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Vox le cuela el aborto en la campaña al “gestor Feijóo”

El líder popular elude la crisis y se centra en la rebaja de penas a corruptos y violadores. El PP quiere limitar la crisis a Mañueco y su situación en Castilla y León

Alberto Núñez Feijóo (centro), en el acto de presentación de los candidatos autonómicos para las elecciones de mayo, el sábado en Zaragoza.
Alberto Núñez Feijóo (centro), en el acto de presentación de los candidatos autonómicos para las elecciones de mayo, el sábado en Zaragoza.JAVIER BELVER (EFE)

Vox y el aborto se le han colado de nuevo a Alberto Núñez Feijóo en su campaña para las elecciones autonómicas del 28 de mayo, en la que quería contraponerse otra vez como un gran gestor lleno de valores frente a Pedro Sánchez, al que ve como un presidente “intervenido” y “agotado”. Vox, ese incordio que se le aparece como inevitable socio demoscópico, y el aborto, un asunto ahora tan transversal en lo ideológico y que sensibiliza al influyente electorado femenino, se han incrustado en los planes políticos de Feijóo, otra vez a destiempo. Ya sucedió cuando evitó en la primavera pasada acudir a la investidura del presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y su vicepresidente, el ultra Juan García-Gallardo, que es el que ha rescatado tan inoportunamente este debate del aborto. Feijóo eludió el sábado ese complejo asunto, como si Vox no existiera, como si fuera un debate autonómico, una estrategia que seguirá cuando otros excesos de la formación ultra le interpelen. En su entorno mantienen que “es Vox el que sale así al rescate mediático de Sánchez” y que “las acusaciones contra Feijóo por encabezar la coalición del miedo son las que sirvieron a Juanma Moreno para lograr la mayoría absoluta en Andalucía”.

People have the power, de Patty Smith, sonaba a todo trapo en el auditorio de Zaragoza en el que se concentraron el sábado todos los candidatos autonómicos y presidenciables del PP. Los que se examinan el 28-M y los que ya ganaron, gobiernan y se han transformado en referentes, incluso para el ex gran barón Feijóo. Al líder se lo veía entusiasmado con todos, como si los hubiese apadrinado toda la vida. Llegó a decir que la madrileña Isabel Díaz Ayuso es la mejor presidenta autónoma de España y le pidió que le eche una mano de escudo para liberarle de los insultos que dice estar recibiendo en diluvio del Gobierno y el PSOE. A todos les dedicó un cariño específico, aunque a Moreno es al que se entregó más arrobado. Con Mañueco, al que conoce de antiguo como expresidente de Galicia, no resultó tan expresivo. Feijóo, tras el acto, convocó a una comida a todos los presidentes autonómicos y a su comité de campaña. Con Mañueco mantuvo contacto, pero no una charla específica sobre la crisis desatada en Castilla y León por las medidas antiabortistas promovidas por su vicepresidente, de Vox.

El equipo de Feijóo sí se comunicó con los colaboradores de Mañueco, desde el viernes temprano y todo el sábado, para elaborar una estrategia de respuesta, sobre todo en el ámbito mediático. A Mañueco, presente en Zaragoza, se le convenció para que rompiese su silencio del viernes y explicase su versión del protocolo médico que instaurará a partir del lunes su Gobierno para instar a los médicos y las mujeres embarazadas a que tengan en cuenta, por ejemplo, ayuda psicológica específica o puedan escuchar el latido cardíaco del feto o disponer de ecografías en 4D.

Mañueco, finalmente, compareció antes de comenzar la convención del PP, sobre todo para precisar que esas medidas no serán obligatorias sino informativas y para enfatizar, en línea con la pauta que marcó el viernes desde Madrid el nuevo portavoz de campaña, Borja Sémper, la “libertad absoluta de la mujer para elegir, el respeto absoluto a sus derechos y el respeto absoluto a los derechos de los sanitarios”. Mañueco aceptó ahí que se busca aumentar los índices de natalidad, pero no de cualquier manera: “Si se considera que es peligroso para la mujer o para el feto, eso no se hará”.

Bajo la supervisión indirecta del equipo de Feijóo, Mañueco intentó así frenar el escándalo de un debate que se precipitó el mediodía del jueves, cuando Gallardo compareció en Valladolid junto al portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, del PP. Gallardo tomó la palabra: la coalición había “acordado y consensuado” un nuevo protocolo con las embarazadas. Admitió “no saber mucho de embarazos”, recitó esas medidas que según él serían “imperativas” para los médicos y a elegir para las mujeres. Y Carriedo, del PP, impasible, solo escuchaba. Cuando el bombazo informativo explotó a nivel nacional y empezó a salpicar a Feijóo, fuentes de la Consejería de Sanidad desmintieron la tarde del jueves solo la obligatoriedad de aplicación para los facultativos.

Juan García-Gallardo, durante una rueda de prensa en Valladolid el 14 de febrero de 2022.Foto: CESAR MANSO
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El viernes amaneció con el vicepresidente ultra insistiendo en que las medidas antiabortistas se instaurarían “sí o sí”. Otros consejeros, del PP, salieron a matizar que el objetivo era “aumentar la natalidad” y que sería algo voluntario. El ruido trascendió tanto el viernes que Sémper, al que Feijóo fichó con su vitola de moderado, se desmarcó y avisó a Vox de que no están dispuestos a “tragar con cualquier cosa”. Al final de esa tarde, el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, se puso telefónicamente a disposición de varios medios para especificar que las nuevas actuaciones médicas se pondrán en marcha el lunes y que serán voluntarias, pero que sí se “instará” a los sanitarios a aplicarlas, con criterio médico. Admitió que las mujeres que quieren interrumpir la gestación nunca piden escuchar el latido fetal.

Mañueco, desde Zaragoza, no quiso “analizar” nada sobre las ideas de su vicepresidente ultra, que han vuelto a ponerlo en serios apuros. Ante el auditorio y frente a Feijóo optó por atacar a la izquierda, que ha entrado en erupción ante este posible retroceso en la libertad de opción para muchas mujeres, y de los que no admite ninguna lección.

El culmen de Ayuso

Feijóo no hizo ni una alusión indirecta. Se volcó en cuestionar a Sánchez por todo, en difícil competición con todos los barones autonómicos que, en cualquier caso, no llegaron al nivel culmen de Ayuso. En apenas unos minutos, la madrileña metió en su discurso del “miedo” que le empieza a “helar la sangre” por culpa del “totalitario” Sánchez al etarra Txapote, “España se hunde”, “Nunca mais” y el “No a la guerra”. Los colaboradores de Feijóo justificaron el silencio del líder sobre el aborto, Vox y hasta de Mañueco: “El que sale al rescate mediático de Sánchez con estos temas autonómicos siempre que puede es Vox. Feijóo ha hablado de los temas de actualidad nacional, como las excarcelaciones o rebajas de condenas de violadores, y Vox no nos va a marcar la agenda. Lo de Feijóo y la coalición del miedo no va a colar y el PSOE debería tomar nota de lo que le pasó con eso en Andalucía cuando se lo sacaron a Juanma Moreno y logró mayoría absoluta. Lo compramos”.

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