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El gruista y la esteticista que idearon una torre para acabar con los mosquitos del Guadalquivir

Coria del Río estrena una estructura de 12 metros de alto para atraer aves y combatir de manera sostenible a los insectos portadores del virus del Nilo

Torre de la Biodiversidad en Coria del Río
La Torre de la Biodiversidad instalada en Coria del Río para eliminar los mosquitos y reducir las fumigaciones.PACO PUENTES
Eva Saiz

Diego Alves y Ángeles Mora no son entomólogos, ni expertos en medio ambiente, ni saben nada sobre el control de plagas. Él es gruista y ella tiene un gabinete de estética, pero ambos gozan de una gran capacidad de observación práctica de la naturaleza y de un espíritu altruista. Siempre se habían preocupado por recoger a los vencejos desorientados, incapaces de encontrar huecos donde anidar en la nueva arquitectura urbana. Como no querían limitarse a alimentarlos, Alves se percató de su querencia por volar muy alto y levantó en la parcela de su finca en Brenes (Sevilla) una estructura de unos 11 metros de altura sobre la que colocó una especie de caseta para que pudieran gestar. “Poco a poco fueron llegando otras especies de aves pequeñas y después, murciélagos. Y constatamos que por la tarde no teníamos mosquitos alrededor de nuestra casa porque estos animales los devoran”, explica Alves sobre un insecto que invade todos los veranos los municipios colindantes al Guadalquivir, como el suyo.

Esa atalaya particular, levantada solo con el propósito de aliviar el estrés de los vencejos y asegurarles un cobijo, ha servido como prototipo de la Torre de la Biodiversidad. Se trata de una estructura pionera que se acaba de instalar en Coria del Río con el propósito de reducir la población de mosquitos y alejar el amargo recuerdo de las picaduras mortales que en los últimos años acabaron con la vida de varios vecinos de las localidades del entorno del Guadalquivir, contagiados por el virus del Nilo del que estos insectos son portadores. Fueron las imágenes de la estructura que Mora subió a su Instagram las que llamaron la atención de un amigo coriano que se lo comentó al alcalde. Y Modesto González, el regidor, no se lo pensó dos veces. Se presentó en la finca del matrimonio para ver si era viable implantarla en un entorno público.

Un pájaro en el interior de una torre construida por Diego Alves en su parcela.
Un pájaro en el interior de una torre construida por Diego Alves en su parcela.Paco puentes

Eso ocurrió en 2021 y este lunes la nueva torre, esta de 12 metros de altura, se acaba de instalar en el Parque Adolfo Cantalejo de Coria. “Hemos actuado como los mecenas de una aspiración que ellos tenían y teniendo en cuenta los trabajos que nosotros habíamos tratado de llevar a cabo para combatir biológicamente las plagas de mosquitos. Nos pareció que había que extrapolar su idea”, explica González. A partir de allí, un equipo de ingenieros asistió técnicamente a Alves —que es quien ha construido personalmente la nueva instalación— para que además contase con las autorizaciones y homologaciones necesarias para poderla colocar en un término municipal.

“Cuando visité su finca me enamoré al instante”, explica Iván Casero, el ingeniero de Montes que ha dotado de parámetros técnicos la capacidad de observación de la naturaleza de Alves y Mora, que han cedido su torre piloto de manera altruista para el beneficio de todos los vecinos de Coria. Es una instalación “basada en todo lo que ellos han ido contemplando y probando en su finca”, abunda. “Si la inclinación de los agujeros para que entren las aves es de 45 grados, es porque ellos han ido comprobando a lo largo de estos años que es la pendiente necesaria para que aniden”, pone como ejemplo.

Alves ha pensado hasta en la psicología de las aves a la hora de diseñar esta torre-nido. “Es muy importante que los gorriones aniden los primeros, y es lo más sencillo porque son pequeños y si ellos entran, eso da confianza al resto de las aves para que se decidan a anidar”, indica Alves, echando mano de su experiencia con su estructura piloto particular. “Tiene forma hexagonal para que haya más superficie para anidar y los agujeros son de distinto tamaño para que puedan entrar cada una de las aves”, explica el gruista. La intención es atraer a gorriones, estorninos y vencejos, que por sus características, ya que suelen hacerlo todo volando, hasta dormir, son los que se instarán en la parte más alta. Los murciélagos se situarán en el bajo de esta particular Rúe del Percebe para animales alados. “Me he fijado en las colmenas de las abejas y también en cómo eran las casas de antes, donde los vencejos anidaban en los huecos altos”, dice Alves. La parte de arriba está en punta para evitar que se posen águilas y otras rapaces que pueden ahuyentar a otros pájaros más pequeños.

Esta nueva vivienda de Coria tiene capacidad para albergar hasta 300 ejemplares de gorriones, estorninos y vencejos, todos insectívoros, y otros 300 murciélagos, que también incluyen a los mosquitos en su dieta, con capacidad para engullir una media de un millón al día. Alrededor de la torre se va a plantar flora autóctona y otros elementos para atraer a reptiles, como las lagartijas y las salamanquesas, que también se alimentan de insectos, y proteger la estructura de la presencia de gatos u otros animales depredadores que puedan disuadir a las aves de vivir allí. “Ahora falta concluir el ajardinamiento y colocar la cartelería”, señala Casero.

Diego Álves, junto a la torre que construyó él en su parcela.
Diego Álves, junto a la torre que construyó él en su parcela.PACO PUENTES

Con la pericia de Alves y Mora, acuñada después de tanto observar el entorno, la ayuda técnica de los ingenieros y la tutela municipal se ha ido fraguando esta nueva herramienta para luchar contra las plagas de mosquitos que, como dice el regidor, “potencia la biodiversidad desde el punto de vista medioambiental, de la salud pública, pero también económico”.

Y es que en Coria sus 30.714 vecinos están acostumbrados a lidiar con los mosquitos y con los efluvios químicos de los productos con los que cada verano fumigan la zona para evitar su proliferación. Desde que apareció el virus del Nilo, esas fumigaciones se han multiplicado y no solo por tierra. También se realizan desde el aire, a través de unos drones que habilitó la Junta de Andalucía. “El gasto en fumigación en los tres últimos años ha sido de 200.000 euros, el de la torre 30.000″, señala el alcalde, consciente, no obstante, de que para acabar con el problema no basta con una sola.

“La llegada de estorninos es una buena solución biológica, pero su instalación es lenta y si la población de mosquitos es muy grande, no hay más remedio que actuar en las aguas con tratamientos que eliminen a las larvas directamente o introducir peces que puedan aguantar en aguas menos oxigenadas como las del Guadalquivir”, advierte Felipe Pascual, catedrático del Departamento de Zoología de la Universidad de Granada y especialista en control de plagas y enfermedades.

En Coria son conscientes de que este es un proyecto piloto a largo plazo, pero están ilusionados por poder avanzar en soluciones sostenibles, alternativas a los pesticidas, para poder acabar con las plagas de mosquitos. “La intención es que el resto de los municipios se sumen a esta iniciativa”, subraya el alcalde. “Este es un proyecto piloto ejemplarizante para quien lo quiera adaptar en otro municipio, en un colegio… La información técnica ya la tienen para que puedan replicarlo cada uno en función de sus posibilidades”, apunta el ingeniero de Montes .

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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