La patronal de Melilla critica el silencio de La Moncloa ante el cierre de la aduana
Rabat cerró en agosto la frontera de Beni Enzar sin comunicárselo a España a través de vías diplomáticas
El pasado 2 de agosto, el puesto aduanero comercial marroquí de Beni Enzar (fronterizo con Melilla) quedó cerrado por decisión del Gobierno de Rabat. Desde entonces La Moncloa guarda silencio, al tiempo que crecen las críticas de los empresarios melillenses afectados por el cierre. “Hace un mes que le envié una carta a Pedro Sánchez. No me ha contestado”, protesta Margarita López Almendáriz, presidenta de la Confederación de Empresarios de Melilla. Hoy se producirá una reunión en Rabat entre responsables de los Gobiernos marroquí y español.
A mediados del pasado julio, mientras la atención se centraba en la oleada de entradas de migrantes por Ceuta, en el lado marroquí de la frontera de Melilla empezó a circular un folio redactado en francés, con el membrete de la Administración de Aduana marroquí pero sin ningún sello, fecha ni firma. La nota informaba de que a partir de finales de julio solo se permitirían las importaciones de mercancías aduaneras efectuadas a través del puerto (marroquí) de Beni Enzar. En la práctica, eso significaba que la aduana terrestre de Beni Enzar, operativa desde 1958 y a la que se accede a través de Melilla, quedaría cerrada.
Ni los empresarios ni las autoridades españolas sabían si realmente Marruecos cumplirían lo que aparecía en el escrito. Las autoridades marroquíes no comunicaron nada a las españolas. Pero llegó el 2 de agosto y la aduana se cerró. Quedaron varados en la frontera nueve tráilers. Ahí sigue la mercancía. Los camioneros se volvieron a Melilla a la espera de una solución.
“Una afrenta”
El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, del PP, declaró el 14 de agosto que el cierre de la aduana era “una afrenta para la soberanía española” y cifró en 100 millones de euros anuales el impacto que tendrá la medida en la ciudad. El 21 de agosto, el presidente del PP, Pablo Casado, viajó a Melilla y afirmó: “Pedro Sánchez está mudo ante el cierre de la aduana”.
Desde el otro lado de la frontera dejaron pasar un mes sin pronunciar una sola palabra hasta que, el 30 de agosto, el portavoz del Gobierno marroquí, Mustafa Jalfi, declaró que el cierre era una decisión normal y “soberana” de su país. Mientras tanto, La Moncloa permaneció en silencio. Un silencio que podría llegar a su fin, porque hoy la directora de Aduanas, María Pilar Jurado, visitará en Rabat a su homólogo marroquí para tratar el asunto.
Margarita López Almendáriz, presidenta de la Confederación de Empresarios de Melilla, se queja: “Hace un mes que le envié una carta a Pedro Sánchez. No me ha contestado. Aquí no se trata tanto del coste económico, sino de que se haya tomado la decisión de forma unilateral”, añade.
Abdesalam Mohamed Mimun, presidente de la Asociación de Comerciantes de Melilla (Acsemel), considera que buena parte de la culpa la tiene la mala gestión del Partido Popular respecto a las fronteras de Melilla con Marruecos. "Esto no ha sido una bofetada de un día para otro, Marruecos llevaba tiempo preparándolo. De hecho, desde junio ya se comentaba que iban a cerrar la aduana”, indica.
Uno de los empresarios directamente afectados, que pide anonimato, señala: “Alguien del Gobierno español podría haber dicho: ‘Respetamos las decisiones soberanas de nuestro vecino, pero Marruecos tiene que saber que sus actos pueden tener consecuencias”. Y añade: “En Melilla tenemos el hospital colapsado de ciudadanos marroquíes que vienen a que los atiendan por urgencias. Cuando no hay medios para curarlos aquí, se les lleva en avión a Málaga, con tu dinero y con el mío. Así sucedió en ocho ocasiones el año pasado. Si se decidiera atender solo a los españoles a lo mejor Rabat se pensaba dos veces lo del cierre ”.
¿Cuál es el impacto real que el cierre de la aduana tiene en Melilla? La delegada del Gobierno, Sabrina Moh Abdelkader, sostiene: “La cifra de 100 millones de euros no es real. Ni siquiera de forma aproximada. El comercio informal de la frontera [el de las porteadoras] seguirá funcionando y ese es el que aporta más beneficio a Melilla. Si finalmente se cerrase la aduana se verían afectadas las tareas de tres o cuatro transportistas, tal vez dos empleados de aduanas… Pero no creo que ningún estibador quedase parado, porque al puerto tiene que seguir llegando mercancía para Melilla. En total, tal vez hablamos de 20 familias. Nosotros vamos a defender sus intereses con toda nuestra energía, pero deberíamos huir de los mensajes demagogos y alarmistas. Melilla no se está viendo asfixiada”.
José Luis Martínez, presidente de la Asociación de Empresarios Estibadores, ilustra con una cifra la repercusión del cierre de la aduana: “Desde el 1 de agosto hasta hoy se han descargado 17 contenedores en el puerto marroquí de Beni Anzar. Esa mercancía habría pasado por Melilla si la aduana no estuviese cerrada. Durante este mes y medio se han descargado en Melilla más de 500 contenedores. De ellos, solo entre 35 y 40 pretenden salir hacia Marruecos. Con esto queremos decir que el impacto económico es importante, pero no grave. Melilla no está asfixiada a causa del cierre de la frontera. Y tampoco esa mercancía va a suponer una mejora radical en la actividad del puerto de Beni Anzar”.
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