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Sánchez y Montero pactaron con la ministra la rectificación sobre los autónomos

Saiz da marcha atrás y frena el malestar en el Gobierno con un incendio evitable

Carlos E. Cué

Un fallo de cálculo político de libro. Esta es la idea que se ha instalado en todo el Gobierno, tanto en el sector socialista como en el de Sumar, sobre el último incendio del Ejecutivo, esto es su enfrentamiento con los autónomos por las subidas de cuotas, que empezó a controlarse este lunes con una rectificación en toda regla de la ministra de Seguridad Social, Elma Saiz.

Después de defenderla durante toda la semana, la responsable de la propuesta inicial anunció a través de una entrevista en EL PAÍS que congelaba para 2026 la subida para los tramos que ingresan menos, y subirá mucho menos de lo planteado a los altos.

Después de una semana muy tensa, en la que todos los socios, incluido Sumar, que está dentro del Gobierno, fueron dejando claro que la propuesta no tenía apoyos en el Congreso, en La Moncloa se desató una alarma importante. La iniciativa estaba creando un malestar grave entre los autónomos y le estaba dando una baza muy clara al PP, que tiene en el supuesto “infierno fiscal” uno de los ejes de su oposición. Y no solo al PP. “Le estábamos dando alas a Vox”, resume un miembro del Gobierno.

La ministra seguía intentando hacer pedagogía y defender su propuesta como una forma de mejorar las prestaciones para los autónomos, que tienen mucho peores condiciones que un trabajador por cuenta ajena cuando sufren una baja o cuando van a cobrar la pensión, también porque cotizan mucho menos. Incluso hizo un vídeo con la responsable de Economía del PSOE, Enma López, para defender la idea de la subida de cuotas.

Pero por debajo ya se estaba fraguando la rectificación. Sánchez y su equipo más cercano en La Moncloa, según fuentes del Ejecutivo, tenían claro que el debate estaba totalmente perdido y estaba haciendo mucho daño al Gobierno. Había que dar marcha atrás. La ministra empezaba también a asumirlo porque veía que ya no solo estaba en riesgo esta propuesta, sino el propio modelo pactado por todos, incluido el PP, en 2022, que implica que las cuotas vayan subiendo poco a poco para ir mejorando las prestaciones.

Pero al final la decisión la tomó el propio Sánchez, que habló de este asunto con la ministra, y María Jesús Montero, la vicepresidenta primera, que también despachó con ella para pactar la nueva propuesta. Sánchez y Montero pactaron así con Saiz la marcha atrás, que ya estaba decidida el viernes, aunque después hubo que perfilarla durante todo el fin de semana para llevarla a la mesa de negociación este lunes.

Lo que más malestar ha generado dentro del Gobierno es la falta de olfato político a la hora de plantear una propuesta que se gestionó en Seguridad Social como una iniciativa que no debía ver la luz, como un inicio de la negociación. En el ministerio pensaron que la cosa se quedaría en la mesa, de forma discreta, y no hubo un aviso de posible incendio político a La Moncloa, que se lo encontró en la prensa ya con el debate a tope.

El fallo de cálculo político del que hablan varias fuentes en el Gobierno incluye no entender que enfrente, la ministra tenía a un veterano como Lorenzo Amor, que lleva más de 20 años al frente de ATA, la asociación de autónomos más relevante, y que rápidamente se movió para ganar el debate público. El mismo lunes, cuando se conoció la iniciativa, Amor, que también es vicepresidente de la CEOE, ya había hablado con PP, Vox y Junts y tenía garantizado que esa subida nunca pasaría el filtro del Congreso. La patronal tiene ese mecanismo de bloqueo, que ya se usó con la reducción de la jornada laboral: Junts está muy cerca de sus reclamaciones, y especialmente de los autónomos, un colectivo que interesa mucho al grupo de Carles Puigdemont, que en parte viene de la antigua CiU, siempre muy vinculada al mundo empresarial.

Pero el incendio fue mucho más grave esta vez. No solo estaba en contra la derecha del hemiciclo. También Sumar, ERC, importantes sectores progresistas protestaban porque se subía demasiado a los que menos ingresan. “Ha habido muy poca política. Al menos podían haberlo pactado con Sumar. Ni siquiera les avisaron”, sentencia un miembro del Ejecutivo. “No alertaron a Moncloa, nadie vio venir esto. Pensaron que podían poner una propuesta así encima de la mesa y que nadie se enterara. Se ha gestionado fatal”, resume otro.

En Seguridad Social señalan, al contrario que otras fuentes, que todo se hizo de forma consensuada con La Moncloa, como es habitual, e insisten en que esto era solo una propuesta y no tenía por qué armarse un revuelo tan grande.

Una vez anunciada la marcha atrás, Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y líder de Sumar, aplaudió la rectificación porque cree que la anterior propuesta era “regresiva”. Saiz señaló que la nueva iniciativa recoge “todas las sensibilidades”.

Cuando la ministra vio que podía ponerse en riesgo no solo la negociación, sino el propio acuerdo de 2022, porque el PP podía buscar una mayoría ahora para tumbarlo, decidió dar marcha atrás y plantear otra opción que también estaba entre las posibilidades. “Nada se improvisa, todo está muy estudiado, pero estamos hablando de un inicio de la negociación”, señalan fuentes de este departamento.

Ya con la rectificación decidida, la ministra llamó el domingo por la noche a los responsables de la negociación por parte de los autónomos, con Amor como principal referente, y les anunció que habría un cambio radical que se adaptaría a lo que ellos estaban reclamando. Ellos aún presionarán para lograr más cosas, y ahora se sienten muy fuertes después de una clara victoria, pero los nuevos números les suenan mucho mejor. El decreto en el que acabará toda esta negociación tiene que estar listo antes del 31 de diciembre porque si no habrá que prorrogar las cuotas actuales en 2026.

El problema ahora es que la rectificación ha sido de tal calibre que los que están molestos son los sindicatos, porque no solo se congela la subida para los tramos más bajos, también se reduce mucho para los más altos, por debajo incluso del IPC, con lo cual el pacto de 2022 para actualizar cotizaciones y prestaciones queda en el aire y el sistema puede seguir generando un gran agujero fiscal y muchas injusticias entre distintos tipos de trabajadores. “Se le ha dado una patada para adelante, el Gobierno se ha rajado, pero con este ambiente va a ser aún más difícil resolverlo en 2026 y esto puede enquistarse”, señala un sindicalista.

El Ejecutivo confía ahora en haber cortado esta hemorragia de credibilidad en sectores relevantes como los autónomos. Lo que más malestar genera es que varios de los ministros consultados creen que esta polémica se podía haber evitado planteando desde el primer momento la propuesta final o gestionando la crisis de otra manera. El Gobierno lleva varias semanas buenas en el frente político —no así en el judicial, donde el desgaste permanente sigue ahí con el caso Ábalos— y esto ha sido un error no forzado en algo que dependía de la voluntad del Ejecutivo, que es quien dirige la negociación. Ahora lo dan por reconducido, y confían en que se disipe rápido la polvareda, pero la lección queda muy clara para los próximos meses. Cualquier asunto que afecte a los autónomos o que suponga subidas de cuotas o de impuestos es extremadamente sensible en este momento político y además puede ser frenado rápidamente por el bloque PP-Vox-Junts, así que el Ejecutivo tendrá que andar con pies de plomo en todas estas cuestiones. Y lo más probable, según coinciden varios miembros del Gobierno impresionados por la virulenta reacción ante subidas que iban desde los 17 euros mensuales para los tramos bajos a los 206 para los altos, de más de 6.000 euros mensuales, que ahora solo subirán entre 2,9 y 14,75 euros, es que no tenga margen para casi ningún tipo de reforma que afecte a estos asuntos.

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Sobre la firma

Carlos E. Cué
Es corresponsal político de EL PAÍS, encargado de la información del Gobierno y de los viajes del presidente. Antes fue corresponsal en Buenos Aires y está especializado en información política, siguiendo a distintos gobiernos y a varios partidos. Ex alumno del Liceo Italiano de Madrid, se licenció en Economía y cursó el máster de EL PAÍS.
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