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Andalucía y otras incógnitas por resolver de un PSOE en reconstrucción

Los socialistas ya han cerrado la renovación en Madrid mientras saltan chispas en su mayor federación y la tensión crece en Extremadura, Aragón y Castilla y León

Pedro Sánchez, con la ejecutiva del PSOE en la clausura  del 41º Congreso Federal que se celebró la semana pasada en Sevilla.
Pedro Sánchez, con la ejecutiva del PSOE en la clausura del 41º Congreso Federal que se celebró la semana pasada en Sevilla.PACO PUENTES

El PSOE ha resuelto en tan solo una semana la sucesión en Madrid, la comunidad junto a Andalucía donde a Pedro Sánchez más le preocupa la competitividad del partido. El plazo para registrar las precandidaturas finalizó ayer a las 14.00 sin que se presentara una alternativa a Óscar López tras la dimisión de Juan Lobato. El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública se convierte así en la primera cara nueva de la renovación y consolidación de liderazgos de toda la estructura del PSOE. Un rearme que se habrá completado en verano con las agrupaciones locales y que concentra ahora casi toda la atención en Andalucía, después de que Juan Espadas saliera aún más cuestionado del 41º Congreso Federal. En Aragón y Castilla y León la pelea también está siendo agria, y tiene mucho que ver con la relación con Ferraz. En Cantabria, en cambio, se libra una batalla encarnizada entre sanchistas. Pero el calendario tendrá su primera gran cita este miércoles, el día que finaliza el plazo para la presentación de los avales para ser candidato en Extremadura. Esther Gutiérrez, vicepresidenta de la Diputación de Cáceres y exconsejera de Educación con Guillermo Fernández Vara, se postuló el martes pocos minutos antes de que terminara el plazo para sorpresa de Miguel Ángel Gallardo, el líder territorial y presidente de la Diputación de Badajoz. En Ferraz tampoco se lo esperaban. “No sabíamos nada. Para que luego digan que hacemos y deshacemos a nuestro antojo”, sentencian en la cúpula socialista.

Andalucía. Sánchez, con la mirada puesta en las elecciones de 2027, necesita que el PSOE recupere el músculo en la comunidad más poblada de España y, por tanto, la que reparte más escaños en el Congreso (61 de 350). En 2023 los socialistas obtuvieron su segundo peor resultado en Andalucía con 21 diputados, uno más que en la repetición electoral de 2016. El PP se disparó de 15 a 25 escaños y le sacó 3 puntos —más del doble que en el conjunto del país— mientras el PSOE perdía cuatro diputados en su antiguo semillero de votos. Una caída que compensó el PSC y que contrasta con la reacción del electorado progresista a los pactos entre PP y Vox: Andalucía aportó 42.000 votos del 1.030.000 ganados respecto a 2019.

En este contexto, los socialistas andaluces esperaban hace justo una semana una señal del presidente del Gobierno en la clausura de su 41º Congreso Federal en Sevilla para comprobar si mantenía intacto su apoyo a Espadas. Aguardaban las típicas palabras de cortesía del tipo “Juan, vamos a recuperar la Junta”, pero estas no fueron dichas, como sí las dijo en un mitin con ocasión de las elecciones europeas el 24 de mayo pasado en la capital andaluza. Es decir, hace una eternidad en términos políticos.

Las señales siguen sin llegar y en Ferraz están “a la escucha” y “de reflexión”, aseguran varias fuentes de la dirección federal. De manera nítida llegan a la sede del PSOE dos opiniones muy compartidas y casi unánimes. La primera es que Espadas “no da la talla” ni creen que pueda ganar al líder del PP andaluz y presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, en las elecciones autonómicas previstas para junio de 2026, si no las adelanta. También llega que no ha sabido “hacer equipos” y se cuestiona su “capacidad discursiva”. Esa fue la impresión generalizada de decenas de delegados de Andalucía en conversación con EL PAÍS o de otras federaciones que acudieron al Congreso Federal.

En órganos internos esta afirmación se ha oído de manera clara. En el último comité director algunos dirigentes aseguraron: “No estamos bien”. En un reciente comité provincial de Sevilla, José Caballos, exportavoz parlamentario en las épocas doradas del PSOE, miembro del comité director y presidente de la comisión de ética del PSOE andaluz, inquirió: “La pregunta que debes responder es: ¿crees que Juan Espadas va a ser el próximo presidente de la Junta? ¿Sí o no? ¿Crees que se debe mantener lo que no funciona y cambiar lo que no funciona? ¿Sí o no?”. Y esa es la pregunta que se siguen haciendo en la principal federación del PSOE.

La segunda opinión que trasladan a la dirección federal es que solo la vicepresidenta primera y vicesecretaria general, María Jesús Montero, pondría de acuerdo del primero al último militante de la federación más numerosa del PSOE. Es la única propuesta que genera unanimidad. No habría ni debate, ni resistencia por parte de Espadas a dejar el puesto. Pero esta posibilidad se ve muy remota.

A partir de ahí lo que hay es un formidable barullo, muchas dudas de si apostar por un relevo y empezar de cero (como ocurrió con Zapatero, el propio Sánchez y también con Espadas) pasado el ecuador de la legislatura andaluza o mantener el capital invertido en el actual secretario general, que en 2021, cuando era alcalde de Sevilla, fue presionado por muchos de los que ahora le critican para que se presentara contra Susana Díaz, a la que venció con más del 55% de los votos y casi 17 puntos. Tres años después, el nombre que recorre las agrupaciones como posible relevo de Espadas es el de Juan Francisco Serrano (Bédmar, Jaén, 36 años), secretario adjunto a Organización de la ejecutiva federal, es decir número dos de Santos Cerdán, diputado al Congreso por Jaén y también ahijado político del secretario general jiennense, Paco Reyes. Serrano es un gran desconocido y el líder de Jaén no ha se ha pronunciado oficialmente siguiendo la consigna que los socialistas de la provincia se transmiten desde hace lustros: “No hay ni que precipitarse ni llegar el último”.

Serrano, entretanto, se ha convertido para algunos dirigentes en “la primera opción” para sustituir a Espadas mientras otros trasladan su malestar porque entienden que la propuesta surge desde Ferraz. “Además de escuchar a los andaluces de Madrid, tienen que escuchar al territorio. Queremos a alguien 100% andaluz, pero que no lo elija un navarro”, en alusión a Cerdán. Fuentes de Ferraz recalcan que no intervendrán ni tomarán partido por nadie, y serán los militantes quienes decidan quién lidera al PSOE andaluz.

También hay mucho movimiento en las agrupaciones provinciales. Tras los congresos regionales, les tocarán el turno y la mayoría de los liderazgos están en entredicho. Solo se salva el de Sevilla, Javier Fernández, que a lo largo de estos tres últimos años ha mantenido una alianza con el PSOE de Jaén, que provoca muchas susceptibilidades en el resto. Sevilla y Jaén son las únicas provincias en las que el PSOE mantiene el poder en las Diputaciones y quieren seguir siendo clave en el futuro del PSOE andaluz, siempre que preserven ese pacto tácito de ir juntas.

Este sábado, Espadas se mostró abierto a llegar a acuerdos para evitar que los militantes voten entre varias opciones. “Las primarias hay que salir a hacerlas. Pero es evidente que ese proceso también tiene, antes y durante, una posibilidad de llegar a un acuerdo para presentar, en definitiva, una lista y un proyecto único”, dijo en la SER, mostrando su “total disposición a hablar con los compañeros que quieran”. El martes la ejecutiva regional aprobará el calendario del 15º Congreso Regional que se celebrará en Armilla (Granada) el 22 y 23 de febrero. Nadie espera que ese día se haya despejado la incógnita sobre el liderazgo del PSOE, porque al día siguiente Espadas intervendrá en el debate del estado de la comunidad frente a Moreno. El 20 de diciembre el comité director, máximo órgano de decisión autonómico, aprobará formalmente todas las fechas. Dirigentes del PSOE confían en que en estos órganos se limite a dar trámite a los formalismos y no haya debate para evitar que se “desangren”.

Extremadura. Los equilibrios de poder entre Cáceres y Badajoz están detrás del paso de Gutiérrez justo cuando Gallardo creía que tenía el camino libre para continuar, sin que se hubiera cumplido un año de su elección por primera vez en un congreso extraordinario. La federación extremeña cuenta con dos representantes en la dirección federal, Fernández Vara y la debutante Ana María Fernández como responsable de Educación y FP, un puesto para el que sonó precisamente Gutiérrez. Ambos, además, son de la provincia de Badajoz y es lo que ha terminado provocando la reacción de la dirección de Cáceres, que se siente damnificada.

La intención de Gallardo de consolidar un proyecto autonómico fuerte en detrimento de los aparatos provinciales, con mucho poder de decisión por ejemplo en la configuración de las listas electorales, ha propiciado “la demostración de fuerza” de Cáceres con el movimiento de la precandidata, que deberá reunir unos 1.100 avales si quiere ir a primarias. Extremadura tiene alrededor de 10.000 militantes, de los que 6.500 son afiliados de Badajoz y 3.500 de Cáceres. Si Gutiérrez reúne los avales, las bases del PSOE votarán el 11 de enero, dos días después de que Gallardo declare como investigado por la contratación del hermano del presidente del Gobierno en la Diputación de Badajoz. Fuentes de alto nivel del PSOE no dan ninguna posibilidad a Gutiérrez y auguran, en el caso de que haya primarias, que Gallardo mejorará “con creces” el resultado que logró en marzo pasado, cuando se impuso a Lara Garlito con el 56,2 % de los votos.

Aragón. Pilar Alegría, ministra de Educación y portavoz del Gobierno, sigue sin oficializar su candidatura para suceder a Javier Lambán, que se opone a que le sustituya su secretaria de Organización entre 2014 y 2017 y sostiene que sería impuesta por Ferraz. El expresidente autonómico, que no se presentará a la reelección a un cargo que ha desempeñado desde 2012, tampoco se ha pronunciado sobre quién sería de su gusto. “Tenemos meses por delante. Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente”, dijo Alegría tras ser preguntada el martes por sus aspiraciones orgánicas en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Sus partidarios recuerdan que ya le ganó al actual presidente del Ejecutivo autonómico, Jorge Azcón, del PP, en las municipales de 2019 al Ayuntamiento de Zaragoza, en las que se impuso con 10 concejales (cuatro más que en 2015 y dos más que los populares). Albert Rivera impidió que fuese alcaldesa tras negarse a validar el pacto que Alegría ya tenía cerrado con los concejales de Ciudadanos.

Más de 4.000 de los 7.000 militantes de la federación se encuentran en Zaragoza, mientras que Huesca tiene 1.500, en su mayoría críticos con Lambán, a diferencia de la dirección de la provincia de Teruel, con 1.200 afiliados. Por tanto, la balanza se inclinará en buena parte según lo que decida Juan Antonio Sánchez Quero, secretario provincial y presidente de la Diputación de Zaragoza. La tensión es máxima, como demuestra la renuncia de Teresa Ladrero, número dos de la Diputación y alcaldesa de Ejea de los Caballeros, el pueblo de Lambán, a un puesto en el comité federal, el máximo órgano del PSOE entre congresos. “Actuar con cainismo contra Pilar Alegría me parece vergonzoso”, ha salido el expresidente aragonés Marcelino Iglesias en defensa de la ministra.

Castilla y León. Carlos Martínez, alcalde de Soria, es la alternativa que se baraja a Luis Tudanca, secretario general desde 2014 y enfrentado a Cerdán tras haber pretendido dejar resuelto su proceso orgánico antes del Congreso Federal. El líder territorial justificó que ya lo hizo así en 2021 y los estatutos no lo prohibían: en Sevilla se especificó que los congresos autonómicos se celebrarán en un plazo inferior a cuatro meses tras el federal. La incorporación a la dirección del PSOE de Javier Cendón, secretario provincial de León y enfrentado a Tudanca, ha sido el último episodio que ha hecho saltar las chispas entre Ferraz y una federación cuya cúpula diferencian entre la opinión positiva que tienen de Sánchez y las malas relaciones con Cerdán. La presentación de precandidaturas será el 7 y 8 de enero, y la militancia votaría el 1 de febrero.

Cantabria y La Rioja. Pablo Zuloaga, exvicepresidente regional y secretario general cántabro desde 2017, llegó al 41º Congreso Federal de Sevilla en una posición de debilidad y dejó la capital andaluza reforzado en su pulso con el diputado nacional Pedro Casares. Zuloaga fue el único líder territorial que acudió al congreso sin encabezar a los delegados de su federación tras perder por un puñado de votos la pelea orgánica que le planteó Casares contraviniendo las órdenes de Ferraz, que no quería que nada desviase la atención de la gran cita de los socialistas en la que Sánchez fue reelegido para un cuarto mandato. Ferraz actuó sin contemplaciones: Casares dejó de formar parte de la ejecutiva federal y, a diferencia de lo que siempre se hace en estos casos, ni siquiera entró en el comité federal. La delegada del Gobierno en la comunidad, Eugenia Gómez de Diego, por la que Zuloaga se afilió al PSOE, entró en la ejecutiva nacional, otro gesto que el secretario general confía en que le impulse y desmovilice al sector que había aglutinado su adversario. En La Rioja, la expresidenta Concha Andreu, secretaria general desde 2021, tampoco se presentará. Javier García, alcalde de Arnedo, se postuló en verano. Elisa Garrido, miembro de la dirección federal, diputada en el Congreso y exalcaldesa de Calahorra, no ha descartado dar el paso. Otra posibilidad que se contempla es una candidatura vinculada a los socialistas de Logroño.

Resto de territorios. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el de Asturias, Adrián Barbón, fueron proclamados el jueves para un nuevo mandato tras ser los únicos aspirantes en sus territorios. “Que los tuyos te quieran no siempre es fácil. Después de tantos años, claramente es un aval”, celebró Page, que dirige al partido en su comunidad desde 2012. Barbón lleva al frente de la FSA desde 2017: “Tengo ganas, fuerza, más experiencia y mucha ilusión para hacer frente a los retos que tenemos por delante”, recibió su reelección el dirigente del Principado. La navarra María Chivite tampoco tendrá ningún problema, al igual que Salvador Illa, president catalán y primer secretario del PSC, y el resto de líderes territoriales.

La subida de los avales exigidos dificulta optar a las primarias

Más allá de la financiación autonómica y el debate que suscitó el acrónimo LGTBI, que el PSOE mantiene igual que en el 40º Congreso Federal de 2021 en Valencia tras el rechazo en Sevilla a su ampliación como LGTBIQ+, los socialistas aprobaron la semana pasada un cambio sustancial de los estatutos federales. El número de avales necesarios para  lograr la consideración de candidato se elevó del 3% al 10% del censo a nivel federal y se pasó asimismo del 6% al 12% en el ámbito regional, de nacionalidad o autonómico.

Para los procesos provinciales o insulares se exige contar con el aval del 15% de la militancia, cuando hasta ahora se exigía un 12%. Unos requisitos que ya se endurecieron hace tres años y que distan del porcentaje de avales que se establecieron en el 39º Congreso Federal de 2017 en Madrid, tras la reelección en primarias de Pedro Sánchez como secretario general con más de la mitad de los votos de los afiliados del PSOE frente a Susana Díaz, considerada la candidata del establishment.   

En ese congreso, el PSOE aprobó rebajar las firmas para ser candidato al 1% en el caso de los procesos a la secretaría general estatal, el 2% para los procesos autonómico y el 3% en los provinciales e insulares.

Otra novedad es que se acaba con la obligación de recoger avales cuando se haya proclamado una única precandidatura, según recoge el artículo 5.b.1 de los estatutos federales. Justo el caso de Óscar López en Madrid y los presidentes autonómicos Emiliano García-Page y Adrián Barbón.


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