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El Ayuntamiento de Burgos retira las subvenciones para la asociación de Memoria Histórica y una cátedra sobre la represión franquista

El Gobierno municipal, en manos de PP y Vox, esgrime que el proyecto está fuera de la ciudad, aunque otros alcaldes populares aportaron fondos

Ayuntamiento Burgos
La alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala (PP), en la constitución del Consistorio, el pasado 17 de junio.Tomás Alonso / Europa Press
Juan Navarro

El nuevo Ayuntamiento de Burgos, gobernado en coalición por PP y Vox, ha suprimido de sus presupuestos 40.000 euros en subvenciones para proyectos de memoria histórica. La Coordinadora Provincial para la Recuperación de la Memoria Histórica recibía 25.000 euros anuales, también cuando el PP gobernaba la ciudad en solitario, antes de la pasada legislatura socialista. También se habían comprometido 15.000 euros para un proyecto de la cátedra universitaria de la Memoria Democrática de la Universidad de Burgos. El equipo de la alcaldesa, Cristina Ayala (PP), argumenta que el proyecto de memoria dejará de tener este apoyo económico porque se desarrolla fuera del municipio, concretamente en Estépar, a 20 kilómetros de Burgos. La presidenta de la asociación de Memoria Histórica, Soledad Benito, incide en que esta circunstancia nunca fue un obstáculo, porque allí fueron fusilados decenas de burgaleses.

Benito, presidenta del colectivo para la recuperación de la memoria histórica, se ha enterado de la retirada de los fondos por el Diario de Burgos, que ha adelantado la información. No reconoce que le haya sorprendido, “según está la situación”. El anterior alcalde de Burgos, del PSOE, había reservado los fondos, pero la incorporación de Vox como socio de gobierno municipal ha cambiado el paso. “Con el PP nunca tuvimos problemas”, apunta la representante de la asociación. Los fondos se iban a destinar para un proyecto en Estépar, donde quieren crear “un espacio de memoria en el monte, en uno de los sitios de la provincia de Burgos donde más se fusiló en la Guerra Civil”.

El apoyo económico del Gobierno municipal del PP permitió realizar exhumaciones, pruebas de ADN, o la construcción de monumentos. Los trabajos permitieron hallar los restos de 96 de los 400 represaliados en aquellos terrenos, según estima la documentación de la época. La desaparición de fosas y la complicación de las labores tras convertirse la zona en áreas de labranza hicieron que la asociación se decantara por la construcción de un espacio conmemorativo para aquellos republicanos desaparecidos y asesinados por los fascistas. El exalcalde, el socialista Daniel de la Rosa, lamenta la medida. “El 99% de los asesinados eran burgaleses del penal de Burgos que llevaban allí en sacas para fusilarlos”, explica. El representante socialista incide en que el PP sí que apoyo la iniciativa cuando no dependía de Vox. El colectivo no tiene más recursos económicos que los 25.000 euros para ese “espacio de resignificación”. El proyecto quedará aparcado a la espera del apoyo de la Junta de Castilla y León, que les remite subvenciones del Ejecutivo central.

“La disculpa que ponen para negar la subvención no entra en cabeza”, lamenta Benito. El concejal de Hacienda, Ángel Manzanedo, mantuvo en El Diario de Burgos que la modificación respondía a que “otras Administraciones” deben asumir esos costes por tratarse de un espacio provincial y no municipal. Portavoces consistoriales remiten a una rueda de prensa este jueves para explicar los cambios presupuestarios. Sobre el proyecto universitario, Manzanedo sostiene que debe ser la Universidad quien lo sufrague. Los objetivos incluían difundir la represión sobre las mujeres burgalesas, recordar la vida del escritor local exiliado Eduardo de Ontañón, una exposición sobre las exhumaciones, preparar un libro sobre el callejero burgalés y sus cambios entre República y Franquismo, censar las víctimas de la dictadura y replicar en Burgos la colocación de adoquines conmemorativos para los asesinados.

El director de la cátedra frustrada, el antropólogo de la Universidad de Burgos Ignacio Fernández de Mata, considera que “para PP y Vox, la Historia no es un conocimiento científico y contrastado que trate de comprender el pasado, el sucedido de verdad”. “Esta derecha entiende el pasado como espacio de apropiación y manipulación, no de saber”, añade. “Quien se atreva a estudiar críticamente la intolerancia, los abusos y violencias del pasado, es, al parecer, un mal español” contempla. “He ahí la indiferenciación entre PP y Vox”, termina.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, en comunicación corporativa, buscándose la vida y pisando calle. Graduado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS.

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