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La pieza catalana desbloquea el tablero entero

Las leyes de final de legislatura, pendientes del pacto ERC-PSC para los Presupuestos. Vivienda y mordaza están ya casi cerradas, pero dependen del acuerdo en Barcelona. Sánchez se enfrentará a Feijóo el martes en el Senado con buenos datos, el SMI a punto de cerrarse y mucha carga ideológica

Carlos E. Cué
Pedro Sánchez y Pere Aragonès, el 19 de enero pasado, en la XXVII Cumbre Hispano-Francesa celebrada en Barcelona.
Pedro Sánchez y Pere Aragonès, el 19 de enero pasado, en la XXVII Cumbre Hispano-Francesa celebrada en Barcelona.David Zorrakino (Europa Press)

Una vez más, todos los ojos de la política española miran a Barcelona. “A ver si pactan de una vez los Presupuestos el PSC y ERC y podemos desbloquear todo lo que tenemos pendiente en el Congreso”, se queja uno de los negociadores del Gobierno. Salvador Illa, líder del PSC, ha aguantado el pulso durante semanas y ha logrado que Pere Aragonès, el president, cediera en el punto central: una enorme inversión en el llamado cuarto cinturón de Barcelona, que tenía oposición en sectores importantes de las zonas afectadas. También está encima de la mesa la ampliación de El Prat, que ERC rechazó por presión del mundo ecologista. El pacto está a punto de caramelo, pero hay que cerrarlo. Y esa es la pieza que desbloquea todo el tablero en la mayoría de Gobierno, según coinciden varios miembros del Ejecutivo y de los grupos consultados. Leyes clave como la de vivienda o la mordaza, prácticamente cerradas ya, están esperando ese pacto para poder avanzar. Sin ERC esas normas no salen.

Los socialistas, que vienen de tres años en los que ERC les apretaba mucho en las negociaciones, les están pagando con la misma moneda. “Nosotros hemos asumido un desgaste importante en nuestro electorado con medidas como el cambio en la malversación. Ellos también tendrán que asumir el suyo. Pactar siempre tiene costes, pero es la única manera de avanzar en política”, resume un miembro del Gobierno. Félix Bolaños, el gran negociador de los Presupuestos Generales con ERC —y con casi todos los grupos— lo decía el miércoles: “ERC tiene que buscar apoyos como los demás, cediendo en algunas cosas, como hacemos todos”. Illa, que tiene los mismos escaños que los republicanos, ha logrado que le traten de igual a igual, como reclamaba.

Sánchez, insisten en su entorno, no ha ordenado a Illa que pacte. El líder del PSC tiene todo el margen para negociar como crea oportuno. Y tampoco había un acuerdo cerrado entre La Moncloa y ERC, según coinciden fuentes de ambas partes, que obligara a apoyar los Presupuestos en Cataluña a cambio del respaldo de los republicanos en las cuentas nacionales. Pero Sánchez e Illa hablan mucho, señalan varias fuentes. Y coinciden en que este pacto le interesa a todos.

Illa consolida su perfil de político serio que resuelve problemas, algo que le ayudó mucho a ser el más votado en las últimas elecciones catalanas y le coloca ahora como referente en todas las encuestas. Sánchez consolida la idea de que ha logrado dividir al independentismo —ERC decía hace solo unos meses que nunca pactaría unas cuentas con el PSC y apostaba por sacarlas con Junts— y los republicanos logran con los Presupuestos aire político para poder continuar su batalla encarnizada con el grupo de Carles Puigdemont por el liderazgo del independentismo.

El PP está convencido de que estos acuerdos con ERC hundirán al PSOE y llevarán al Gobierno a Alberto Núñez Feijóo. Pero los socialistas creen que es al revés, que Sánchez podrá decir que su política en Cataluña está funcionando. “¿No es bueno para España que ERC se apoye en el PSC y aísle así a los de Waterloo? Tenemos que explicar bien eso. Si [Emiliano García] Page ayudara un poco, todo sería más fácil, porque los resultados son evidentes”, señala un miembro del Gobierno.

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Salvador Illa, durante la rueda de prensa que ofreció el jueves pasado en el Parlament.
Salvador Illa, durante la rueda de prensa que ofreció el jueves pasado en el Parlament.Quique García (EFE)

Todo está cambiando muy rápido en Cataluña, y este acuerdo abre muchas expectativas, sobre todo para el futuro. El PSC, ERC e Iniciativa, una de las bases de los comunes, ya gobernaron juntos. De momento eso está lejos aún, pero este es un primer paso muy evidente. Sánchez parece convencido de que la reelección a finales de año sería muy difícil sin un resultado arrollador en Cataluña.

Además del pacto en Barcelona, clave para desbloquear casi todo, habrá otro hito en una semana intensa. El Gobierno prepara el debate en el Senado del martes, en el que Sánchez se enfrentará a Alberto Núñez Feijóo, con la confianza que le dan los últimos datos económicos. España creció un 5,5% en 2022, por encima de lo esperado y muy lejos de la recesión que auguraba la oposición. Sánchez tiene todo listo y el anuncio de una subida muy importante del salario mínimo (combinada con la de las pensiones, que está llegando ahora a las nóminas de los jubilados) le ofrece argumentos para protagonizar un choque muy ideológico con Feijóo, en el que le recordará la gestión de la crisis del último gobierno del PP y frente a la suya.

En La Moncloa están convencidos de que Sánchez está logrando ganarle el debate al PP, precisamente en el punto históricamente más fuerte de los populares, la economía. Con ella llegó Mariano Rajoy al Gobierno en 2011, con un PSOE hundido tras el ajuste de Zapatero, y con ella pretende hacerlo también Alberto Núñez Feijóo. Dirigentes del PP consultados insisten en que, al margen de que haya datos positivos, la inflación, por mucho que se rebaje, sigue devorando el poder adquisitivo de los españoles y eso hunde al Gobierno en una lluvia fina. Pero en La Moncloa destacan que, con los datos que demuestran que España está mucho mejor que su entorno, Feijóo se ha quedado sin discurso económico y por eso ahora se concentra en otras cuestiones, como las imprevistas consecuencias de la ley del solo sí es sí, un evidente agujero negro para el Ejecutivo que ahora intentará resolver con una reforma.

Lejos de los recortes de Zapatero, Sánchez está haciendo lo contrario: un gran aumento del escudo social, subidas de pensiones, del salario mínimo, contrataciones masivas de funcionarios, ayudas sociales, bajadas de impuestos a los alimentos... y por eso en el Gobierno insisten en que hay partido y en que pueden ganar las elecciones, al contrario de lo que pasó en 2011. Sin duda, Sánchez jugará la baza económica y social a fondo, además de la catalana.

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