Derecho es ahora dirigente tanto de Atenea como de NEOS, la fundación liderada por el exministro del PP Jaime Mayor Oreja, que al igual que Espinosa aspira a cambiar el rumbo de Vox para facilitar la colaboración con los populares. A diferencia de Sánchez del Real, Contreras, que en julio mantenía la afiliación a Vox, no fue apartado de las listas. Fue en la papeleta como número dos, pero no salió. En sus mensajes públicos, combina el apoyo a Vox con críticas diplomáticas a un partido para el que propone “ideas nuevas” y que se pegó —dice— “un tiro en el pie” al excluir de las listas a Rubén Manso.
Inspector del Banco de España en excedencia, consultor al frente de un despacho de servicios financieros, Manso es otro de los integrantes de este sector con galones en el mundo asociativo, en su caso como presidente del Centro Diego de Covarrubias, un laboratorio de ideas “en defensa del liberalismo cristiano”. Suele ser agrupado junto a Espinosa y Sánchez del Real en el ala liberal —o ultraliberal— de Vox, partido del que ya no es militante, explica por teléfono. No se siente parte de ningún grupo o corriente, ni tiene planes “en principio” de regresar a la arena partidista, pero sí afirma compartir con el resto de críticos un “alto interés por la política” a pesar de la “decepción” con un partido en “evidente deriva” ideológica. “Seguimos opinando, participando, apareciendo, pero desde la barrera”, señala el exdiputado por Málaga, que reivindica la valía profesional de los orillados por Abascal con una carga de profundidad: “Tener un modo de vida es un hándicap en política, donde lo que se quiere es gente cuya vida dependa del líder”.

Manso es próximo a Sánchez Real y al médico jubilado Juan Luis Steegmann, exdiputado por Madrid y exdirigente. El caso de este es diferente: fue Steegmann quien dio un portazo en agosto de 2023 al renunciar al escaño que le correspondía tras la dimisión de Espinosa de los Monteros y abandonar también la dirección nacional, todo ello antes de darse de baja del partido en 2024 por su línea “antiliberal”, “anticientífica” y próxima al “neofalangismo”. Crítico a tiempo completo con un Vox que ya no reconoce, incisivo contra el peso en el partido de Julio Ariza y de Kiko Méndez-Monasterio —asesor y amigo de Abascal—, Steegmann es blanco de ataques de parte de la ultraderecha, dentro y fuera de Vox, por su posición favorable a las vacunas durante la pandemia de covid.
Salidas y caídas
La que cayó desde más alto fue Mazaly Aguilar, cuya exclusión de la lista de las europeas de 2024 supuso la purga del cargo de mayor importancia de Vox en la UE, ya que era vicepresidenta de la Comisión de Agricultura de la Eurocámara. Enfrentada a Buxadé, jefe de la delegación europea del partido, Aguilar es abiertamente crítica con el rumbo del partido. “El Vox que yo conocí no nació para esto”, afirmó cuando el partido plantó al grupo de Conservadores y Reformistas de Giorgia Meloni y se sumó a los Patriotas por Europa de Viktor Orbán.

Antes que todos ellos protagonizó una traumática salida Macarena Olona, que tras un resultado por debajo de las expectativas de su candidatura en Andalucía en 2022 anunció su abandono de la política en plena tensión con la dirección nacional. Desde entonces, su discurso ha sido muy duro con Abascal, llegando a acusar al partido de ser una “agencia de colocación”. De Ortega Smith a Espinosa de los Monteros, pasando por Sánchez del Real, Rubén Manso, Steegmann o Mazaly Aguilar, es frecuente que quienes entran en conflicto con la dirección nacional reciban el respaldo público de Olona.
Tampoco se ha quedado corta en la crítica Idoia Ribas, que fue portavoz parlamentaria de Vox en el Parlament balear y tras abandonar el grupo en julio, con el partido en la comunidad instalado en la crisis, ha afirmado que su antigua formación es “una estafa piramidal”. Ribas es ahora presidenta de la asociación Avanza en Libertad, que aspira a implantar en toda España.

Más discreta es la posición de dos militares retirados a los que Vox fichó y que no acabaron bien. Tras ser diputado por Cádiz hasta 2023 y no repetir en las listas aquel año, Agustín Rosety abandonó Vox en febrero de este año por el “seguidismo” de Abascal a Donald Trump. “En Vox han crecido el autoritarismo y el dogmatismo”, declaró. Antonio Budiño, cabeza de lista del partido por Pontevedra en las dos generales de 2019, estalló por ser expedientado tras pedir rendición de cuentas a Abascal este año. “Los que éramos leales, cercenados; los que eran serviles, premiados”, denunció.
El politólogo Eli Gallardo, autor de El año que votamos peligrosamente (Rapitbook, 2024) y atento observador de los cambios introducidos en la política española por los nuevos partidos, subraya el hecho de que haya un puñado de críticos con Abascal que mantienen visibilidad política y atención en las redes sociales pese a múltiples factores en contra: no solo no constituyen formalmente una corriente, sino que carecen de un líder reconocido como tal, y además se oponen a la línea de un partido pujante en las encuestas. A su juicio, que a pesar de todo ello disfruten de un espacio es sintomático del “crecimiento del terreno de la ultraderecha, en el que caben cada vez más actores”.
El consultor cree que quienes hoy se esmeran en identificarse como críticos, estableciendo lazos entre sí, hacen una apuesta de futuro. “Aunque ahora no sea su momento porque las perspectivas de Vox son buenas, es importante mantenerse vivos y bien situados para una posible reconfiguración del espacio en el futuro, cuando podrían surgir opciones tanto para cambios en Vox que lleven a recuperar a antiguos dirigentes y diputados como para nuevos partidos”, sostiene
Hasta la fecha han cuajado después de Vox dos nuevos partidos en la ultraderecha, Se Acabó La Fiesta (SALF) y Aliança Catalana, que han logrado representación en la Eurocámara y el Parlament, respectivamente. Pero de momento no han conseguido despegar los montados por antiguos miembros de Vox decepcionados con su rumbo. Y eso que no han sido pocos intentos. Hay al menos seis casos: Caminando Juntos —el de Macarena Olona—, TúPatria, España Suma, Valores, Juntos por España y Libres. Ninguno supone una amenaza para Abascal, cuyos críticos aún tendrán que esperar.
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