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Sánchez empuja para que Sumar y Podemos se unan y “encajen todas las piezas del puzle”

El presidente cree que la oposición está “desnortada” por los buenos datos económicos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un momento de la declaración institucional que ha ofrecido junto a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, este miércoles en el Palacio Chigi, en Roma.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un momento de la declaración institucional que ha ofrecido junto a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, este miércoles en el Palacio Chigi, en Roma.RICCARDO ANTIMIANI / EFE
Carlos E. Cué

Pedro Sánchez está muy pendiente de la tensión que se vive a la izquierda del PSOE entre Sumar y Podemos, y que afecta directamente a la coalición y al Gobierno. En una conversación informal con los periodistas en el avión oficial de regreso de Roma, donde acababa de reunirse con la primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, Sánchez no ha querido entrar en el fondo del asunto, alegando que como secretario general del PSOE, tiene que mostrar “respeto” hacia el debate interno en un espacio político que no es el suyo, pero sí ha dejado muy claro que él, al contrario de lo que ha insinuado Pablo Iglesias en los últimos días, está deseando que haya un acuerdo. “Lo que deseo es que encajen todas las piezas del puzle”, ha dicho Sánchez en referencia a la reunificación de la izquierda que está promoviendo la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

El encaje de esas piezas implicaría que Sumar y Podemos se pongan de acuerdo para presentarse juntos a las elecciones generales, algo que todavía no ha sucedido, hasta el punto de que los representantes del partido de Ione Belarra no acudieron a la presentación de la candidatura de Díaz en la que sí estaban todos los demás partidos que aspiran a unirse en Sumar, incluidos algunos surgidos de Podemos como Más País. Sánchez no había hablado de este asunto desde el acto de Díaz el domingo.

Iglesias ha asegurado estos días que el PSOE está intentando convencer a Díaz para que deje a Podemos fuera de su proyecto. Pero, tanto la vicepresidenta segunda como ahora el presidente sostienen lo contrario, que ellos quieren la unidad y que es la formación de Iglesias la que estaría dificultándola. Sánchez ha sido en todo momento muy cauteloso ante las preguntas de los periodistas con la excusa de que no puede entrar en la discusión interna de otra formación. Pero de sus respuestas se deducía claramente que apuesta por la unidad y confía en que finalmente Díaz logre resolver las discrepancias entre las partes. A estas alturas ya parece casi imposible antes de las elecciones autonómicas de mayo, pero es probable que haya una segunda oportunidad después.

El presidente tampoco quiere mojarse sobre qué es mejor para Díaz, si integrar a Podemos en Sumar o dejarlos fuera, e insiste en que aún es muy pronto para saber a través de encuestas qué efecto puede tener en las elecciones autonómicas y municipales la división que se ha puesto de manifiesto en la presentación de la candidatura de la vicepresidenta segunda. Él, de momento, insiste en apostar por la unidad y esperar acontecimientos, pero reivindica con convicción a la coalición y su tarea de Gobierno y no parece barajar para nada la hipótesis de una ruptura o una salida del Ejecutivo de las ministras de Podemos. Sánchez insiste en que “la coalición funciona” y su gestión es muy positiva, desde la reforma laboral a la de las pensiones. “La hoja de servicios de la coalición es cada vez más notable”, apunta el presidente, que minimiza así las consecuencias políticas de la tensión interna.

Sánchez, en cualquier caso, no quería hablar de Podemos y de la tensión que hay dentro de su propio Gobierno, con tres ministros que sí fueron a esa gran presentación de Sumar —la propia Díaz, Alberto Garzón (IU) y Joan Subirats (comunes)— frente a otras dos, de Podemos, que no acudieron —Belarra e Irene Montero—. El presidente, en línea con lo que han hecho los ministros socialistas estos días, en una clara estrategia dirigida por La Moncloa, prefiere hablar de economía y del PP. Y a cada pregunta sobre Podemos, se desvía hacia la buena situación económica y lo que él ve como una oposición “desnortada” porque confiaba en que la economía estuviera mucho peor en este momento y que eso facilitara sus aspiraciones de llegar al Gobierno.

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“La oposición apostó al apocalipsis y ahora que ven que no ha llegado están desconcertados”, bromea el presidente. En su visión, Alberto Núñez Feijóo tenía un eje de discurso alrededor del paro, la recesión y la protesta social y la realidad le ha desmentido, porque España llega a la Semana Santa con cifras récord de empleo, con un crecimiento del PIB superior al previsto y con una clara paz social que se ha visto con la reforma de las pensiones, pactada con los sindicatos y sin ajuste mientras Francia está en plena revuelta social contra la ley de pensiones de Emmanuel Macron, que no tuvo ni siquiera votos suficientes en la Asamblea Nacional, por lo que fue aprobada por decreto.

Sánchez, como el resto del Gobierno, se retira para unos días de descanso, pero el domingo ya tiene un acto de campaña importante en Cataluña y a partir del lunes casi todo lo ocupará el ambiente electoral para las decisivas autonómicas y municipales. Los socialistas confían en no perder ninguna plaza importante, en especial la Comunidad Valenciana, Baleares o ciudades como Sevilla, e incluso aspiran a lograr otras que no tienen como Barcelona.

Aunque el PP gane en las municipales en votos al PSOE, algo muy factible dado el hundimiento de Ciudadanos, que entrega en masa sus votos a los populares, si los socialistas retienen sus plazas más importantes quedará la imagen que está empeñado en fijar Sánchez, esto es, que aún queda mucho partido para las generales y no está claro quién las ganará. La situación, en definitiva, no tiene nada que ver con la de 2011, cuando el PSOE se desplomó tras los ajustes de 2010 y abrió la puerta a la mayoría absoluta aplastante del PP.

Pero si los socialistas pierden muchas plazas relevantes por culpa de la reagrupación de la derecha y la división de la izquierda, el ambiente político sí vivirá algo similar a lo que pasó después de las andaluzas de 2022, cuando se instaló la idea de que el ciclo había cambiado. Sánchez logró cambiar ese ambiente con una ofensiva política, medidas progresistas y ahora también con los buenos datos económicos, pero necesita un resultado decente en las autonómicas y municipales para consolidar la idea de que hay partido y que todo puede pasar en diciembre.

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