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El PSOE se prepara para un otoño de catarsis

El 41º Congreso Federal le servirá a Sánchez para reforzar su liderazgo en plena controversia por la financiación singular, renovar la estructura del partido para el próximo ciclo electoral y ganar tiempo a la espera de los congresos de Junts y ERC

Pedro Sánchez, con Cristina Narbona y Santos Cerdán en una ejecutiva del PSOE el mes de julio.
Pedro Sánchez, con Cristina Narbona y Santos Cerdán en una ejecutiva del PSOE el mes de julio.Rodrigo Jiménez (EFE)
José Marcos

Pedro Sánchez tenía poco que ofrecer en los próximos meses salvo una gran catarsis colectiva. El Gobierno vive al límite en el Congreso, donde la mayoría de la investidura hace tiempo que dejó de estar garantizada. Junts volvió a unir sus votos a los de PP y Vox esta semana en la última Diputación Permanente en otro día de vértigo para el PSOE. Podemos, otro socio que va por libre, también se puso estupendo. El Ejecutivo salvó los muebles, pero con un sufrimiento desmesurado. La conclusión en la bancada socialista y en distintos ministerios es que fue un anticipo de un otoño de sinsabores en el Parlamento. Los Presupuestos de 2025 están en el aire y ya se habla de su prórroga, sin que eso implique un adelanto electoral, a expensas de que Junts se decida en su congreso de finales de octubre por su versión posibilista o rompa amarras definitivamente con el Gobierno. ERC, que también resolverá su liderazgo interno en noviembre, tampoco está para lindezas, aferrado al “concierto económico” para Cataluña que los socialistas rebajan a una “financiación singular”, tal y como figura en el pacto entre el PSC y los republicanos. Un acuerdo que varios secretarios generales del PSOE, y ya no son solo el castellano-manchego Emiliano García-Page y el aragonés Javier Lambán, perciben como lesivo para sus comunidades. “Hasta que Junts y Esquerra no se aclaren, no podemos hacer nada. Y en cuanto perdiéramos dos votaciones importantes más, como ya nos pasó en julio con la senda de estabilidad y la acogida de los menores migrantes, aumentaría el ruido tanto fuera como dentro”, expone un diputado con caché para explicar la última jugada con la que Sánchez ha sacudido, una vez más, el tablero de la política española.

El presidente es un especialista en convertir los momentos de debilidad en una oportunidad y la celebración del 41º Congreso Federal del PSOE en noviembre en Sevilla le servirá para blindarse internamente ante el resquemor por la financiación para Cataluña. Ese es, al menos, el análisis que hacen varios líderes territoriales. Pero ante todo será el pistoletazo de salida de la renovación de toda la estructura del PSOE. Los barones, secretarios provinciales, alcaldes y las agrupaciones socialistas de toda España aguardan impacientes a conocer el calendario de congresos que la ejecutiva federal propondrá este lunes y que el comité federal, el máximo órgano entre congresos, aprobará el sábado que viene. Tras el Congreso Federal, del que Sánchez saldrá reforzado según comparten afines y críticos, le llegará el turno a los congresos regionales. Después será la hora de los procesos comarcales y locales. Para cuando llegue el verano, el partido habrá completado su reestructuración. “Si alguien se piensa que desde Madrid va a poner y quitar alegremente a su antojo a secretarios generales en las federaciones se equivoca”, avisa, amparado en el anonimato, un líder territorial, frente a quienes esgrimen la autoridad de Sánchez, sin apenas contrapesos internos.

El PP ya practicó una remodelación similar en su particular travesía del desierto tras la perder el Gobierno en 2018 que le ha permitido consolidar nuevos perfiles en los gobiernos autonómicos y alcaldías de grandes ciudades que se beneficiaron del desastre de la izquierda en las elecciones del 23-M y, en algunos casos, de los pactos con Vox. El PSOE tiene pendiente recorrer ese camino para un rearme que completará con un año por delante para los siguientes comicios en el horizonte si es que no hay adelanto electoral: en febrero de 2026 en Castilla y León y en junio de ese año en Andalucía, la gran obsesión de La Moncloa y de Ferraz. A Sánchez no le basta con la pujanza del PSC en Cataluña y necesita que el PSOE recupere músculo en su antaño bastión. “Orientemos todos el timón de la organización a ganar las próximas elecciones. Cualquier objetivo, no digo ya los que son objetivos personales de cada cual, está en segundo lugar. Ese es el gran objetivo y todo a mi juicio debe subordinarse a eso”, afirmó este sábado Juan Espadas, el cuestionado secretario general de la mayor federación socialista, en la reunión de la interparlamentaria del PSOE andaluz.

“Se sacan de quicio muchas cosas, la convocatoria del congreso no es extemporánea, como tarde habría sido en octubre de 2025 y por tanto entra dentro del plazo ordinario del último año. Si se hubiera retrasado, se habría dicho que Pedro se aferra al poder”, desdramatiza un líder territorial molesto con “la falta de explicaciones internas” de la financiación pactada con ERC. “A mí me gusta que sea antes, sobre todo para los niveles locales, porque va a haber muchos cambios con los alcaldes y cuanto antes estén elegidos los nuevos secretarios generales de agrupaciones pues mejor. Lo de los territorios me suena más a excusa”, añade otro barón para el que Sánchez busca “blindarse lo primero” con la convocatoria del congreso. “La cuestión es hasta qué punto va a haber debate de verdad, en el comité federal y en el Congreso Federal”, apostilla.

Los cinco días de reflexión de Sánchez el pasado abril, en los que meditó su continuidad en La Moncloa tras la causa judicial abierta contra su esposa, Begoña Gómez, por los presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios, marcaron un antes y después en el PSOE. El proceso fue traumático para los socialistas, desde la forma en que Sánchez comunicó sus dudas, a través de una carta a la ciudadanía, mientras se encerraba en sí mismo y meditaba su futuro. El desconcierto cundió esos días en un partido con más de 140 años y que, ante el temor a quedarse de repente sin su líder, celebró un comité federal atípico, retransmitido en abierto y con miles de personas colapsando Ferraz y sus alrededores, con un único propósito: convencer a Sánchez de que continuara. El presidente decidió seguir “con más fuerza si cabe”, para alivio del PSOE.

Pero aun así, esos cinco días de dudas tuvieron otros efectos. El primero, aunque Sánchez no lo pretendiera, fue que rompió el tabú acerca de su sucesión, que rápidamente acalló. La otra derivada es que barones que hasta entonces mantenían la comunicación justa empezaron a tener una relación más fluida. “No nos puede pasar como con Zapatero, que se perdió el Gobierno y no había partido”, resumen en el aparato de una federación señera. “Ahora hablamos más entre nosotros, siempre desde la lealtad. Somos un partido muy disciplinado, sobre todo cuando estamos en el Gobierno, y al presidente le reconocemos la valentía, pero hay medidas que nos suponen un desgaste en nuestras comunidades”, tercian en una baronía.

“La convocatoria del Congreso Federal es oportuna, pero enfada escuchar que hay que hacer una renovación territorial para consolidar los liderazgos. ¿La penalización por la amnistía o ahora por la financiación singular es responsabilidad de los secretarios generales de las federaciones del PSOE?”, observa el responsable de una federación. El enojo es compartido por varios barones, que esperan “argumentos y explicaciones” por parte de Sánchez en el comité federal del 7 de septiembre. Los líderes territoriales socialistas tienen muy presente la reflexión que Sánchez compartió con su dirección tras la debacle en las elecciones gallegas. El presidente urgió entonces a “consolidar liderazgos” en las comunidades “que incluso trasciendan la marca” del partido.

El PSOE se aplicó en los meses posteriores a esa tarea, con congresos extraordinarios en la Comunidad Valenciana, donde la ministra de Ciencia, Diana Morant, fue la elegida en un congreso extraordinario para suceder al expresidente Ximo Puig sin que hicieran falta primarias. La mediación de Ferraz hizo posible el pacto entre las distintas familias del PSPV, aunque el ruido de sables no ha desaparecido. Miguel Ángel Gallardo, presidente de la diputación de Badajoz, sucedió a Guillermo Fernández Vara como secretario general de Extremadura en unas primarias en las que se impuso con el 55,7% de los votos a Lara Garlito. José Ramón Gómez Besteiro, que se presentó a las gallegas cuando apenas llevaba unos meses como candidato, fue nombrado líder del PSdeG el 28 de abril... Justo el día en que en el PSOE se hacían todo tipo de conjeturas sobre la decisión que Sánchez anunciaría un día después sobre su permanencia en La Moncloa.

Descontando los recientes cambios en la Comunidad Valenciana, Extremadura y Galicia, siete de los 17 líderes territoriales llevan solo tres años en el cargo. Los más veteranos son García-Page, Lambán y Francina Armengol, presidenta del Congreso, a los mandos de sus federaciones desde 2012. Los siguientes son, desde 2014, Luis Tudanca en Castilla y León y la presidenta de Navarra, María Chivite. “Veo positivo adelantar los procesos, sobre todo para que en aquellas comunidades en las que estamos en la oposición podamos tener una alternativa que pueda crecer en estos años, y también para fortalecernos en sitios en los que estamos gobernando”, dijo este sábado Chivite. El próximo fin de semana el PSOE aprobará su hoja de ruta con un destino: las elecciones de 2026 y 2027.


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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.
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