La estafa de la falsa sargento de la Armada de EE UU: “Al final creo que ni existes ni te voy a conocer”
Un hombre de 70 años paga 318.000 euros a una compleja organización criminal pensando que lo hacía a una mujer que había conocido a través de Facebook


Aquella mujer le impresionó. Estaba de misión militar en Bagdad, capital de Irak. Era sargento de las fuerzas navales de Estados Unidos y tenía una hija. Se habían conocido a través de Facebook. Ella le habló de su trabajo, de sus sueños. Le dijo que estaba muy enamorada. Hablaron durante cuatro meses y le prometió encontrarse pronto con él para vivir juntos. Él, viudo, con 70 años, había recuperado la ilusión perdida. Eso sí, antes de efectuar el viaje para conocerse, la mujer le pidió un par de favores. El primero incluía un pago de 31.000 euros y el segundo de 18.000. Luego necesitó más dinero para pagar gastos médicos y un supuesto chantaje policial. Sin casi darse cuenta, este hombre, español de 70 años y residente en Canarias, había agotado sus ahorros y había tenido que pedir un crédito bancario hasta transferir a su supuesta pareja virtual más de 318.000 euros. A la víctima le costó reconocerlo, pero finalmente entendió que detrás de aquella foto y aquellas bonitas palabras lo que en realidad había era una compleja organización criminal.
Al equipo de ciberdelincuencia de la Comisaría Provincial de Málaga que ha dirigido el caso no le ha resultado nada fácil seguir el rastro del dinero ni de las personas que hay detrás esta estafa. Los agentes, de hecho, han conseguido detener a cinco de los implicados en España —en Soria, Madrid y A Coruña, además de Málaga— pero han identificado a otras tres, que aún no han sido arrestadas porque no se sabe siquiera si existen. Se encuentran en puntos tan dispares de la geografía como Kenia, Sierra Leona, Seychelles y Nigeria. La víctima desconocía que cuando aquellas conversaciones iniciales de Facebook pasaron luego a WhatsApp, su supuesta interlocutora estaba escribiendo desde una IP en Lagos, la mayor ciudad del país africano. “Probablemente, al otro lado había un individuo nigeriano”, explican fuentes de la Policía Nacional, que destacan que todo el entramado está compuesto por ciudadanos y empresas extranjeras, mulas del dinero y cuentas bancarias dedicadas a una variada gama de fraudes y blanqueo de capitales.
Los policías llegaron a la estafa amorosa casi de rebote. Un empresario de la Costa del Sol denunció en febrero del año pasado que alguien había suplantado la cuenta de correo de uno de sus proveedores y él había pagado algo más de 8.500 euros a una cuenta extranjera. No había llegado a perder el dinero, puesto que la transferencia fue bloqueada en algún momento y para su suerte no llegó a consumarse, pero quiso avisar a la policía. Cuando se estudió el caso, una agente encontró que en aquella cuenta había 31.000 euros que procedían de un único ingreso. Su concepto era “pago de maletas porte Lisboa”. “Había algo muy raro y teniendo en cuenta que ya habían intentado usarla para estafar, seguimos investigando”, explica la policía que se ha encargado del caso.
Lo primero que hizo fue ver qué nombre había tras aquel pago. Era un hombre de 70 años, español y residente en Canarias. Le llamó. Y él le contó que había conocido a una mujer en Facebook, una sargento de las fuerzas navales norteamericanas que se encontraba de misión militar en Bagdad. Y que le había dicho que se iba a mudar con él junto a su hija. Para facilitar aquel viaje le había transferido, al menos, 50.000 euros, pero no reconoció ser víctima de una estafa. “Se aferraba a la posibilidad de que esa persona existiese, quería creer que eso era real. Pero nosotros le decíamos que las peticiones de dinero no iban a parar nunca”, explican las mismas fuentes. Él siguió negándolo.
Cinco personas detenidas
A medida que avanzaba la investigación, la policía volvía a llamar al hombre periódicamente. Le insistía en que le estaban engañando, pero él respondía que no y que había hecho nuevos ingresos por motivos médicos o porque incluso estaban chantajeando a su teórica pareja en el aeropuerto. Y que aquello no podía ser un timo. Hasta que se cansó. Cuando había pagado ya 200.000 euros, acudió a una comisaría canaria a denunciarlo. Se había dado por vencido. Eran finales de abril. Semanas después amplió la denuncia con justificantes de haber pagado hasta 318.000 euros. “Al final, creo que ni vas a venir, ni existes, ni te voy a conocer”, le escribió el hombre a su supuesta pareja virtual. También le pidió recuperar su dinero, aunque sabía que iba a ser muy difícil.
“Es una persona con estudios superiores, cultura y recursos. Jubilado pero activo, con buena situación económica. Pero había enviudado y la soledad es difícil”, cuenta la agente que ha llevado el caso, quien en situaciones como esta recomienda siempre buscar en Google la imagen del perfil de la persona que se acaba de conocer. “En la mayoría de los casos aparecerá en cualquier otro sitio, porque son fotos que buscan en internet, las colocan ahí y listo”, sentencia quien dice que generalmente las víctimas son mujeres —como ha ocurrido con los falsos Brad Pitt— pero que, como demuestra esta ocasión, cualquiera puede caer.
La investigación con el dinero —transferido en 14 pagos— continuó. Había ocho cuentas bancarias distintas, siete de ellas de España y una de Estados Unidos. “Rápidamente, se solicitó a la autoridad judicial la intervención de los saldos y el bloqueo de las cuentas investigadas”, explican desde la Policía Nacional. Consiguieron así bloquear 52.018 euros. El examen de los movimientos permitió obtener datos sobre reintegros en cajeros y transferencias a países como Francia, Portugal o Bélgica. Las autoridades de este último detectaron a una persona que podría ser uno de los responsables de captar mulas. Había dos en A Coruña, que fueron detenidas en noviembre del año pasado y la autoridad judicial dictó su ingreso en prisión provisional. En las siguientes semanas le siguieron los arrestos de una persona en Soria, otra en Fuenlabrada y una última en Málaga. Hay otras tres personas identificadas en Sierra Leona, Kenia y Seychelles, aunque la policía no sabe siquiera si existen. Los hechos están en manos del juzgado de Instrucción Número 11 de Málaga.
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