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Sánchez se desvincula de Ábalos y su entorno dice que se siente “traicionado”

El presidente y su equipo reivindican que lo echaron cuando aún no estaba implicado

Pedro Sánchez y el papa Francisco en su encuentro en el Vaticano, este viernes.Foto: VATICAN MEDIA HANDOUT (EFE) | Vídeo: EPV

La previsible imputación de José Luis Ábalos por su papel “relevante” en el caso Koldo le ha estallado al PSOE como una bomba de efecto retardado, reventando el enésimo intento del Gobierno de que el debate político se centre en su gestión en vez de los dos casos con los que la oposición le ataca con más dureza, el caso Koldo, ahora ya convertido en caso Ábalos, y la investigación sobre Begoña Gómez. Sánchez ha dado una orden clara a todo su equipo, con un mensaje repetido que trasladó él mismo y varios ministros, para cargar toda la responsabilidad en Ábalos y tratar de atajar ahí la herida abierta en el núcleo duro de máxima confianza del presidente, al que perteneció el exministro hasta julio de 2021, cuando lo cesó de forma fulminante sin explicaciones claras.

Los buenos datos económicos no le han servido a La Moncloa para librarse de la tormenta perfecta que ha propiciado el informe de la Guardia Civil que sitúa al exministro de Fomento y exsecretario de Organización del PSOE, una de las personas a las que Pedro Sánchez ha confiado más poder, en el ojo del huracán. La semana del Ejecutivo ha sido una pesadilla en el frente judicial. El impacto del contenido de cada una de las 233 páginas del último escrito de la Unidad Central Operativa sobre la supuesta trama a la que le pone nombre Koldo García, un asesor que no se separaba de Ábalos, ha reavivado el desasosiego en el PSOE justo en la misma semana en la que la Audiencia Provincial de Madrid restringió, pero no archivó, la causa abierta contra Begoña Gómez.

“El presidente está dolido y cabreado con Ábalos, siente que le engañó y que traicionó su confianza”, afirman fuentes conocedoras de cómo recibió Sánchez las últimas novedades del caso Koldo. Ministros y dirigentes del PSOE consultados transmiten una enorme decepción con Ábalos, una persona que lo fue todo en el PSOE de Sánchez, tanto que llegó a ser secretario de Organización, el puesto clave del aparato del partido. El ambiente es de gran indignación, pero los dirigentes consultados confían en que la gangrena se pare ahí porque creen que la actuación de la dirección hace ocho meses es un cortafuegos muy claro.

En ese momento, cuando saltó el escándalo, la Ejecutiva le pidió el escaño a Ábalos y le expulsó del PSOE cuando se negó a entregarlo y se fue al Grupo Mixto. Entonces solo había indicios contra Koldo, pero no contra Ábalos. Aún así Sánchez ordenó iniciar el proceso de expulsión del que había sido su mano derecha. Entonces esa decisión fue polémica, incluso algunos internamente la cuestionaron como excesiva, pero ahora en La Moncloa la ven como un salvavidas al que agarrarse y poder contrastar además con el PP, que ante casos de corrupción tardó siempre mucho en reaccionar —el caso más evidente es del tesorero Luis Bárcenas, que siguió con sueldo, coche, secretaria y despacho en el partido años después de que saltase el escándalo del caso Gürtel— y dificultó en ocasiones el trabajo de la justicia, como prueba el episodio de la ruptura a martillazos del disco duro del ordenador del tesorero.

La gravedad de la crisis emborronó la recepción del presidente del Gobierno con el papa Francisco en el Vaticano este viernes y lo obligó a lanzar un mensaje desde Roma, aceptando preguntas de la prensa, algo que no estaba previsto en un principio. “No va a haber impunidad. Hay una determinación de que quien la haga la pague”, sentenció Sánchez. El líder del PSOE subrayó la “absoluta colaboración con la Justicia y los cuerpos de seguridad del Estado” e insistió en haber actuado con “absoluta contundencia en cualquier atisbo de caso de corrupción que se haya podido producir desgraciadamente” en su Administración mientras en España arreciaban las críticas de la oposición. El presidente tuvo también que dar explicaciones por otra polémica que persigue a su Ejecutivo: el viaje de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez en enero 2020. Sánchez explicó que se canceló “cuando el Gobierno se percató de que había sanciones de la UE”, aunque en su momento el Gobierno no contó que había habido, como se ve en el informe, un intento de Ábalos para que la mano derecha de Nicolás Maduro estuviera varios días en España y se reuniera con él.

Varios dirigentes se felicitan ahora de la actuación hace ocho meses. “Podría haber sido mucho peor, pero el partido acertó al distanciarse de inmediato y poner un cortafuegos. Nos está permitiendo hacer una contención de daños”, piensa un barón que no guarda una buena relación con Santos Cerdán pero valora su gestión de la crisis. La decisión no fue sencilla: los chats de militantes bullían ante la posibilidad de que Ábalos, muy querido por las bases socialistas, fuese apartado. Cerdán, que había sido el segundo de Ábalos en Organización hasta que lo sustituyó tras su salida del Gobierno en julio de 2021, desempeñó un papel clave en aquel momento. La comisión de ética y garantías dictará sentencia, según coinciden fuentes de Ferraz, antes del 41º Congreso Federal del 29 de noviembre al 1 de diciembre en Sevilla. “Hace ocho meses hicimos lo que teníamos que hacer. Le apartamos del partido [a Ábalos] desde las primeras informaciones que afectaban a colaboradores suyos, y ya en ese momento no formaba parte del Gobierno. Que se investigue todo lo que haya que investigar, quien tenga que pagar, que pague”, apostilló Félix Bolaños, ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes.

La Moncloa desplegó a numerosos ministros, además del presidente, para contrarrestar el último zarpazo del caso Koldo y desmarcarse con claridad de Ábalos. “Lo que hay es orgullo por un presidente que ha sido y es contundente con la corrupción. Algunos incluso le criticaron por actuar demasiado pronto [contra Ábalos]. Esa es la diferencia. Cuando unos tienen un caso de corrupción se dedican a destruir las pruebas que le pide el juez a martillazos, y otros colaboran con la justicia y son contundentes desde el minuto uno”, aseveró Óscar López, el ministro para la Transformación Digital y la Función Pública. Además, Óscar Puente, actual ministro de Transportes, ha impulsado a su vez una auditoría en el ministerio que ha resultado muy dura con la actuación de Ábalos.

El antiguo peso pesado del primer Gobierno de Sánchez tampoco se quedó atrás y pidió ser llamado a testificar como testigo. “Voy a colaborar totalmente. Soy el principal interesado pero también el principal afectado”, afirmó Ábalos en Cuatro. El antiguo hombre fuerte del PSOE sostuvo que el informe de la UCO “no acredita nada”. “Yo veo ahí valoraciones que, a mi modo de ver, no se ajustan a la verdad. Las suposiciones no valen en el proceso penal. Se tienen que aportar las pruebas. Y a eso, pues, me enfrentaré”, zanjó. Solo él salió en su defensa frente a la reacción coral del PSOE, al que ha solicitado su reincorporación en las alegaciones en las que defiende su inocencia. EL PAÍS las publicó el miércoles. Al día siguiente, la UCO ponía contra las cuerdas a Ábalos.

“El PSOE es un partido ejemplar en reaccionar contra la corrupción. No puede tener en sus filas a gente que ha actuado como se está viendo, este es un partido de gente trabajadora”, discrepó Juan Lobato, secretario general de Madrid. “Hay que dejar a la justicia que trabaje. Está empezando la investigación, deseo a todos los que aparezcan de una u otra manera señalados que puedan defenderse. Estoy seguro que mi partido se sabrá defender perfectamente”, concluyó Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha. La línea general está clara: corte radical con Ábalos para evitar que su mancha se extienda al resto del partido.

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