Pendientes de los síes de Junts
La medida de gracia es indispensable pero no suficiente para garantizar la investidura
Este lunes, a las nueve de la mañana, el Ministerio de Trabajo ofrece los datos del paro del último mes. A la espera de los porcentajes y detalles que diseccione la vicepresidenta segunda y titular de esa cartera, Yolanda Díaz, en el Gobierno se respira cierto optimismo respecto a la evolución del mercado laboral en febrero. Pero en La Moncloa no se engañan, porque saben que la ley de amnistía y el caso Koldo engullen toda la acción de gobierno. Esta semana puede quedar despejada, para alivio del Ejecutivo, la aprobación en el Congreso de la medida de gracia a los encausados del procés. Sin embargo, no va a pasar lo mismo con la trama de cobro de comisiones ilegales en la compra de mascarillas que salió a la luz el 20 de febrero y que cerca al exministro de Transportes, y ahora diputado del Grupo Mixto, José Luis Ábalos.
A pesar de la ausencia de certezas, sacar adelante la amnistía es fundamental para el Gobierno de coalición; es una condición indispensable, pero no suficiente, para dar tranquilidad a la legislatura. Aunque se apruebe el perdón a los delitos del procés, los Presupuestos Generales del Estado tampoco están garantizados, sino que se verán sometidos a una negociación exigente, según transmiten con nitidez distintos interlocutores independentistas. Esto no era lo inicialmente previsto tras las conversaciones para la investidura de Pedro Sánchez.
En las últimas horas, tanto el Gobierno central como Junts han utilizado el vocablo “losa”, cada uno con diferente intención, para referirse a la amnistía. Interlocutores socialistas estiman que, cuando la medida de gracia se haya aprobado y entre en vigor, el Ejecutivo podrá desprenderse de un peso que no le permite avanzar en los proyectos que tiene en cartera, y que dependen de los votos de Junts. De hecho, las pocas medidas que se han ido anunciando o aprobado hasta ahora apenas han tenido repercusión más allá del momento, opacadas por la amnistía.
El gobierno defenderá sin fisuras a Armengol
La losa a la que alude el expresidente catalán y prófugo de la justicia Carles Puigdemont es “la losa del exilio”. Una vez liberado de ese peso, si es que eso ocurre por mor de la ley de amnistía, y en el supuesto de que pueda cubrirle frente a los resquicios de delito que pueda encontrar el Tribunal Supremo, nada habrá concluido. Todo se irá decidiendo según vayan aceptándose o no las demandas de los neoconvergentes. Con esa actitud de máxima exigencia por parte de Junts, no hay certezas sobre el devenir de la legislatura.
El acuerdo sobre la amnistía, que sí ven probable desde los dos lados y que tendrá que plasmarse esta semana en la Comisión de Justicia del Congreso, convivirá con el terremoto político del caso Koldo. Este lunes, el grupo popular tiene previsto registrar en el Congreso un escrito en el que pedirá a la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, que abandone el escaño de diputada, y, por tanto, la presidencia. La tercera autoridad del Estado en estos momentos es el objetivo a batir por el PP por la compra de mascarillas defectuosas a la trama corrupta cuando era presidenta de Baleares. Los socialistas defenderán a Armengol sin la menor fisura, señalan en el Gobierno y el partido.
La respuesta socialista al ataque del PP con este asunto, centrada en el “y tú más”, desagrada a los socios de Sumar. Este lunes la vicepresidenta segunda, reúne a su grupo parlamentario para abordar una serie de medidas anticorrupción; no porque crean que la ha habido por parte de presidentes autonómicos socialistas, señalan interlocutores de ese grupo, sino porque se deben extremar los órganos de control.
No hay matices ni presunciones en las aseveraciones del PP. Pedro Sánchez “lo sabía todo y lo tapó”, ha apuntado el portavoz del grupo popular, Miguel Tellado. “Salga del búnker, deje de esconderse”, exigió el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo al presidente del Gobierno. Mientras se desataba esa ofensiva, Sánchez ocupaba en Roma la tribuna de oradores del Partido de los Socialistas Europeos, reunidos para elegir a Nicolas Schmitt como candidato a presidir la Comisión Europea. El recibimiento entusiasta de la familia socialista europea a Pedro Sánchez, al ser visto como uno de los pocos líderes que ha parado a la derecha y la ultraderecha en Europa, fue probablemente el único momento amable en público que ha vivido el presidente desde que estalló el caso Koldo.
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