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Cinco años de la España Vaciada, la revuelta que acabó despoblándose

El movimiento contra la discriminación de las provincias más rurales cumple un lustro vencida por los cambios en la agenda política y la división interna

España Vaciada
Manifestación en Madrid de las plataformas Teruel existe y Soria ¡Ya!Claudio Álvarez
Juan Navarro

Tractores tomando Madrid. Los agricultores concentrados en la capital este 2024 tuvieron precursores cinco años antes con varias similitudes: descontento con el desequilibrio en zonas rurales y robustos vehículos agrarios sobre las grandes avenidas. La denominada “Revuelta de la España Vaciada” agrupó el 31 de marzo de 2019 a 100.000 personas según los organizadores y 50.000 para las autoridades, una multitud para denunciar la despoblación de sus provincias. La marcha mostró un movimiento en ebullición meses antes de que Teruel Existe entrara en el Congreso de los Diputados con un decisivo escaño. Soria ¡YA! logró tres plazas en las Cortes de Castilla y León en febrero de 2022 pero las elecciones posteriores, locales, autonómicas y generales, han desmantelado la presencia de estas formaciones. El cambio de guion en la agenda social y las divisiones internas, aliñadas con intereses políticos localistas, han desinflado la dinámica.

Tomás Guitarte se convirtió en la voz de los territorios demográficamente castigados. El veterano movimiento social Teruel Existe presentó a través de él consignas específicas de la provincia pero bien conocidas en otros territorios despoblados, con Aragón, Castilla y León y Castilla-La Mancha como tridentes del vaciamiento censal. El ahora parlamentario de Teruel Existe en las Cortes de Aragón, en la oposición a PP-Vox, pronto conoció los colmillos de la política y el cenagal circundante: Guitarte recibió infinidad de amenazas y presiones para votar contra Pedro Sánchez en la investidura finalmente triunfal del PSOE en enero de 2020. El diputado novato contó con escolta y durmió en un lugar desconocido los días previos a ayudar con su voto a ungir a Sánchez, siempre bajo la premisa de obtener beneficios y compromisos para los territorios despoblados. La tribuna del Congreso acogió discursos sobre “Renovables sí pero no así”, acerca de la invasión de molinos eólicos y placas solares en provincias rurales sin importar el impacto y sin dar beneficios; o el plan 100-30-30 para disponer de 100 megas de Internet en todo el país y que todos los núcleos tengan a menos de 30 kilómetros colegios u hospitales además de infraestructuras dignas de transporte.

Hoy Guitarte se resigna ante el atropello de otras cuestiones de actualidad política sobre su causa: “Lo que denunciamos no ha desaparecido”. Para él, pese a la endiablada aritmética parlamentaria, la pasada legislatura, deslucida por la pandemia, no reflejó una “voluntad firme ni valentía del Gobierno” para actuar sobre la despoblación. “Estas cuestiones han de llegar claramente a la ciudadanía, no hemos tenido esa capacidad para transmitirla, tampoco tenemos esos recursos económicos”, sostiene, reconociendo el error de creer en que “bastaría con llegar a las instituciones”: “Eso es imprescindible pero hace falta continuidad, hay unas sinergias políticas y económicas que tienden a que no pase nada”.

Buenas palabras, pocos resultados. El tema contaba con buena acogida social y asomaba en los discursos políticos hasta que todo cambió. El coronavirus rompió la agenda informativa y mudó las preocupaciones. La despoblación pasó a un plano muy secundario. Después, la guerra de Ucrania, un conflicto bélico en el rellano de Europa. Inflación, crisis energética, zozobra económica. Más tarde, Israel atacaba Palestina. La agenda se cebaba con esas cuestiones cruciales y aparcaba el desequilibro demográfico. De fondo, los cuchillos políticos: el PP cambiaba de liderazgo pero Sánchez resistía, el independentismo catalán se convirtió en indispensable para la gobernabilidad, los indultos y la amnistía dominaban las portadas, el fenómeno de Isabel Díaz Ayuso se inflamaba contra Sánchez desde la Comunidad de Madrid, la extrema derecha irrumpió en comunidades y ciudades como socia del PP y las elecciones de verano de 2023 se trazaron como una lucha entre bloques. Entretanto, un espejismo: los tres procuradores de Soria ¡YA! en Castilla y León, arrasando en la provincia pero inútiles en la gobernabilidad cuajada entre PP y Vox en 2022.

La España Vaciada se vaciaba pese a los empeños de llenar listas para conseguir mandar en las urnas. El éxito de Soria ¡YA! en Castilla y León, basado en décadas de activismo en calles y pueblos, escondió un azote al movimiento político: las plataformas concurrentes en Salamanca, Valladolid, Burgos, Segovia y Palencia se estrellaron, recabaron un puñado de papeletas y evidenciaron su falta de arraigo con fichajes muy criticados. En Valladolid se recicló a múltiples miembros rebotados de Ciudadanos y en otras provincias vieron cómo excargos de otros partidos buscaban afincarse bajo nuevas siglas. Ese batacazo se replicó en las elecciones autonómicas y locales de mayo de 2023: España Vaciada concurrió en 233 municipios, 50 entidades menores, 13 provincias y cuatro regiones (Asturias, Aragón, La Rioja y Castilla-La Mancha). En ninguna cosecharon datos significativos o importantes para entrar en gobiernos locales o autonómicos más allá de municipios puntuales.

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El líder de Soria ¡YA!, Ángel Ceña, lamenta el olvido sobre una realidad que afecta “al 70% de España”. “¿Hay algo en el debate público sobre los problemas de los ciudadanos? Hay una confrontación exacerbada entre dos bloques en campaña electoral permanente sin debatir sobre nada”, reflexiona Ceña, quien reconoce cierta “precipitación” en la configuración de las plataformas, pues muchas se implantaron en lugares “sin tradición reivindicativa de base” como sí latía en Teruel o Soria. El soriano ve posible recuperar protagonismo ante la persistencia del desafío demográfico y la desatención de PP o PSOE: “Dudo que España en 20 años pueda soportar tener a Madrid y las costas superpobladas y desiertos demográficos en el interior”. Fuentes cercanas al movimiento admiten las poco propicias circunstancias, pero reniegan de la falta de “metodología” y la falta de escucha en los territorios, amén de errores como “alianzas con terceros sin vínculo con la despoblación, que había que presentarse a cualquier precio, con cualquiera y sin ningún programa y que quienes se presentaban no eran los mejores, sino los más osados”. Además, aparecieron “diferencias, desconfianza y celos entre la parte política y social”.

La conmemoración del lustro reivindicativo se ha producido mediante el lema “¡Actúa por tu pueblo!”, que se une a iniciativas de años anteriores como tocar las campanas de las iglesias o guardar minutos de silencio. En esta ocasión, entre las lluvias y la Semana Santa, apenas unos cuantos grupos se congregaron en diversas localidades nacionales.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, en comunicación corporativa, buscándose la vida y pisando calle. Graduado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS.
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