Pedro Sánchez reprocha al PP que solo defiende a “poca gente de bien y poderosa”

Dimisiones, gente de bien y cambios de chaquetas. La tercera sesión de control al Gobierno en el Congreso del presente curso político siguió por el guion dejado abierto el día anterior en el Senado entre el presidente, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, el popular Alberto Feijóo, sobre en quiénes, en qué colectivo deben centrarse a la hora de plantear soluciones a los problemas del país. La portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, exigió ceses en el Ministerio de Igualdad por los fallos en la ley del solo sí es sí como los que ha habido en Transportes con el escándalo de los trenes en el Cantábrico. Sánchez obvió ese asunto. Y reprochó a Gamarra sus “cambios de chaqueta” al elogiar en cada momento al que sea presidente de su partido. Luego enumeró las medidas que ha adoptado en favor de la clase media y los más desfavorecidos para reprocharle a Feijóo y a su PP: “¡Qué poquita gente de bien hay en su país y cuán poderosa es!”.

La pregunta preparada por Cuca Gamarra para Pedro Sánchez era en teoría sobre si “¿cree que su Gobierno suma?”, pero rápidamente derivó en el lema construido por los populares para toda la jornada al reclamar ceses y dimisiones por los fallos en la ley de libertad sexual o del solo sí es sí y por el caso de los trenes diseñados para Cantabria y Asturias y que no cabían por algunos túneles de ese trazado. La dirigente popular interrogó así: “¿Por qué con los trenes sí hay dimisiones y con los delincuentes sexuales no? A qué espera para destituir a la ministra de Igualdad”.

El presidente no tardó un segundo en recordar el sentido de los mensajes de elogio que Gamarra le envió hace ahora un año al anterior líder del PP, Pablo Casado, antes de traicionarle y sumarse al coro de dirigentes populares que acabaron con su carrera, revelados estos días por EL PAÍS. Sánchez aludió a que hay gente en su entorno que le dice “injustamente” que Gamarra “cambia de chaqueta” según quién sea “el jefe del PP”.

El líder socialista encadenó a continuación, como el martes en la Cámara alta, todas las medidas aprobadas por este Ejecutivo para solventar problemas a los trabajadores, con las subidas al salario mínimo, la reforma laboral, los incrementos para profesionales sanitarios, las leyes feministas y las que afectan al colectivo LGTBI. Y acabó con un lamento que introduce ya en casi todas sus intervenciones frente a líderes del PP cuando les echa en cara que nunca apoyen nada y, sobre todo, que no vuelvan “al redil de la Constitución” al no permitir la renovación del Consejo General del Poder Judicial porque entienden ese órgano de gobierno de los jueces “como un coto privado”. La alusión al redil levantó algunos ánimos encrespados en las bancadas del PP.

Gamarra le refrescó a Sánchez que “el mayor cambio de chaqueta” fue el suyo cuando prometió a millones de españoles en la anterior campaña electoral que nunca gobernaría con Podemos o EH Bildu, pero retornó de inmediato a la meta del día, que para el PP es el anzuelo de casi todas sus comparecencias ahora. La portavoz del PP recriminó al presidente que sea “incapaz de rectificar” la ley del solo sí es sí, que no se baje “del tren de la chulería” para aceptar el apoyo ofrecido por los diputados para sacar adelante la reforma que los socialistas han registrado y que todavía no tiene votos suficientes para prosperar. Y en la recta final su alocución metió con calzador los incrementos de pobreza en el país, que el presidente no visite supermercados o que lo pueda hacer con “figurantes socialistas” como ha hecho al encontrarse en distintos ámbitos con diversas personas fuera de La Moncloa para vídeos promocionales y, sobre todo, que no haya sido capaz de prescindir de ningún ministro de Unidas Podemos del total de 40 ministros que ha tenido en este mandato. Y acabó: “¡Y mira que se lo están currando!”.

Sánchez optó por ubicar los problemas económicos de España en el complicado contexto internacional, pero sobre todo lamentó la nula colaboración del PP. Y fue ahí cuando retomó el filón de lo que el PP puede entender como “gente de bien”, según la expresión usada el martes en el Senado por Feijóo. Sánchez replicó: “Cuando ustedes votan que no en esta Cámara al salario mínimo interprofesional, es porque ustedes interpretan que sus beneficiarios no es gente de bien; cuando ustedes votan en contra de la revalorización de las pensiones conforme al IPC, es que ustedes considerarán que los pensionistas no es gente de bien en este país; cuando ustedes votan en contra del impuesto a las grandes empresas energéticas o las entidades financieras, será porque ustedes consideran que esa gente sí es de bien. Esa gente sí es de bien: señorías, qué poquita gente de bien hay en su país y cuán poderosa es”.

El resto de la sesión de control no se apartó ya mucho de esa senda marcada, tanto en las filas del Gobierno como del PP. Diputados populares que preguntaron por los precios de la energía, por los malos datos del paro juvenil, por la situación de la justicia, de las mujeres o de la memoria histórica, obtuvieron de los ministros Yolanda Díaz, Teresa Ribera, Pilar Llop o Félix Bolaños la misma alusión a que el PP solo se ocupa de la gente de bien.