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Sánchez y Petro buscan un giro en la relación entre la UE y Latinoamérica en la presidencia española

El español estudiará la salida del ELN de la lista de grupos terroristas y el colombiano anima a cambiar la política mundial contra las drogas: “Han muerto un millón de latinoamericanos”

Petro y Sánchez, durante la rueda de prensa en La Moncloa.Foto: ÓSCAR DEL POZO (AFP) | Vídeo: Europa Press

Pedro Sánchez y Gustavo Petro tienen trayectorias políticas y personales muy diferentes, pero transmiten una evidente sintonía. Así fue cuando el español visitó Bogotá, en agosto del año pasado, y se ha repetido en la comparecencia conjunta en Madrid cuando el colombiano ha devuelto esa visita, que le ha traído a España tres días. “Somos dos gobiernos progresistas que se han unido para abrir caminos progresistas a la humanidad”, sentenció Petro en La Moncloa, mientras Sánchez asentía. Los dos están de acuerdo en muchos puntos, en especial en la agenda de transición ecológica frente al cambio climático y en medidas económicas —el colombiano reivindicó con Yolanda Díaz en primera fila la reforma laboral española como un modelo para aplicar en su país—, aunque hay una clara distancia en sus posiciones sobre la guerra en Ucrania.

Sánchez también apoya la estrategia de paz de Petro en Colombia, aportará un millón de euros para ayudar y está dispuesto a estudiar que la UE retire al ELN de la lista de grupos terroristas si este abandona las armas, pero siempre al ritmo que marque el Gobierno colombiano, según explicó el español. “España muestra nuestra absoluta disposición para ayudar en lo que podamos, agradezco que el presidente Petro reconozca a España como país que puede participar en el proceso de negociación. Estamos a disposición del Gobierno colombiano para hablar con otros presidentes europeos”, señaló Sánchez. Petro aprovechó para recordar que uno de los jefes máximos del ELN fue en los setenta y ochenta un cura español, el padre Pérez.

Pero sobre todo a los dos les une la intención política de utilizar la cumbre UE-CELAC (Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe) de julio, la primera desde 2015, que Sánchez está preparando con tiempo como uno de los hitos de la presidencia española, para hacer un giro radical en la relación entre dos regiones con muchos lazos históricos y económicos, aunque que en los últimos años se han alejado mientras China ocupaba cada vez más espacio en Latinoamérica como gran inversor, prestamista y cliente. “La cumbre no debe ser una reunión más, debe implicar un hito, un cambio de fase. Que América Latina deje de ser el recinto de producción de materias primas, de carácter extractivo, que podamos entrar en una plataforma productiva común con Europa. Que produzcamos acá y allá, compartamos el potencial de energías limpias en Latinoamérica, el mayor del mundo, para hacernos socios de un mundo más productivo y limpio, descarbonizado, fundamental para que la especie humana siga existiendo”, resumió Petro. “Ambos compartimos la importancia de que la región tenga voz internacional propia, la cumbre puede suponer un refuerzo de la relación política de Colombia con la UE”, remató Sánchez. Petro recordó que en su reunión con el presidente de EE UU, Joe Biden, habló de cambiar la deuda externa de algunos países por acción climática. Sánchez ha acogido la propuesta con entusiasmo.

Petro, que llevó el año pasado al poder a la izquierda por primera vez en la historia de Colombia, reconoció el miércoles en una entrevista con este periódico que el cambio, y las reformas que quiere impulsar en su país, están resultado “más difícil” de lo que pensaron. En su discurso ante el Congreso español, el dirigente colombiano alertó contra sus opositores en Colombia y los negacionistas del cambio climático. Los diputados de Vox dieron plantón al jefe de Estado colombiano, a quien el líder de la formación Santiago Abascal tachó de “terrorista”.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (a la izquierda), recibe al presidente de la República de Colombia, Gustavo Petro, en el palacio de La Moncloa, este jueves.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (a la izquierda), recibe al presidente de la República de Colombia, Gustavo Petro, en el palacio de La Moncloa, este jueves.Eduardo Parra (Europa Press)
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Después le preguntaron por sus declaraciones antes de llegar a España, en las que dijo que Colombia se había librado del yugo español hace dos siglos. Petro no retiró sus palabras, como le han pedido los partidos de la derecha española, sino que reiteró que esa es una parte de la historia que no puede ser borrada. “Cuando estudiamos bachillerato y nos daban la clase de historia (...) nos enseñaban que el feudalismo era un sistema de dominación. (...) Unos eran los siervos y otros los señores de la tierra. La película [por “serie”] Games of Thrones muestra un poquito cómo era. Era una sociedad de yugo, por eso los pueblos se levantaban. Ese tipo de relacionamiento que se superó hace tiempo es el que llevó a América, no veo que sea problemático decirlo. Las revoluciones nos liberaron del yugo feudal”.

Petro también aprovechó para recordar, en un país como España que ha sido muchas veces la entrada de la droga a Europa desde Colombia, que la guerra contra las drogas ha sido un completo fracaso y hay que pensar en otras vías. En la declaración conjunta firmada por los dos presidentes, se señala que “España toma nota de las iniciativas de Colombia que se proponen replantear el enfoque de la lucha contra las drogas y el narcotráfico”, pero sin más detalles. Sánchez no quiso entrar en este debate, pero Petro sí lo hizo de lleno, con muchos datos y una posición política clara. “El fentanilo está matando 100.000 personas en EE UU. Es un tema trágico. Es el reflejo de un fracaso de la guerra contra las drogas que comenzó contra la marihuana, pero termina con 100.000 muertos por otra droga en EE UU. Eso es dos veces Vietnam. Un millón de latinoamericanos han muerto alrededor de la clandestinidad de las drogas que hoy, comparadas con el fentanilo, llamaríamos drogas blandas. Un millón de americanos, sobre todo negros, todos pobres, que han pasado por las cárceles por la droga. Hoy hay agrupaciones armadas mucho más poderosas que Pablo Escobar. ejércitos privados, multinacionales que construyen rutas de cocaína clandestina. La guerra de Ucrania, de Irak, de Siria juntas no llegan a los niveles de muertos de la guerra contra las drogas. Es el fracaso de una política que ha generado la mayor violencia conocida”, aseguró.

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