El PP centra en la esposa del presidente el primer control al Gobierno: “Ya solo le mueve el miedo”
Sánchez defiende que su Gobierno es “limpio” y reafirma su compromiso con las causas sociales y frente al genocidio en Gaza

Como si no hubiera pasado el interregno del verano, la primera sesión de control al Gobierno en el Congreso del curso político ha retomado este miércoles el guion dejado en el hemiciclo en julio. El PP aprovechó la declaración judicial de Begoña Gómez, casi a la misma hora, para focalizar sus ataques de la nueva temporada en la esposa de Pedro Sánchez a la que Alberto Núñez Feijóo retrató como una “plurimputada” que convirtió “La Moncloa en un centro de negocios”. Todos los demás diputados del PP citaron más tarde en esa línea a Gómez. Sánchez defendió que su Gobierno “es limpio” y sigue comprometido con las causas sociales y frente al genocidio en Gaza. El PP volvió a evitar esa calificación sobre la actuación de Israel.
El día de la marmota en el que se ha instalado la política española se reeditó en el Congreso como si no hubiese pasado nada desde la anterior sesión de control con preguntas al presidente el pasado 18 de junio. Feijóo registró entonces por escrito: “¿Le queda algo de respeto por los españoles?“. Este miércoles la cuestión programada fue: “¿Alguna vez se va a aplicar lo que exigía a los demás?”. El líder de la oposición ni ha leído la pregunta ni la ha mencionado. Fue directamente al grano. El presidente popular intentó cuestionar que Sánchez haya cumplido en ningún instante la “ejemplaridad” que prometió en su Gobierno cuando llegó hace siete años tras la moción de censura al Ejecutivo de Mariano Rajoy.
“La corrupción no se ha ido porque usted está aquí”, le espetó Feijóo a Sánchez. “Ya solo le mueve el miedo a los jueces por lo que saben, a los medios por lo que publiquen, a que sus socios le dejen caer y a que la gente hable en las urnas”, sentenció. Y remató: “Quizás también tiene miedo a acabar usted mismo en el juzgado”.
Para socavar la credibilidad de Sánchez, Feijóo rescató que fue José Luis Ábalos, el exministro y exsecretario de Organización del PSOE, ahora en el centro del caso Koldo, quien defendió la necesidad de la moción de censura en 2018. Aprovechó una reciente entrevista a la exesposa de Ábalos para apuntar más alto y cuestionar que Sánchez volviese a incluirle en las listas en las elecciones de 2023, teniendo en cuenta que su pareja informó, como cuenta ella, de los “desmanes” de su exmarido.
El jefe de Gobierno sabía por dónde quería Fejióo que transcurriese la sesión y probó a redirigirla por la estrategia que quiere implantar el Ejecutivo para coger aire del marasmo de la corrupción y escándalos judiciales. Sánchez afirmó así que su Gobierno “es limpio” y está comprometido con “las causas sociales y los derechos humanitarios”. Y emplazó en vano a Feijóo a condenar “el genocidio en Gaza”.
Sánchez insistió en su defensa de las bondades económicas de España y afeó a Feijóo su reciente plantón institucional al jefe del Estado en la apertura del año judicial y que difundiese una conversación “falsa” con el rey Felipe VI sobre que entendía esa ausencia o que el PP no haya querido entrar a debatir la propuesta del pacto sobre la emergencia climática que el presidente propuso tras la devastadora ola de incendios de este verano.
Vox y los inmigrantes
La pregunta del líder de Vox, Santiago Abascal, evidenció cuál es ahora mismo el principal interés político de la formación ultra, que recorta a pasos agigantados su distancia con el PP en las encuestas. Abascal enumeró una larga lista de graves incidentes y delitos ocurridos en las últimas semanas en España para atribuírselos todos a inmigrantes y culpar a las políticas de este Ejecutivo de esa supuesta proliferación de la inseguridad. Acabó con una cadena de graves insultos a Sánchez que la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, retiró luego formalmente del acta de sesiones. Le llamó “corrupto, traidor e indecente” y lamentó su “chulería habitual y mentiras de burdel”.
El presidente subrayó que a Abascal le interesa el “odio los extranjeros” por razones electorales y apuntó una serie de datos sobre la necesidad presente y futura de más inmigración para España en su invierno demográfico.
El otro vector de por dónde transcurre la política española lo ofreció el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que ejerció de representante de los aliados de izquierdas que reclaman al Gabinete de Sánchez que vaya más allá en sus medidas y reformas de izquierdas. A Rufián, y a muchos de esos partidos de la mayoría de investidura, le parecen “bien” algunas cosas ya puestas en marcha, pero evidencian que llegan tarde y se quedan cortas. Rufián resumió esas carencias en las promesas sobre más viviendas, el cerco internacional a Israel y la falta de financiación de las autonomías. Sánchez le respondió con un detalle de las acciones y proyectos de casi todo su equipo, ministro a ministro.
El orden del día ya apenas se alteró sobre lo programado, especialmente en el seno del PP. Los sucesivos diputados que fueron interpelando a los ministros del Gobierno cumplieron con lo señalado por Feijóo, particularmente a la hora de apuntar contra Sánchez, su entorno familiar y su esposa, y para reseñar que este Ejecutivo no tiene capacidad alguna de maniobra y sobrevive a sus casos de corrupción asistido por el chantaje de sus socios nacionalistas.
En ese espacio de política de calibre grueso no se observa oportunidad alguna para las disculpas ni las rectificaciones. La vicepresidenta primera y responsable de Hacienda, María Jesús Montero, recriminó al secretario general del PP, Miguel Tellado, que el sábado en un mitin en Pamplona animara a “empezar a cavar la fosa donde reposarán los restos de un Gobierno que nunca debió haber existido en nuestro país”. Más tarde probó suerte el ministro de Justicia, Félix Bolaños, con la diputada popular Cayetana Álvarez de Toledo, por un rifirrafe anterior en aquella sesión de control anterior al verano. Tampoco tuvo éxito y optó por calificarla varias veces de “difamadora y embustera”. Lo máximo a lo que pudo llegar la presidenta Armengol fue a prometer que también retirará del acta esas “palabras ofensivas”.
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