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Toledo pone coto a los pisos turísticos: prohibirá que superen el 20% de las viviendas del casco histórico

El Ayuntamiento paraliza la tramitación de nuevas licencias hasta que la normativa entre en vigor y solo permitirá alojamientos para turistas en las primeras plantas y bajos, mientras no sean comerciales

Toledo
La ciudad de Toledo vista desde un mirador.Turismo de Toledo

Encontrar un alojamiento turístico en Toledo, bien sea apartamento o piso, es infinitamente más fácil que buscar una vivienda en alquiler en el casco histórico de la capital castellanomanchega. Apenas se ofrecen 28 pisos en arrendamiento dentro de la muralla, mientras que solo para el fin de semana del 3 al 5 de marzo figuran en Airbnb 448 alojamientos. El Ayuntamiento de Toledo quiere poner coto a la proliferación de viviendas en este barrio de la ciudad, que se está vaciando de vecinos y dejando paso a los fugaces turistas.

El gobierno local ha redactado la llamada Ordenanza Reguladora del Uso Extrahotelero consistente en Viviendas de Uso Turístico y Apartamentos Turísticos, que se ha debatido ya en la Comisión de Urbanismo y será llevada al pleno este jueves. La norma ha tenido que tramitarse como una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) —la número 32— para evitar posteriores impugnaciones judiciales, ya que el Ayuntamiento no tiene competencias turísticas —es responsabilidad autonómica—, pero sí las tiene en urbanismo.

La normativa divide Toledo en dos zonas: el casco histórico —donde se localizan la mayor parte de viviendas turísticas— y el resto de la ciudad. El casco a su vez se divide en otras 11 áreas que se corresponden con los distritos censales. La ordenanza prohibirá que haya más de un 20% de viviendas sobre la capacidad máxima reconocida por el PGOU no solo en cada uno de estos 11 distritos sino también en relación con el casco histórico. La alcaldesa de la ciudad, Milagros Tolón, asegura que hay algunas áreas del céntrico barrio que están a punto de alcanzar ese 20%, pero de media se está “en torno al 10%”. La normativa no especifica ni cuál es el número máximo de viviendas que podrá haber ni tampoco cuál es la situación en cada uno de los distritos censales. Solo se señala que, una vez que entre en vigor, se publicarán estas cifras y que el porcentaje máximo de viviendas turísticas podrá aumentar o disminuir en función de las circunstancias.

El Ayuntamiento ha decidido paralizar, por el momento, la tramitación de nuevas licencias para viviendas de uso turístico hasta que entre en vigor el nuevo texto. Se calcula que será “en un par de meses”, según la alcaldesa, y no afectará a los inmuebles que actualmente cuentan con toda la documentación en regla, aunque sea contraria a lo que diga la nueva ordenanza, ya que no tendrá carácter retroactivo.

Sin edificios enteros ni ayudas a la rehabilitación

Otra de las novedades que incluye esta normativa es que las viviendas turísticas solo podrán estar ubicadas en las primeras plantas de los edificios y en aquellos bajos que no estén situados en las zonas comerciales del casco viejo, para evitar su transformación en este tipo de negocio. Tampoco podrá haber edificios destinados enteramente a viviendas turísticas y los propietarios que deseen acogerse a las ayudas para la rehabilitación tampoco podrán destinar estos pisos al turismo.

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Además, el Ayuntamiento especifica unas medidas mínimas para la vivienda. El comedor o cuarto de estar no podrá medir menos de 10 metros cuadrados, por ejemplo, y la cocina tampoco podrá por debajo de los cinco metros cuadrados. La norma especifica incluso la superficie de un dormitorio con una cama doble (al menos 10 metros cuadrados) o una cama individual (al menos 6).

La principal asociación de propietarios de Castilla-La Mancha no entiende por qué se va a llevar a cabo esta medida si a la vez se permite la entrada en el casco histórico a ‘megahoteles’

Lo que persigue el Ayuntamiento de Toledo es evitar el vaciamiento del barrio más conocido de la ciudad, donde se encuentran la Catedral, el Museo del Greco o las dos sinagogas. Según los datos del propio consistorio, la población del casco histórico se situó a 1 de enero de 2021 en 10.291 personas, siendo la cifra más baja en 10 años. La propia alcaldía reconoce en su iniciativa que “este uso de los inmuebles [en referencia al turístico] fomenta la inversión en rehabilitación en el casco histórico, al tiempo que sustrae viviendas de la función residencial, unifamiliar o plurifamiliar, que debe ser predominante”. “La falta de regulación”, añade, “está ocasionando problemas de carácter medioambiental y de convivencia con la población residente”.

Los propietarios están “abiertos a negociar”

La principal asociación de propietarios de Castilla-La Mancha, Apartamentos Turísticos de Castilla-La Mancha (Apturcam), está analizando el contenido de la ordenanza. La presidenta, Blanca Sanz, vecina también del casco histórico toledano, defiende que es compatible el uso residencial con el turístico y se muestra “abierta a negociar”. Considera discriminatorio que no se deje alquilar con fines turísticos una vivienda a partir de la segunda planta. “Esto puede hacer que haya viviendas que no se alquilen, no se mantengan y acaben en la ruina”, avisa.

La presidenta no entiende las limitaciones impulsadas cuando a su vez el Ayuntamiento abre las puertas a importantes cadenas hoteleras para que se asienten en el barrio. El último ejemplo es un megahotel que se va a construir en la calle de la Plata y que engloba 11 inmuebles y casi 2.000 metros cuadrados de superficie. Como vecina del casco que es, Sanz lamenta tener que utilizar obligatoriamente el coche debido a la falta de servicios como supermercados, carnicerías u otros establecimientos.

Vivir en el núcleo antiguo de la ciudad tiene sus limitaciones en la vida diaria como la falta de aparcamientos, el mal estado de muchas viviendas o la ausencia de servicios, ya que la mayoría están enfocados al turismo y no tanto al día a día. Los colectivos vecinales llevan años de lucha para mejorar la vida del barrio. Es el caso de la asociación Iniciativa Ciudadana, que pone en duda la eficacia de limitar el número de viviendas turísticas al 20%. Sus responsables aseguran que algunos urbanistas —sin citar cuáles— opinan que a partir del 10% el mercado ya está tenso. Calculan que con esta ordenanza se permitirá que hasta 1.200 viviendas del casco histórico sean turísticas, y estiman que hay unas 6.000 en total. Lamentan, además, que los edificios que ya son en su totalidad hoteles no vayan a computar en este porcentaje.

Desde el sector turístico son conscientes de que hay que hacer esfuerzos por mejorar esta convivencia entre visitantes y vecinos. La toledana Almudena Cencerrado, presidenta de la Confederación Nacional de Guías de Turismo, aboga por un código de buenas prácticas. Ella es vecina del casco histórico y señala que “la mayoría de guías turísticos prestan atención para evitar que se taponen las calles si se está haciendo una explicación”. Propone que se prohíban los altavoces que llevan muchos de estos profesionales: “En verano puede llegar a parecer que tienes al guía metido en tu salón si tienes las ventanas abiertas de tu casa”.

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