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El PP fracasa en su intento de dividir a los senadores del PSOE con una moción contra la amnistía

Los populares aprueban la resolución con el apoyo de Vox y UPN, pero la bancada socialista vota no en bloque

José Marcos
La portavoz socialista en el Senado, Eva Granados.
La portavoz socialista en el Senado, Eva Granados.JJ Guillen (EFE)

La moción con la que el PP pretendía provocar este martes la división de los senadores del PSOE ante la previsible concesión de una amnistía a los encausados del procés independentista catalán ha pinchado en hueso. Los socialistas no se han fragmentado bajo la presión de la derecha, que buscaba forzar el rechazo de alguno de ellos y transmitir así una imagen de cisma justo el día en el que Pedro Sánchez ha recibido el encargo del Rey para intentar la investidura. “Están tan seguros de que vamos a formar un Gobierno de progreso que ya nos están haciendo oposición”, ha ironizado la portavoz socialista, Eva Granados. “Esta moción es la demostración del fracaso y de la frustración de [Alberto Núñez] Feijóo y de no conocer a la España de 2023. No cuenten con el PSOE para la confrontación, que nosotros estaremos en el diálogo”, añadió. La bancada socialista votó no a la moción, en bloque, incluido el aragonés Javier Lambán, a pesar de que este se había mostrado recientemente muy crítico con la posibilidad de una amnistía.

La moción se aprobó por 139 votos a favor y 107 en contra. El respaldo lo han dado el PP (que tiene mayoría absoluta en la Cámara alta), Vox y UPN. Una senadora popular ha alegado problemas técnicos en el momento de votar y su voto no se ha contabilizado, como le ha ocurrido a otros senadores de su partido y del PSOE. En todo caso, el resultado ya se conocía de antemano; el interés consistía en constatar hasta qué punto la votación se convertía en un test de estrés para el PSOE. “La necesidad de votos hace que Sánchez tenga que amnistiar a [Carles] Puigdemont. ¿Van a convertir a la democracia española en rehén de un prófugo? ¿Por qué quieren poner el futuro de España en manos de un antiespañol? ¿También van a ser ustedes cómplices de ello?”, espetó Antonio Silván (PP) a la bancada socialista.

Todas las miradas estaban concentradas en el expresidente de Aragón y ahora senador, el socialista Javier Lambán, contrario a amnistiar a los encausados del procés, como en su momento no apoyó los indultos, la derogación del delito de sedición ni la reforma del delito de malversación. Sin embargo, Lambán adelantó ya a su llegada al Senado: “No he venido a convertirme en pieza de la estrategia política del PP. Que nadie lo espere. Yo seré siempre coherente con mi condición de socialista, porque, además, los socialistas aragoneses de los que soy secretario general no entenderían de mí otra actitud y que fuera el instrumento y tonto útil del PP. Otra cosa es que los militantes entiendan que yo tengo mis propias opiniones y que las expreso”, despejó el aragonés, que llegó al hemiciclo acompañado de Susana Díaz. Lambán apoyó a Díaz en las primarias del PSOE en 2017, que ganó Sánchez.

La moción aprobada manifiesta una “absoluta reprobación de toda negociación política destinada a la obtención de apoyos parlamentarios para la investidura como presidente del Gobierno que incluya, como contrapartida, la concesión de una amnistía, expresa o velada, o de cualquier forma de indulto o beneficio judicial, que de un modo u otro busquen favorecer a las personas encausadas por el proceso ilegal de secesión perpetrado en Cataluña”. Y rechaza “todas aquellas modificaciones legislativas realizadas para beneficiar a los responsables del llamado procés, tales como la eliminación del delito de sedición y la reducción de las penas por malversación”.

“La estrategia negociadora de ERC ha dado frutos, lo vimos en la anterior legislatura, por eso celebramos que el resto de actores independentistas se sumen a esta estrategia”, expresó Sara Bailac, portavoz de ERC, que reclamó una ley de amnistía para acabar “con la judicialización de la política” y para “eliminar las nefastas consecuencias de su causa general contra el independentismo”. Bailac no exigió un referéndum de autodeterminación como condición para el apoyo de su partido a la investidura de Sánchez. El portavoz de Junts, Josep Lluís Cleries, se mantuvo en una posición más dura: “El 1 de octubre no fue un delito. El abandono de la represión española es una exigencia fijando como únicos límites los tratados internacionales. El objetivo no es perdonar al independentismo, sino reparar la injusticia que el conflicto político ha generado”.

“Nos encontramos ante un nuevo desafío histórico: una minoría radical y populista pretende imponer la ruptura de la igualdad entre los españoles”, insistió el portavoz del PP. Estefanía Beltrán, del PNV, le replicó: “Aznar fue el presidente que más indultos firmo en su mandato, con más de 700 al año, y ahora el PP sale enardecido con una situación que no se ha producido. No han dudado en agitar la calle, ¿tensionar la sociedad es un acto de responsabilidad política?”. “Ni les indigna ni les preocupa la amnistía, estarían dispuestos a hacer cualquier cosa por el poder. ¡Pero si [José María] Aznar indultó en 2001 en un solo día a 1.443 condenados, o a o 16 miembros de Terra Lliure. ¿Lo hizo por España o por gobernar a toda costa?”, recordó también Carla Antonelli (Más Madrid). La más ufana fue la socialista Eva Granados: “La convocatoria de este pleno les salió rana. Es una moción antigua mientras se abre un nuevo tiempo en nuestro país para formar un Gobierno progresista”.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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