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Un campamento de migrantes desconocido e invisible en unos montes de Bizkaia

Un centenar de magrebíes malvive en una zona de bosques de Berango a la espera de conseguir un permiso de estudio o de residencia

Campamento migrantes Bizkaia
Asentamiento de jóvenes magrebíes en Berango, Bizkaia, este pasado martes.Fernando Domingo-Aldama

Mohamed Yassine nació en Zagora (Marruecos) hace 31 años. En su tierra, cursó un grado en Informática y, en vista de la falta de oportunidades, se embarcó en una patera para intentar hacer su vida en España. Terminó su periplo en Berango (Bizkaia, 7.600 habitantes) y, mientras espera varios permisos, malvive en una zona de bosque de la localidad. “Me tienen que aceptar para hacer la matrícula y poder estudiar algo relacionado con los ordenadores o con la automoción”, explica en un castellano que sigue perfeccionando mediante clases impartidas por voluntarios.

No está solo. En el mismo espacio hay asentados hasta un centenar de migrantes, todos en la misma situación: en listas de espera o colas de acceso a un itinerario de integración social. Han construido pequeñas instalaciones con mesas y sillas para estudiar, duermen en tiendas de campaña y se alimentan gracias a las mermas de los supermercados. Estos jóvenes, en su mayoría magrebíes, tienen acordados turnos para limpiar el lugar o recoger agua de una fuente cercana. “Solo queremos estudiar para lograr un futuro mejor. No venimos a delinquir. No vamos a robar”, recalca una y otra vez Yassine, quien hace de líder de este grupo por ser el mayor.

Berango vive un importante aumento poblacional en los últimos años: nuevos habitantes que buscan oxígeno fuera de las grandes zonas urbanas del área metropolitana de Bilbao. Y, además, con un nivel adquisitivo elevado. Según el Instituto Vasco de Estadística-Eustat, la renta por persona en la localidad alcanza ya los 28.000 euros. Se están desarrollando nuevos barrios, tanto hacia la costa como hacia el interior del municipio. En el de Santa Ana, las personas que están comprando una vivienda en las nuevas promociones —algunas, rozan el medio millón de euros— no conocen la realidad escondida en los bosques que verán desde sus ventanas y balcones.

Los jóvenes migrantes han montado un campamento en una zona boscosa de Berango.
Los jóvenes migrantes han montado un campamento en una zona boscosa de Berango.Fernando Domingo-Aldama

El asentamiento de Yassine está oculto entre arbustos y árboles y pasa desapercibido para la mayor parte de la población que pasea por sus sendas. EL PAÍS ha visitado este campamento con la compañía de Álvaro Pascual, un educador social de la asociación local que los asiste, San Nikolas Zabalik. Pascual supo acerca de su presencia durante las actividades de tiempo libre que organizan y en las que los jóvenes participan. “En conversaciones con ellos, nos contaron que vivían aquí. En vista de la situación, ya que en el albergue municipal solo pueden pernoctar cuatro noches, hicimos una recogida de mantas y sacos de dormir para que pudieran pasar el invierno. Llevan nueve meses así”, indica señalando las deficientes condiciones de habitabilidad.

Conductas xenófobas

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Otro de los problemas a los que se enfrenta este grupo es el estigma que sufre su colectivo. No son pocos los ciudadanos que, impulsados por mensajes de odio y populistas difundidos por redes sociales, creen que la presencia de estos magrebíes ha hecho aumentar los índices de delincuencia. No es así, tal y como remarcan la Ertzaintza y la Policía Local en su último informe. De hecho, según los datos de las policías vascas, las infracciones penales presenciales en Getxo, municipio mayor de 50.000 habitantes, anexo a Berango y donde hacen vida buena parte de estos migrantes, han descendido un 11% en el último año.

“Entiendo que estas situaciones despierten recelo entre el vecindario, pero esa realidad es falsa. Son chicos que, en principio, vienen con ganas de trabajar, crear una familia y buscarse un futuro. Quieren formar parte de esta sociedad”, valora su educador social, que antes trabajó con refugiados ucranianos. “Si no reciben ninguna ayuda, es cuando caen en situaciones conflictivas”, recuerda.

Estos jóvenes acaban de recibir una notificación de la Policía Municipal de Berango en la que se les informa de que están ocupando una parcela privada del monte. Tienen que recoger sus pocas pertenencias y marcharse a otro sitio, “de lo contrario, serán investigados por un delito y citados judicialmente”, recoge el documento. Los jóvenes se han comprometido a abandonar esta finca. Probablemente, la mayoría acaben a pocos metros de donde están actualmente, monte arriba.

Yassine y otros nueve jóvenes han tenido más suerte. Podrán acceder a un albergue de urgencia que se ha habilitado en la parroquia Santo Domingo de Guzmán. Los verá desde la ventana de su despacho la alcaldesa de Berango, Itziar Aginagalde (PNV), al estar el Ayuntamiento contiguo a la iglesia. “Nuestro decreto actual solo atiende, lamentablemente, a personas en exclusión social. Ellos están en riesgo de exclusión social porque se considera que tienen unas capacidades y habilidades para poder seguir adelante”, especifica por teléfono.

Los recursos asistenciales son “muy limitados” en esta comarca de Bizkaia. Berango comparte servicios sociales con otros municipios cercanos. La presidenta de la mancomunidad, Guruzne Carrasson (EH Bildu), explica que la decena de trabajadores y educadores sociales con los que cuenta no dan abasto: “Cada municipio aporta según sus habitantes y, después, los recursos se dividen en función de las necesidades, aunque ahora mismo no hay un reparto diferenciado para Berango”.

La solución pasaría, en su opinión, por unas carteras de políticas sociales municipales capaces de distribuir la llegada de estos jóvenes. “Vamos a solicitar al Gobierno vasco que inste a que todas las comarcas pongan en marcha estos servicios para que no se concentren siempre en las mismas zonas”. Esto es, precisamente, lo que ha pasado en Berango: próximo a municipios con más músculo, pero con sus recursos ya saturados, los migrantes han acabado allí. “Al final, nosotros estamos muy bien comunicados con Bilbao o Getxo, con lo que estos jóvenes recaen aquí”, admite Aginagalde. Una situación similar ocurre en Barakaldo y los municipios de la margen izquierda de la ría de Bilbao, no así, en otras localidades del interior de Bizkaia con accesos más limitados.

Ayuda del Gobierno vasco

Carrasson está trabajando en la solicitud formal de ayuda al Gobierno vasco, pero la respuesta del Ejecutivo se ha adelantado a través de la Cadena SER en Euskadi. Su portavoz, María Ubarretxena, anunciaba en una entrevista que enviará personal especializado para hacer un diagnóstico de la situación. “Migrantes o no migrantes, se trata de personas mayores de edad sin hogar y es competencia, en este caso, de la mancomunidad”, señalaba, aunque asimismo aseguraba una “absoluta colaboración” de su gabinete.

Las primeras reuniones con el Gobierno vasco se van a producir en los próximos días. “Esta es una situación que nos va a salpicar a muchos municipios y tenemos que estar a la altura. Todas las instituciones queremos ayudar. Ahora, queda ponernos manos a la obra”, exhorta la primera edil de Berango, que se estrena esta legislatura en el cargo.

Aspecto que presenta una de las tiendas de campaña que jóvenes migrantes han montado en Berango (Bizkaia).
Aspecto que presenta una de las tiendas de campaña que jóvenes migrantes han montado en Berango (Bizkaia).Fernando Domingo-Aldama

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