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Marruecos ignora sus compromisos para abrir las aduanas de Ceuta y Melilla

España insiste a Rabat en que cumpla uno de los principales acuerdos alcanzado hace más de un año, tras la reconciliación de ambos países por el cambio de postura español sobre el Sáhara Occidental

Paso fronterizo de El Tarajal en Ceuta, el lunes.
Paso fronterizo de El Tarajal en Ceuta, el lunes.Joaquin Sanchez
María Martín

España y Marruecos siguen sin ponerse de acuerdo en cuándo y cómo se abrirán las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla. La última reunión bilateral sobre este asunto se produjo a mediados de abril en Rabat y en la misma se acordaron nuevas iniciativas para avanzar e intensificar las pruebas piloto en la frontera, pero, según tres fuentes que conocen el detalle de las negociaciones, Rabat se resiste a cumplirlas. Hasta ahora, y más de un año después de que ambos países pusieran fin a la crisis diplomática, lo único que se ha conseguido en este asunto de especial interés para España ha sido abrir ambas fronteras un día en enero y otro en febrero para realizar dos pruebas piloto de paso de mercancías. Rabat, mantienen las mismas fuentes, no ha mostrado interés en avanzar y condiciona la apertura a multitud de cuestiones técnicas que podrían resolverse con voluntad política. Más de tres semanas después de aquella reunión, España ha insistido a Marruecos en que se cumpla el acuerdo alcanzado, pero aún no ha obtenido respuesta.

La apertura de las aduanas fue defendida por el Gobierno de Pedro Sánchez como uno de los principales logros tras el cierre de la crisis diplomática bilateral que se escenificó en Rabat en abril de 2022. Para reconciliarse con el país vecino, España cambió su tradicional posición de neutralidad en el contencioso del Sáhara Occidental y pasó a defender la propuesta marroquí de autonomía para la excolonia española. El empeño del Gobierno por reabrir la aduana de Melilla y crear una nueva en Ceuta tiene un trasfondo político, pues podría interpretarse como un reconocimiento implícito de la soberanía española de las dos ciudades, a las que Marruecos se refiere habitualmente como “presidios ocupados”.

El pasado 14 de abril, una delegación española compuesta por integrantes de varios ministerios viajó a Rabat para mantener una reunión sobre la cuestión aduanera. Aunque nadie esperaba salir de allí con una fecha concreta para abrir las fronteras al tránsito de mercancías, ambas delegaciones sí acordaron de forma verbal cuáles serían los siguientes pasos. O así lo interpretaron los interlocutores españoles.

En concreto, según fuentes conocedoras de esa reunión, se pactó la realización de pruebas diarias durante este mes y que, a mediados de mayo, se comenzara ya con el paso de productos frescos de origen animal y vegetal, que deben someterse a una inspección sanitaria específica. Ambas delegaciones quedaron en plasmar por escrito los detalles del acuerdo, los tipos de productos que se incluirían y las medidas que España impulsaría para evitar el contrabando. Sin embargo, tres semanas después de aquel encuentro, las comunicaciones de Marruecos ignoraban la propuesta acordada e insistían en continuar realizando pruebas aisladas de un solo día, sin continuidad ni perspectivas de finalización. En la última comunicación bilateral, según las fuentes consultadas, España ha vuelto a enviar su propuesta a los marroquíes, que recoge el acuerdo alcanzado en abril. Fuentes gubernamentales advierten de que esto es parte del proceso de negociación y que la respuesta de Rabat aún no es firme.

La dilación de Marruecos ha empezado a generar cierto malestar entre algunos negociadores españoles, que cuestionan la verdadera voluntad del país vecino. Si no se cumple el compromiso de abrir las aduanas, estos interlocutores se preguntan cuál ha sido entonces el rédito para España de abogar por Marruecos en el conflicto del Sáhara, más allá de reducir las llegadas de inmigrantes irregulares, un hecho palpable pero no irreversible.

El Ministerio de Exteriores marroquí ha guardado silencio ante la petición de información planteada esta semana por EL PAÍS, a través de un portavoz oficial, informa Juan Carlos Sanz. Y lo hizo cuando se efectuó la primera prueba piloto, a finales de enero pasado. Una portavoz de Exteriores derivó las preguntas sobre el asunto a las autoridades del departamento de aduanas marroquí, que a su vez dieron la callada por respuesta.

También el Ministerio de Asuntos Exteriores español mantiene en absoluta reserva los detalles sobre este asunto. A consultas de EL PAIS, se limita a señalar que “siguen las negociaciones entre ambas partes para aplicar lo acordado en la RAN [reunión de alto nivel], según un calendario gradual y ordenado, incluyendo las necesarias adaptaciones del marco normativo, para evitar que se reproduzcan las escenas del pasado”, en alusión a las aglomeraciones e incluso avalanchas con víctimas mortales en el paso fronterizo, informa Miguel González. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, aseguró el pasado año que las aduanas comerciales se abrirían antes de la cumbre bilateral de Rabat, celebrada la primera semana de febrero, aunque luego matizó que se refería a un “primer paso de mercancías”. En el comunicado conjunto difundido al término de la RAN se aseguró que ambas partes habían decidido continuar las pruebas para la definitiva apertura de las aduanas según un “calendario acordado” que no se hacía público “por razones de seguridad”.

Es ese calendario el que ahora parece que no está acordado o, al menos, se cuestiona por parte de Rabat. La ejecución de la hoja de ruta propuesta por Madrid se encuentra en la práctica bloqueada, según fuentes conocedoras de la negociación. El plan español incluía una primera experiencia piloto el 27 de enero con productos que no fueran alimentarios, ni tampoco de origen animal o vegetal. Pero esta prueba, que efectivamente se realizó en vísperas de que el presidente Pedro Sánchez llegara a Rabat para participar en la primera RAN entre los dos países en siete años, debía tener continuidad, según las aspiraciones españolas. Se trataba de realizar pasos sucesivos de este tipo de mercancías entre el 15 de febrero y el 15 de marzo para, a partir de esa fecha y durante un mes, iniciar una segunda fase hasta el 15 de abril en la que se incluyesen ya los productos alimentarios de origen no animal. La tercera etapa, a lo largo del mes de mayo, incluiría pruebas diarias con productos de origen animal, que requieren un control específico.

Todo este calendario detallado solo se ha materializado hasta ahora en una prueba piloto el 27 de enero y otra el 24 de febrero. Sin fecha ni avances significativos, también es una incógnita el volumen de mercancías que asumirán las aduanas. En Ceuta no hay referentes porque nunca existió un paso terrestre de mercancías. Pero la aduana de Melilla, abierta en 1867 y que Marruecos cerró unilateralmente y sin previo aviso en agosto de 2018, sí registraba una importación constante de áridos, frutas, hortalizas y pescado. En 2018, pasaron por esa aduana 41.600 toneladas de productos, aproximadamente un 15% del total de las mercancías que llegaron a Melilla, según datos oficiales. Cuando se cerró la aduana, el presidente de la ciudad autónoma, Juan José Imbroda, calculó su impacto en la economía local en 100 millones de euros anuales.

En un primer momento se especuló con que Marruecos demoraba la apertura de las aduanas para hacerla coincidir con la anunciada visita oficial de Pedro Sánchez a Rabat, a la que Mohamed VI le invitó tras darle plantón en febrero, pero han pasado más de tres meses desde entonces y, aunque ya ha concluido el Ramadán, el viaje no acaba de concretarse. Si la medida no se aplicara, se estaría incumpliendo por parte de Marruecos la declaración conjunta del 7 de abril del año pasado, que selló la reconciliación entre los dos países tras casi un año de crisis diplomática. En aquel documento se decía que “la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías se restablecerá de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo.” Es decir, que se abrirían aduanas comerciales en Ceuta y Melilla.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.

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