Los ministros en funciones defienden en Bruselas la negociación con Junts pese a las discrepancias sobre la amnistía
Varios eurodiputados reprochan a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, su reunión con Carles Puigdemont el lunes
Los cinco ministros del Gobierno en funciones que viajaron este jueves a Bruselas a explicar ante el Parlamento Europeo las prioridades de la presidencia española de la UE este semestre debían superar dos grandes retos: ante todo, no toparse por los pasillos con Carles Puigdemont. También, sortear el asunto de las negociaciones de investidura y una posible ley de amnistía, como exige el expresidente catalán para facilitar que Pedro Sánchez repita mandato.
Lo primero, lo consiguieron, ya que Puigdemont no se dejó ver este jueves en la Eurocámara. Lo segundo fue ya imposible, tanto por las preguntas de la prensa como las de algunos eurodiputados que aprovecharon las audiencias para sacar el tema y reprocharle a los ministros el viaje, esta misma semana, de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a Bruselas para reunirse con el líder independentista. La mayoría optó por defender las negociaciones con Junts, pese a las discrepancias sobre la amnistía.
La ministra en funciones de Educación y portavoz del PSOE, Pilar Alegría, defendió la valentía de su partido frente a la “parálisis estéril” del PP a la hora de buscar soluciones en torno al pulso con el independentismo catalán. Alegría aseguró que las negociaciones en torno a una eventual ley de amnistía se harán bajo las líneas del “diálogo, dentro del marco constitucional y con el máximo respeto y transparencia”. Y subrayó: “hemos tomado decisiones valientes, porque creo que un partido político tiene que ser responsable y sobre todo valiente a la hora de la toma de decisiones para plantear soluciones”.
Por su parte, el ministro de Universidades en funciones, Joan Subirats, recordó que “hay una negociación abierta” en la que no es posible predecir si habrá en 80 días una ley o no de amnistía. “Lo que sí sé es que si el 27 no se alcanza la investidura de Feijóo, tendrá que haber otra votación, y esto nos da dos meses, hasta noviembre, para buscar una alternativa a este aislamiento”, agregó.
El responsable de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, evitó responder directamente sobre la necesidad de una ley de amnistía. “Lo que veo necesario, y lo he defendido siempre (…) es que ha de haber un reencuentro, ha de haber convivencia. Y lo que constato es que en Cataluña solo se quebró la legalidad cuando gobernaba el PP, y que desde que gobierna Pedro Sánchez las cosas están infinitamente mejor. Y me alegro”, declaró. Más esquivo aún fue su colega de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, quien eludió pronunciarse aduciendo que “es un tema en el que el Gobierno está negociando con toda discreción dentro del marco de la Constitución” y que, en estas circunstancias, “la discreción y la cautela son extraordinariamente importantes”.
La vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, fue la única que declinó hablar ante la prensa. Y eso que esta la siguió por los mismos pasillos que había recorrido solo tres días antes cuando, este lunes, celebró una polémica reunión con Puigdemont a puerta cerrada en su calidad de líder de Sumar, si bien de facto se convirtió en la primera ministra de un Gobierno español que se reunía con el líder independentista desde la huida de este a Bélgica en 2017, convirtiéndose en un prófugo de la justicia. A Bruselas no viajó la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, por un “problema de salud”.
Lo que no pudo evitar Díaz fue que los eurodiputados le hicieran preguntas al respecto durante su audiencia, así como a otros ministros que la acompañaron esta jornada a la capital belga. Lo hizo la eurodiputada popular Isabel Benjumea en la audiencia previa a Pilar Alegría —a la que preguntó si el Gobierno español “conocía” del viaje de Díaz a Bruselas para ver a Puigdemont y “si le parece el lugar idóneo para este tipo de reuniones”— y el checo, también del Partido Popular Europeo (PPE), Tomas Zdechovsky, a Escrivá, a quien le dijo: “Me sorprendió un tanto que su viceprimera ministra Díaz se reuniera durante tres horas el otro día con Puigdemont”. Aunque el presidente de la sesión, el liberal rumano Dragos Pislaru, recordó a los eurodiputados que “el debate de hoy no es sobre política española”, esta siguió aflorando.
“Oportunidad de hablar sobre el trabajo”
En el cara a cara con Díaz, la más dura fue la eurodiputada popular Rosa Estaràs, para quien la reunión con Puigdemont supuso “un ataque en toda regla al Estado de derecho europeo”. “¿Cree usted que se puede construir más Europa negociando el futuro de una gran nación como España con un prófugo de la justicia en busca y captura y poniendo el Estado de derecho de rodillas?”, le preguntó Estaràs, a lo que Díaz replicó acusando al PP de mostrar “absoluto desinterés por la vida de la gente” al “perder la oportunidad de hablar sobre el trabajo, de hablar sobre el futuro de Europa, de delinear la vida de la gente en una comparecencia que es de máxima importancia para el proyecto europeo”. Más sutil, el eurodiputado de Ciudadanos Jordi Cañas sí le efectuó una pregunta sobre el tema a discutir, pero no sin dejar deslizar antes un dardo por su anterior visita a Bruselas: “Prefiero verla aquí hablando en público con luz y taquígrafos y no en una sala oculta con aquellos que quisieron violar la democracia”, le dijo a la ministra. Poco antes de acabar la audiencia de Díaz, acudió a la sala de la comisión de Empleo el eurodiputado y exconseller Toni Comín, que también participó en la polémica reunión del lunes y a quien la vicepresidenta segunda saludó con dos besos antes de salir a toda velocidad, y sorteando las cámaras, de la sede parlamentaria europea.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.