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Pedro Sánchez reactiva su discurso del 23J contra las derechas para el nuevo ciclo electoral

“Las leyes antimemoria del PP y Vox muestran de la que nos libramos”, asegura el presidente, que sostiene que la legislatura está garantizada pase lo que pase en las próximas tres citas electorales

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este lunes en el palacio de La Moncloa.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este lunes en el palacio de La Moncloa.Eduardo Parra (Europa Press)
Carlos E. Cué

Pedro Sánchez ha vuelto del descanso de Semana Santa con la convicción absoluta de que el periodo electoral que inicia ahora, con tres comicios en tres meses, lejos de poner en riesgo la legislatura, la consolidará. El presidente, que es el único que tiene la potestad de convocar elecciones y no tiene riesgo político de que nadie le pueda montar una moción de censura, porque habría que poner de acuerdo a Junts o el PNV y Vox, asegura que pase lo que pase en las vascas, catalanas y europeas, la legislatura seguirá hasta 2027.

Para cumplir sus objetivos, Sánchez necesita una movilización fuerte de la izquierda, sobre todo para las europeas del próximo 9 de junio, las más delicadas para el Gobierno, donde el PP tiene puestas todas sus esperanzas. Para ello, en una conversación informal con periodistas en el avión que le llevaba a Jordania, donde inicia una visita de tres días que incluirá Arabia Saudí y Qatar, el presidente ha recuperado el discurso que le hizo lograr un resultado inesperado en 2023 con un millón de votos más y que, contra pronóstico, le permitió seguir en La Moncloa y dejó al PP y a Vox en la oposición.

Sánchez y el PSOE van a explotar al máximo los acuerdos del PP y Vox en las autonomías para echar atrás las leyes de memoria democrática, o los que en Baleares han llevado a eliminar la oficina anticorrupción, o las normas privatizadoras o que reducen impuestos a los grandes patrimonios. “Lo que están haciendo el PP y Vox en las autonomías, sobre todo con las leyes antimemoria, demuestra de la que nos libramos el 23J”, ha resumido Sánchez en esta conversación.

“Es extraordinariamente grave situar al mismo nivel a la república y a la dictadura, a la democracia y al totalitarismo. Esto demuestra que el PP está parasitado por Vox”, ha insistido. Además, Sánchez, que ve a Ayuso “cuestionada”, cree que con los escándalos de corrupción ha quedado clara la diferencia entre la reacción del PSOE, cortando cabezas, y la del PP, defendiendo a la presidenta madrileña.

De hecho, el presidente ya avanza cuál será el eje de la campaña de las europeas, las más delicadas para el Ejecutivo, que el PP espera ganar de forma cómoda para iniciar después una estrategia de acoso y derribo con petición constante de adelanto electoral de las generales que Sánchez descarta de manera tajante. Después del cambio en Portugal, ahora gobernado por la derecha, España se está convirtiendo prácticamente en una excepción en una Europa dominada por gobiernos conservadores. Y el mapa que puede quedar después de las europeas puede consolidar esa idea, con una fuerza inusitada de la derecha pero sobre todo de la ultraderecha, que tiene grande expectativas para estos comicios al Parlamento europeo.

Sánchez está convencido de que los tres procesos, especialmente el catalán, en el que el PSC tiene buenas expectativas, la situación política se clarificará y también debería calmarse un poco puesto que no habría más elecciones hasta 2026.

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El jefe del Ejecutivo tratará de activar en España el voto progresista con la idea de que es necesario parar esa ola como se hizo en las generales de 2023, cuando también los líderes conservadores europeos daban por hecho que España caería de ese lado y sin embargo se mantuvo en la órbita progresista. Sánchez asegura que en la campaña de las europeas explicará que “si hay mayoría conservadora en el Parlamento europeo y en los gobiernos, muchos desafíos se resolverán no desde la óptica progresista, como hemos hecho en la pandemia y en la guerra de Ucrania, sino con los hombres de negro y los recortes”. Esto es, el eje izquierda-derecha será de nuevo para Sánchez el elemento central de movilización del voto progresista, que según las encuestas está de nuevo desactivado frente a una derecha con muchas ganas de usar las europeas para votar contra el Gobierno.

En las elecciones vascas y catalanas la situación es diferente. Ahí no se prevé ninguna ola de derecha. En Euskadi, Sánchez deja clarísimo que su apuesta sigue siendo la “alianza estratégica” con el PNV, lo que descarta de plano, como ha hecho el PSE, una posibilidad de pacto con Bildu aunque gane las elecciones. En el País Vasco el PSOE se dedicará a defender la coalición con el PNV y el Gobierno que hay, y está convencido de que habrá continuidad más allá de la batalla entre PNV y Bildu por la primera plaza. Sánchez no prevé grandes cambios aquí.

En las catalanas es donde se juega la partida más compleja. Pero Sánchez no parece preocupado por las consecuencias que pueda tener para la estabilidad del Gobierno. Para él, lo importante es que Salvador Illa sea primero con una diferencia mayor que en las anteriores y sobre todo que los independentistas no sumen mayoría y entonces se abra la posibilidad de un gobierno del PSC con aliados o en minoría. Eso podría tensionar a ERC y Junts y alejarlas del apoyo al Gobierno, pero Sánchez no se plantea ese escenario y defiende que si después del procés y de todo lo que le ha dicho la oposición sobre su política en Cataluña, el resultado es que el PSC puede gobernar y los independentistas no tienen mayoría, desde el punto de vista político será un éxito muy claro de su propia gestión del mayor conflicto político que ha tenido España en los últimos años. “Es importante leer esto como un cambio político sin resquemores”, ha insistido Sánchez, que pretende que se dé ese cambio y a la vez mantener la mejor relación con los independentistas y seguir adelante con la amnistía y la política de reconciliación que garantizan su legislatura.

Lo que no se vislumbra en las palabras del presidente es alguna posibilidad de bajar la tensión con el PP. Sánchez recuerda que fue Feijóo el que le pidió la mediación de la Comisión Europea para la renovación del CGPJ y el PP ha dejado pasar los dos meses pactados sin acuerdo. Ahora hay un mes de prórroga, y Sánchez espera que esta vez sea la definitiva, pero si no es así se lanzará en tromba a criticar la “irresponsabilidad” del PP que con este rechazo a renovar el CGPJ mantiene bloqueadas otras negociaciones como la renovación del consejo de RTVE o del Banco de España o la CNMC. Sánchez mete presión al PP pero aún así sigue confiando en encontrar una salida en abril porque no hay ninguna alternativa y el bloqueo sería indefinido.

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