Auge y caída de Ortega Smith, el hombre fuerte de Vox que soñó con cogobernar Madrid: “No tiene ninguna posibilidad de nada”
La defenestración del fundador como portavoz adjunto en el Congreso rodea de dudas su situación en la capital, donde sigue como edil y líder municipal

—La decisión, además de equivocada, me parece injusta.
Cuando le preguntan en la Cope, Javier Ortega Smith, fundador de Vox, no esconde la herida abierta que arrastra desde que fue defenestrado como portavoz adjunto de la formación ultra en el Congreso de los diputados. Desprovisto de la púrpura del poder, el político expresa públicamente su protesta, agrandando así la distancia que le separa del líder, Santiago Abascal, y rodeando de dudas su futuro en Madrid, donde se mantiene como portavoz capitalino y edil. Como dijo una fuente que conoce a la perfección las entrañas de la formación de extrema derecha: “Yo creo que no tiene ninguna posibilidad de nada [de cara a las próximas listas electorales]. Bueno, igual de concejal por Toledo por tenerle controlado”, plantea. Así ha sido el auge y caída de Ortega Smith (Madrid, 57 años), el hombre que soñó con cogobernar Madrid como vicealcalde, según José Luis Martínez-Almeida (PP).
Doce de Octubre de 2025. Abascal da un paso de los que provocan vértigo: pese a que Felipe VI preside el desfile con motivo de la Fiesta Nacional, el líder de Vox decide no asistir a la tribuna de autoridades, ni a la posterior recepción en el Palacio Real, porque entiende que sirve para “blanquear” al gobierno de Pedro Sánchez (PSOE). El líder ultra vive la jornada a pie de calle, y acompañado de sus compañeros de filas más cercanos. Ortega Smith no está entre ellos. Peor: está en la tribuna de autoridades, como, por ejemplo, los presidentes de las Cortes de Castilla y León y del Parlamento de las Islas Baleares, también de la formación ultra, cuya presencia queda justificada por su papel institucional.
Esa nota discordante acaba de emborronar la partitura diseñada por los estrategas de Vox, que aspiran, según una fuente conocedora de las interioridades del partido, a un control “absoluto” del discurso público de los portavoces y la escenificación de su hoja de ruta.
“Ninguna valoración”, dice al día siguiente Abascal sobre el desplante. Ortega Smith, que no quiso atender a EL PAÍS para este reportaje, acaba de dar su último paso en falso.

Es un divorcio que a la fuerza debe ser doloroso. Ortega Smith fue el abogado de los Abascal cuando Vox aún no existía. Ortega Smith es el padrino de una de las hijas de Abascal. Ortega Smith fue la imagen de ese primer Vox que se abrió paso a partir de 2015, con brindis de los tercios, capas españolas, fotografías de caza, y ejercicios de tiro. Ortega Smith era un político con voz y voto, decisivo en Madrid, pues de él dependió que saliera adelante el gobierno de coalición que formaron el PP y Ciudadanos, con Martínez-Almeida al frente, entre 2019 y 2023. Ortega Smith era “amigo, compañero y compadre”, en definición del propio Abascal, allá por 2022. Y Ortega Smith estaba tan asentado en el núcleo duro del partido que fue su secretario general, su vicepresidente y uno de sus rostros más reconocibles. Hasta ahora.
“Nosotros creemos en la fuerza de la marca Vox, mucho más allá de quién encabece o vaya en una lista”, afirma una fuente política que cuenta con la total confianza de Abascal cuando se le pregunta sobre la posibilidad de que Ortega Smith repita como candidato capitalino en 2027. “Y su relevo por Carlos H. Quero en la portavocía adjunta es un paso natural”, sigue. “Hay que potenciar a gente joven que llevan tiempo ocupándose de la defensa de las líneas maestras de nuestro discurso: inmigración, economía, vivienda, familia, juventud, prioridad nacional...”, añade. “Fíjate qué potencial tenemos en gente como Isabel Pérez, Rocío de Meer, Pepa Millán, Figaredo, Quero, Julia Calvet, Julián Victoria, el propio Ignacio Garriga...”, enumera.
Dos de los nombres en ascenso en Vox coinciden el miércoles en un acto madrileño. Son Pérez Moñino, la mujer que sustituyó a Rocío Monasterio como portavoz en la Asamblea regional, y Quero, el relevo de Ortega Smith en la portavocía adjunta del Congreso de los Diputados. Juntos, en un auditorio de Aluche, abren una campaña destinada a captar votos en el cinturón rojo de la región agitando el miedo a los emigrantes y la inseguridad (Madrid Sur en Pie). Allí denuncian la miamización de Madrid, un torpedo a la línea de flotación del discurso de Isabel Díaz Ayuso (PP). Y juntos estrenan una nueva etapa en Vox Madrid en la que ya, previsiblemente, no cabe Ortega Smith en el papel de hombre fuerte del partido.
Porque Ortega Smith se ha saltado el guion. Fue el único rostro conocido de Vox que acudió a la presentación de Atenea, el think tank de Iván Espinosa de los Monteros, otro hombre que lo fue todo en Vox hasta que dejó de serlo. Se atrevió a apoyar algunas de las críticas de Juan García-Gallardo hacia el funcionamiento interno del partido cuando el que fuera vicepresidente de Castilla-León ya había abandonado la formación. Recordó en público que Vox no había nacido como una agencia de colocación de amigos, dejando en el aire, sin haberlo dicho, la insinuación de que estuviera en camino de serlo. E incluso apostó recientemente por “tender puentes” con el PP para crear una “coalición de salvación nacional” en las elecciones de 2027.
“Como en el fútbol, se mueve el banquillo”
“Es como en el fútbol, que se mueve el banquillo”, señala Fernando Martínez Vidal, uno de sus cuatro concejales de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, sobre la degradación de su jefe de filas municipal. El concejal cuenta que a Smith “se le ve tranquilo”, y barrunta que probablemente la reacción del portavoz municipal, criticando el cambio de puesto en el Congreso, se deba a “la sorpresa” que supuso la noticia porque, intuye, “no le habrán avisado”.
En cualquier caso, y tratando de mirar hacia adelante, cree que el reajuste será positivo para la formación en la política local. “Ahora tendrá más tiempo para dedicar al Ayuntamiento”, considera Martínez Vidal.
Por su parte, Ignacio Ansaldo, otro de los ediles de la extrema derecha, señala que “no va a haber ningún cambio” dentro del grupo. “Las políticas van a seguir siendo las mismas”, afirma sobre la estrategia de Vox, que ha puesto en la diana las zonas de bajas emisiones de la capital.
No podemos olvidar de dónde venimos y para qué nacimos, para no equivocarnos nunca hacia dónde vamos.
— Javier Ortega Smith (@Ortega_Smith) November 3, 2025
Ni un paso atrás. ¡España, siempre! ⚔️🇪🇸 https://t.co/qiRwODTzoA pic.twitter.com/LPkyKeDruC
A Ortega Smith, que esta semana ha defendido los valores fundacionales de Vox con un mensaje en redes sociales que incluía fotos con dos políticos que ya no están en el partido, Monasterio y Espinosa de los Monteros, le “encantaría” seguir siendo el portavoz del grupo en la próxima legislatura. Así lo dijo en una entrevista con Servimedia. Pero eso no depende de él. La decisión recaerá en el comité ejecutivo nacional, que elegirá si el fundador de Vox seguirá como número uno en Madrid ciudad o si el partido probará suerte con otro candidato.
En su contra opera el haberse convertido en la nota discordante. A su favor, el vínculo que le une a Abascal, más viejo que Vox, y que posibilita soluciones intermedias a través, por ejemplo, de un puesto de salida sin grandes galones en las listas de las generales, las autonómicas o las municipales. Esto dijo el líder cuando Ortega Smith empezó a perder poder interno al dejar la secretaría general, allá por 2022: “Ellos tienen estos días para mentir, pero nosotros tenemos toda la vida para demostrar que seguimos juntos”.
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