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El puente renacentista que aparece y desaparece

Paralizan el traslado de un monumento del siglo XVI en Jaén, que queda sepultado al crecer el pantano y que emerge con la sequía

Puente Ariza
El puente renacentista de Ariza, en Jaén, emerge de las aguas en periodos de sequía.José Manuel Pedrosa
Ginés Donaire

Como si de un fantasma se tratara, el puente de Ariza, en las cercanías de Úbeda (Jaén), aparece y desaparece entre las aguas que cubren la cola del embalse del Giribaile. Construido en el siglo XVI por el insigne arquitecto Andrés de Vandelvira para salvar el río Guadalimar y como vía de paso entre el sur peninsular y Castilla, el considerado como una de las joyas del Renacimiento andaluz, se encuentra en estado crítico de conservación desde que en 1998 quedó sumergido bajo las aguas del pantano. Desde entonces, esta obra de ingeniería está sujeta a una inmersión intermitente a merced de las reservas hidráulicas disponibles.

La sequía de los últimos años hizo que emergiera, con todo su esplendor visual, esta construcción que se levantó entre los años 1564 y 1581 como camino alternativo al paso de Despeñaperros. El puente tiene 100 metros de longitud, con fábrica de sillería en piedra arenisca y cinco ojos de medio punto dispuestos simétricamente en torno a un arco central de 36 metros de luz. Pero las lluvias de los últimos días han resucitado todos los fantasmas y devuelto la amenaza de una nueva inmersión.

La falta de acuerdo entre la Junta de Andalucía y el Estado (competente a través de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir al estar el puente sujeto al dominio público hidráulico) imposibilita cualquier actuación de emergencia en esta edificación, como aconsejan los expertos. De hecho, forma parte de la Lista Roja del Patrimonio elaborada por la Asociación Hispania Nostra, donde tienen cabida unos 1.200 monumentos españoles en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.

“Desde 2017, la Junta de Andalucía viene reclamando al Gobierno de la nación que acelere la catalogación del puente como Bien de Interés Cultural para aumentar su nivel de protección, lo que permitiría acudir a la financiación del 1,5% cultural para poder conservar este bien patrimonial”, indica el delegado de la Junta en Jaén, Jesús Estrella, que recuerda al Ejecutivo central que, como titular del bien, debe ocuparse de su conservación y mantenimiento, según lo establecido en la Ley de Patrimonio Histórico Español y la Ley de Patrimonio Histórico Andaluz. También el Parlamento autonómico aprobó, por unanimidad, una proposición no de ley instando al Gobierno a su protección. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Joaquín Páez, ha mostrado la voluntad de su departamento para colaborar en la conservación de este puente, aunque señala que aún se están analizando las intervenciones que es preciso realizar.

En el año 1998, cuando el Giribaile empezó a embalsar agua, el entonces Ministerio de Medio Ambiente aprobó un proyecto (valorado en 800 millones de pesetas) para trasladar el puente, piedra a piedra, hasta un paraje en las cercanías de Úbeda. Sin embargo, la Junta de Andalucía realizó el año pasado un estudio de diagnóstico de la instalación donde, además de confirmar el paulatino deterioro del viaducto (se alerta del riesgo de derrumbe de algunas piezas de la cornisa), se concluye en que no se puede descartar su mantenimiento en su actual emplazamiento. “Hay estudios que nos dicen que sería viable mantenerlo donde está porque se ha corregido parte de la afección hidrológica que sufría, aunque, eso sí, habría que seguir con las medidas de consolidación de la estructura”, afirma Estrella.

“Se trata de una cuestión de voluntad política principalmente. Tenemos que conseguir que de una vez por todas el futuro del puente de Ariza no vuelva a quedar sumergido por las aguas del pantano del Giribaile”, indica Andrés Cordero, de la asociación Úbeda por la cultura, un colectivo que en su día recogió más de 4.000 firmas pidiendo que el puente fuera trasladado hasta el entorno urbano de la ciudad patrimonial.

Las trazas y documentos del puente de Ariza —conocido también por Los Espárragos o La Puente Nueva del Guadalimar― se encuentran en el Archivo de la Chancillería de Granada. Desde la Escuela de Ingenieros de Caminos de Granada se alertó en su día de la “política de hechos consumados” que ponían en peligro el futuro de este bien patrimonial.

El puente de Ariza ha sido objeto a lo largo de la historia de dos proyectos de consolidación de su estructura, uno en 1868, donde se rebajó su perfil alomado, y otro más reciente en 1980. Pero no hay ningún caso reciente de desmontaje y nuevo montaje de un puente, como el proyectado para esta edificación renacentista. El último en ser trasladado fue el puente romano de Alconétar, sobre el río Tajo, que en 1969 fue reubicado en el municipio de Garrovillas de Alconétar (Cáceres) cuando se construyó la presa de Alcántara.

Castilla y León y Andalucía son las dos comunidades con mayor número de bienes incluidos en la Lista Roja del Patrimonio. Y Jaén es la provincia andaluza con más monumentos amenazados y en riesgo de desaparición, con un total de 49. En ese listado destaca también la villa romana de Bruñel, una necrópolis catalogada como Zona Arqueológica y que durante los últimos años ha sufrido numerosos actos vandálicos y expolio en piezas arqueológicas y mosaicos. En esa Lista Roja también se incluye a la vieja estación ferroviaria de Baeza-Begíjar, que forma parte de la nunca acababa línea de ferrocarril Baeza-Utiel por su deplorable estado de abandono y deterioro arquitectónico.

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