Pedro Sánchez quiere alargar semanas la transición para relevar a la vicepresidenta económica
El mandato de Calviño en el BEI empieza en enero, pero el presidente del Gobierno planea una sustitución tranquila
Nadia Calviño apenas durmió una hora la noche de este pasado jueves en Bruselas. A las tres y media de la madrugada, acabó la cita del Ecofin (consejo de ministros de Economía de la Unión Europea) sobre las trascendentes reglas fiscales y a las siete de la mañana del viernes ya estaba lista de nuevo para afrontar el importante desayuno con sus colegas europeos en el que el ministro belga de Finanzas, Vincent Van Peteghem, oficializó los apoyos mayoritarios a su candidatura para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Calviño y el presidente, Pedro Sánchez, hacía días que tenían constancia de que esa candidatura iba a prosperar, tras el último respaldo que tenían confirmado del Gobierno francés. El jefe del Ejecutivo, de hecho, llevaba días felicitándola en público y en privado. Sánchez también ha transmitido a su entorno que ahora querría unas semanas, que podrían alargarse incluso un par de meses, para ejecutar la transición tranquila y ordenada en la vicepresidencia económica que contrapese en el Gabinete y en Europa a la figura de la vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y líder de Sumar, Yolanda Díaz. Podría ser hasta un independiente con buen cartel en Bruselas.
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, y su vicepresidenta económica durante toda la pasada legislatura han establecido una buena conexión política y personal durante estos años. En las últimas semanas, ante la constatación de que la candidatura de Calviño avanzaba tras lograr los apoyos claves de Alemania y Francia, el presidente ha empezado a perfilar específicamente su sustitución, al margen del proceso para diseñar los demás nombramientos del resto del Gobierno.
Durante los últimos días, en varias entrevistas, Sánchez incluso anticipó de hecho la salida de Calviño hacia uno de los cargos económicos más relevantes en Europa, con importantes consecuencias para las inversiones y fondos que deberían llegar a España en próximos años. También apuntó que tiene claro la sustitución, aunque no ofreció más pistas, y comentó que le gustaría una transición calmada de varias semanas. En privado, el presidente ha llegado a comentar incluso que esa transición podría alargarse sin prisas un par de meses, a pesar de que el mandato al frente del BEI comienza en teoría en enero y el del actual regidor de ese banco, el alemán Werner Hoyer, acaba el 31 de diciembre, tras 12 años en el cargo.
Las fechas para ejecutar el recambio no están especificadas de manera tan precisa en el reglamento del BEI, aunque en el comunicado del ministro belga para formalizar la candidatura de Calviño sí se menciona el inicio de la tarea para el 1 de enero de 2024. El ministro belga, sin embargo, en su comparecencia ante la prensa en Bruselas, señaló que el proceso podría durar tres o cuatro semanas desde que el miércoles de la semana que viene el consejo de gobernadores del banco, los mismos ministros que la refrendaron este viernes, la ratifiquen ya formalmente para el puesto.
Prudencia
La propia Calviño quiso ser especialmente prudente este viernes en Bruselas antes de retornar a España: “Hasta hoy, que ha habido el apoyo por parte de los ministros, no hemos tomado contacto con el Banco Europeo de Inversiones. Yo no he hecho ningún movimiento porque hay que ser prudente y respetuoso con este tipo de procesos”. Y sobre su próxima sustitución, ha afirmado: “No voy a especular y el presidente Sánchez será el que tome la decisión. Además, no es hoy cuando vamos a tomar esa decisión. Yo voy a estar hasta el último minuto dedicada a trabajar como vicepresidenta primera del Gobierno de España en los temas nacionales y por supuesto en la presidencia europea”. Preguntada sobre si tendría claro el nombre del sustituto si tuviera que elegirlo ella, ha asegurado que sí, sin revelarlo.
Calviño ha sido un contrapeso de un perfil más ortodoxo a las posiciones más de izquierdas en materia laboral de la vicepresidenta Yolanda Díaz. El último episodio de confrontación se ha producido en estos días con respecto a los retoques que ambos departamentos discuten sobre los planes para el futuro de los subsidios para los desempleados. Economía quería ofrecer a Bruselas, antes de que acabe el año, algunos ajustes para aumentar los subsidios, pero durante menos tiempo y con incentivos para buscar empleo. Trabajo ha defendido que no debía producirse ningún recorte.
El presidente, como en otras ocasiones, ha dejado que esa discusión se produjera entre esos departamentos sin tomar partido. Lo que sí hizo el viernes Sánchez fue felicitar en la red social X (antigua Twitter) a Calviño por su designación: “Es una magnífica noticia para Europa y un orgullo para España. Será la primera mujer que presida el BEI desde su fundación. Un reconocimiento a su extraordinaria trayectoria, rigor y liderazgo de la política económica de nuestro país. Una elección que refuerza la presencia e influencia de España en los organismos internacionales. ¡Enhorabuena, Nadia! Te echaré mucho de menos”.
El hueco de Calviño no será sencillo de rellenar en el Gabinete. A su formación académica unía una capacidad de contactos privilegiada en todos los niveles de la administración comunitaria. Fuentes del Gobierno apuntan a que Sánchez podría apostar por una figura de similar trayectoria, incluso independiente y no militante del PSOE como Calviño y con buena acogida en Europa. Hay varios nombres con ese perfil frente a quienes apuestan por una solución interna, como una promoción de la vicepresidenta cuarta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, o del ministro de Transición Digital, José Luis Escrivá, o incluso del director de la Oficina Económica de La Moncloa, Manuel De la Rocha, o el director del Tesoro, Carlos Cuerpo.
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