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Sémper, un fichaje sin contaminar para pescar en el centro

El dirigente popular, recuperado por Feijóo para aliviar el desgaste de su perfil moderado, afronta las primeras controversias

Borja Sémper, el pasado lunes, en la sede del PP, en Madrid. Foto: JAVIER LIZON (EFE)
Natalia Junquera

Varios amigos le dieron el pésame. Otros dijeron que se alegraban de su regreso “por la política”. Le sorprendieron “gratamente” los cariñosos mensajes de bienvenida que le enviaron “varias ministras del Gobierno” de coalición. Borja Sémper (Irún, 47 años) ha vuelto a la primera línea del PP como portavoz de campaña y miembro del comité de dirección, perdiendo dinero y comodidad —en los últimos tres años ha sido director de relaciones institucionales de la consultora Ernst & Young—. Llega con una misión concreta, encargo directo del líder: aportar “centralidad y moderación” al partido en año electoral. Está convencido de que esta vez no será el verso suelto del PP. “No voy a comulgar con ruedas de molino. No lo he hecho nunca y no lo voy a hacer ahora. En este proyecto estoy muy cómodo”, asegura.

Presume de saber diferenciar lo personal de lo político. Dice tener una relación con Santiago Abascal “a prueba de bombas” —se conocen desde los 17 años— pero fue, entre otros motivos, el acercamiento de Pablo Casado a los planteamientos de Vox lo que lo empujó fuera de la política en febrero de 2020. Lo que no había logrado la amenaza real de ETA, que intentó matarle al menos tres veces, lo consiguió el desencanto: Sémper, que tuvo su primer escolta a los 19 años, había dejado de sentirse cómodo entre los suyos.

Cuando Cayetana Álvarez de Toledo, entonces portavoz en el Congreso y fichaje estrella del equipo de Casado, llamó tibios a los miembros del PP vasco, se revolvió en público: “A nosotros nos ha costado sangre, sudor y lágrimas, literalmente, defender una idea de España plural en el País Vasco. Y probablemente, mientras algunas caminaban cómodamente sobre mullidas moquetas, otros nos jugábamos la vida aquí defendiendo la Constitución y la convivencia”. Pero Álvarez de Toledo no era la única que consideraba la moderación un defecto, no una virtud. Y Sémper decidió cambiar de aires: mudarse a Madrid y probar, por primera vez en casi 30 años, otra profesión.

Algunos de aquellos que querían atarle en corto siguen en el PP, aunque han perdido responsabilidades orgánicas y privilegios de exposición mediática. Sémper encarna la estrategia de Alberto Núñez Feijóo para este año electoral: contener a Vox y capturar votos (indecisos, desencantados…) en el centro e incluso en la izquierda. Es la misma estrategia con la que se presentó al congreso que lo eligió presidente del partido el pasado abril, pero Feijóo ha tenido que recordarla y subrayarla con la recuperación del moderado que se fue porque en estos meses ha hecho olvidar en más de una ocasión las promesas del primer día, entre otras, no insultar al rival, prescindir de las hipérboles y buscar acuerdos con el Gobierno: “Moderación no es tibieza. Diálogo no es sometimiento...”, decía en su primer discurso como presidente del PP.

Cuenta Sémper que ahora sí aprecia “un cambio de rumbo” en el PP y que ya no hacen seguidismo de Vox. El partido ha decidido mantener un perfil bajo, para preservar su imagen institucional, en la manifestación contra Pedro Sánchez este sábado en Madrid. Pero el portavoz de campaña de los populares fue recibido con un tuit incendiario de la secretaria general, Cuca Gamarra, a propósito del asalto en Brasil; y en estos primeros días de portavocía, ha sido Vox quien ha monopolizado la agenda con el intento de introducir medidas coercitivas para las mujeres que decidieran abortar en Castilla y León, donde ocupan la vicepresidencia autonómica gracias a un acuerdo bendecido por Feijóo.

La tercera polémica relacionada con los populares esta semana también se desvía del camino de la moderación: el fichaje de dos tránsfugas, Carlos García Adanero y Sergio Sayas (ambos fueron expulsados de UPN el pasado marzo) y la elección del primero como candidato a la alcaldía de Pamplona. El pasado julio, García Adanero declaró en el Congreso que ETA todavía existe. En el debate de la ley de eutanasia, dijo: “Esto es como el suicida que está en el alero. Se le puede mandar a la policía y los psicólogos o empujarlo. Ustedes lo van a empujar”. Sayas, por su parte, se refirió a los pactos de Sánchez como “rastreros, nauseabundos y mezquinos”.

En estos tres años apartado de la política, Sémper explica que ha constatado “la desconexión entre el discurso político y social” y cómo “los extremos intentan arrastrar a los dos grandes partidos”. “Es verdad que era muy fácil reflexionar sobre la necesidad de una política edificante desde el sofá, pero me sorprenden mucho las dinámicas de Madrid, los intereses cruzados, y creo que tengo la ventaja de venir poco contaminado por todo eso”. Se fue convencido de que no le interesaba el clima político, pero admite que en este tiempo, todos los días ha pensado qué diría o haría él si siguiera dentro. Ahora cree que dejando atrás el compadreo con Abascal, el PP tiene una oportunidad de convencer a la ciudadanía de la misma forma que él se ha “reilusionado”, pero pasará todo el año como portavoz de campaña de los populares respondiendo a la misma pregunta: ¿Pactarán con Vox? Todas las encuestas señalan que los necesitarán y en estos primeros días de vuelta ha sido el partido de extrema derecha el que ha desviado el foco de los asuntos sobre los que los populares querían hablar, como las excarcelaciones por la ley del sí es sí.


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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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