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Pedro Sánchez viaja a Kenia y Sudáfrica con la vista puesta en la batalla europea con China

El presidente busca oportunidades para las empresas españolas. La UE quiere diversificar sus mercados para no depender de China y evitar que Pekín controle África y América Latina

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (a la izquierda), con el homólogo keniano, William Ruto, antes de la ureda de prensa en Nairobi, este miércoles.Foto: DANIEL IRUNGU (EFE) | Vídeo: EUROPA PRESS
Carlos E. Cué

El pasado viernes, en Bruselas, los 27 líderes de la UE recibieron una orden inusual. La presidencia del Consejo les explicó que tenían que dejar sus móviles fuera de la sala. Lo habitual es tenerlos encima, de manera que pueden conectar con sus asesores y mantenerse al tanto de todo. El motivo era especial. Los 27 tenían que hacer un profundo debate estratégico sobre China, y la presidencia temía que pudieran ser espiados. La conclusión de ese debate fue muy clara: China es el siguiente gran problema para la UE, después de Rusia. “China es un rival, un competidor, debemos diversificar nuestras relaciones tendiendo puentes con África y América Latina”, resumió Pedro Sánchez. La decisión de ese Consejo europeo fue clara: no se puede depender tanto de China, hay que centrarse en América Latina y África para que los chinos no se hagan con el control de estos continentes ricos en materias primas y estratégicos.

En este contexto, Pedro Sánchez ha iniciado este miércoles un viaje de dos días a Kenia y Sudáfrica, dos países africanos muy relevantes, sobre todo el segundo, para trabajar en esa línea de mejorar la entrada de España y de la UE en este continente clave. En 2050, la población de África se habrá duplicado: de 1.200 millones de personas a 2.400, según los cálculos de los expertos. La mitad de ellos serán menos de 25 años. Es un continente joven, que crece a ritmo acelerado en muchas zonas y, aunque sigue sufriendo problemas dramáticos de pobreza, está generando una gran clase media en algunos países punteros y enormes oportunidades de negocio por las que compiten las empresas chinas con las europeas y las de EEUU.

Algunos empresarios españoles que viajan con Sánchez en el avión oficial y llevan muchos años haciendo negocios en África creen que este es el momento clave en el que la UE y España, con empresas internacionales con buen reconocimiento en el continente, pueden competir con las chinas, que no tienen tan buena fama por algunos proyectos que han devenido en importantes fiascos.

Sánchez, que pospuso este viaje cuando lo tenía organizado hace un año por la operación que tuvo que poner en marcha el Gobierno para evacuar a los militares españoles de Kabul y a todos los colaboradores afganos de los españoles, tiene especial interés en dar un gesto de apoyo a las empresas españolas y también mostrar que estratégicamente España está muy interesada en África. Sánchez está multiplicando su agenda internacional para preparar también el momento cumbre de su Gobierno, que llegará con la presidencia española de la UE en el segundo semestre de 2023. Y ahí África y América Latina serán prioritarios como alternativas a China, con el que cada vez se complican más las relaciones por su respaldo indirecto a Rusia, pero sobre todo por su afán de controlar el comercio mundial y ocupar cada vez más espacios, por lo que la UE considera fundamental su autonomía estratégica para reducir la dependencia de China.

África tiene casi todo lo que necesita la industria europea para su producción, pero la UE también tiene interés en lograr el crecimiento económico de los países africanos para evitar que la presión migratoria crezca de forma descontrolada ante las crisis de hambrunas y guerras que viven varios países.

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Sánchez trata de adelantarse a otros países con una visita a Kenia que llega cuando el nuevo presidente, William Ruto, acaba de tomar posesión, hasta el punto de que aún no ha nombrado ni siquiera a su Gobierno. Sánchez será así el primer europeo en visitar a Ruto. Las empresas españolas se benefician mucho de este tipo de viajes, porque alrededor de estas visitas oficiales se cierran negocios que llevan tiempo trabajándose o se logra desbloquear pagos, contratos o autorizaciones pendientes.

Pedro Sánchez viaja a Kenia y Sudáfrica
El presidente Pedro Sánchez, en el centro, acompañado por la ministra de Industria, Reyes Maroto, durante el desayuno con representantes de empresas españolas con sede en Kenia, este miércoles en Nairobi, en una imagen distribuida por La Moncloa.Borja Puig de la Bellacasa (pool)

En una comparecencia conjunta con Sánchez, Ruto ha destacado que es el primer presidente que le visita y ha agradecido ese gesto de su “buen hermano Pedro Sánchez”. “Kenia será la puerta de entrada para que España pueda ampliar su presencia en África. Queremos aprender de ustedes cómo consolidar nuestro mercado. El futuro de África pasa por un mercado común como el europeo. Esta visita confirma las excelentes relaciones. Hay empresas españolas interesadas en sectores como la agricultura, el tratamiento de aguas, el turismo, las energías renovables”, resumió Ruto. “Kenia es un país prioritario en la política exterior española, una de las democracias más estables de la región, y por eso muchas empresas españolas líderes mundiales en su sector ven a Kenia como una gran oportunidad”, remató Sánchez, que se comprometió a renovar el protocolo financiero para garantizar esas inversiones.

Sánchez aprovechará el viaje además para reivindicar su visión multilateral y su defensa del papel de la ONU. De hecho, el presidente visitará la sede de la ONU en Nairobi, la única gran base operativa que tiene en el hemisferio sur, y plantará allí un árbol de forma simbólica. En Sudáfrica, un país clave en la zona, Sánchez también visitará la cárcel en la que Nelson Mandela estuvo preso 27 años en su lucha contra el apartheid. En Sudáfrica también se reunirá con el presidente, Ciryl Ramaphosa. Las empresas españolas que le acompañan tienen especial interés en lograr contratos en sectores como las infraestructuras, las energías renovables o la industria agroalimentaria.

Con Sánchez viaja la ministra de Industria, Reyes Maroto, con la idea de respaldar a las empresas españolas. Mientras buscan nuevos negocios para las empresas españolas en África, ambos están muy pendientes de una negociación donde el Ejecutivo se juega mucho: la que está manteniendo con el grupo Volkswagen para que remate la inversión de 3.000 millones de euros en una enorme fábrica de baterías eléctricas en Sagunto (Valencia). La empresa alemana amenazó con anular la inversión si no se aumentaba la aportación pública con dinero de los fondos europeos, que era de 400 millones y con la renegociación podrá llegar hasta casi 700, según fuentes del Ejecutivo. El Gobierno está trabajando para convencer a Volskwagen y nadie del equipo de Sánchez que le acompaña en el viaje, que son los que están encima de este tipo de cuestiones, se plantea la posibilidad de una ruptura que supondría un fiasco enorme en la principal inversión alrededor de los fondos europeos. Al contrario, desde La Moncloa señalan que habrá más anuncios de inversiones relevantes en los próximos meses y ninguna cancelación, aunque la negociación con Volskwagen sea compleja por las limitaciones que pone la Comisión Europea a las ayudas públicas en inversiones como esta.

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