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Por qué la España vacía se llena de partidos de provincia

Cuatro investigadores de zonas despobladas estudian con la Fundación Alternativas el fenómeno de plataformas como Teruel Existe o Soria ¡ya! y los debates que generan

Juan Navarro
Una vecina de Alcañices (Zamora) pasa por delante de una vivienda en venta en la localidad.
Una vecina de Alcañices (Zamora) pasa por delante de una vivienda en venta en la localidad.EMILIO FRAILE

Los debates sobre Ciencias Políticas en España han alcanzado una nueva dimensión: la de tratar de explicar por qué las zonas rurales se han hartado de los partidos convencionales y optan por formaciones con raíces locales. La irrupción de plataformas políticas adscritas a la España Vaciada, con Teruel Existe y Soria ¡Ya! como exponentes con representación parlamentaria, ha sacudido los ejes electorales clásicos, han generado un nuevo mapa político con sus propios debates y ha despertado interés en las facultades. Cuatro alumnos de la Universidad de Salamanca han analizado estos movimientos para llegar a una conclusión que intuían: los partidos nacidos en territorios despoblados beben de la desafección hacia un bipartidismo, luego convertido en “bibloquismo”, que no ha sabido detener su sangría demográfica.

Bien lo han sufrido sus autores, cuatro jóvenes, todos de 25 años, procedentes de zonas en decadencia y con especialidades que han combinado para realizar una observación transversal. Álvaro Sánchez es investigador predoctoral en Geografía Política y División Rural; Pablo González, en Comportamiento Político y Redes Sociales; Emma Turiño, en Género, Democracia e Ideología; y Rubén Cuéllar, en Comunicación Política, Medios y Polarización. Entre todos han publicado un estudio, coordinado por la Fundación Alternativas, para proponer “una primera mirada geográfica e individual de los sujetos más afectados por la despoblación”. “Se analizan las líneas discursivas de las formaciones de la España Vaciada y se estudian las conversaciones en Twitter generadas”, prosigue la línea de la investigación, que observó el debate en redes sociales sobre esta alternativa política en las elecciones autonómicas de Castilla y León el 13 de febrero.

La decisión fue sencilla, pues todos conocen el desequilibrio territorial. Sánchez, procedente de Encinas de Abajo (Salamanca, 600 habitantes), sostiene que la “preocupación por los pueblos denostados hizo que aportáramos nuestro granito de arena de una forma interdisciplinar encajada en nuestras especialidades de la Ciencia Política”. Una de las principales conclusiones plasma una sospecha: a mayor lejanía de los núcleos respecto a la ciudad, mayor probabilidad de éxodo. “Por cada aumento de un kilómetro con respecto a la capital de provincia, de media, la despoblación aumenta en 0,095 puntos porcentuales”, indica la publicación, algo que para Sánchez avala las “tendencias centrípetas sobre los entornos rurales”.

Turiño, oriunda de Villamayor de Campos (Zamora, 300 vecinos), presenta uno de los grandes debates: la ideología. Teruel Existe, con un diputado y dos senadores, ha logrado influencia gracias a la fragmentación parlamentaria en la que cada voto vale mucho. Soria ¡Ya!, en cambio, no logró tal relevancia tras pactar PP y Vox en Castilla y León. La zamorana detalla que pronto aparecerá una disputa por “el encuadre ideológico”, pues las fuerzas de derecha e izquierda han olido el peligro. “Los partidos de la España Vaciada deberían analizar su estrategia porque si el partido no se encuadra en un eje ideológico, acabarán siendo partidos muleta para conformar mayorías y eso puede diluir el sentido político, ya que la gente no sabe cómo se posicionan en temas económicos o sociales”, aprecia la joven investigadora.

La esencia de estos partidos, indica Cuéllar (Mérida, 59.000 habitantes), recoge “un discurso de 20 años que debe distinguirse de los movimientos identitarios regionalistas, pues son problemas comunes en varias comunidades”. Esta novedad, según esgrime el extremeño, choca con el tradicional Partido Nacionalista Vasco (PNV) o Esquerra Republicana de Catalunya, que se han posicionado como socios gubernamentales, con el PNV capaz de entenderse con PP y PSOE, para extraer beneficios sin olvidar su esencia nacionalista. “El marco de 2023 está muy abierto para estas candidaturas”, avisa Cuéllar. El desafío para no morir de éxito, coinciden los cuatro [el salmantino Pablo González se encuentra de estancia en Estados Unidos] pasa por ejecutar “políticas prácticas” que demuestren a sus votantes, “cansados de promesas que no llegan”, que son útiles.

Debate amplio en Twitter

El estudio ha vigilado las conversaciones en Twitter durante la campaña de Castilla y León, donde Soria ¡Ya! logró tres parlamentarios y arrasó en su provincia. Cuéllar señala que en esta red social se forman “comunidades con polos dominantes de izquierda y derecha”, si bien el resultado reveló que quienes eligieron a la España Vaciada pertenecían al centroizquierda. Sánchez describe las conclusiones de González, especialista en esta herramienta, que descubrió que el debate en Twitter lo protagonizaron en su mayoría usuarios anónimos con mensajes comunes, lo cual “permite ver que es más un movimiento que una institución partidista”.

Un grupo de vecinos de Andavías (Zamoras) en un bar de la localidad.
Un grupo de vecinos de Andavías (Zamoras) en un bar de la localidad.EMILIO FRAILE

El PP, añaden, trató de “silenciar” estas conversaciones porque en Castilla y León llevan más de 30 años de mandato, de ahí que traten de apartarse de culpas. Turiño ha constatado que la extrema derecha de Vox supo leer este descontento y con su lema “Siembra”, con el que cosecharon 13 parlamentarios para acabar aliándose con el PP de Alfonso Fernández Mañueco, “han apelado a cierta emocionalidad y sentimiento de comunidad de la España agraria y olvidada”.

El grupo insiste en que estos primeros resultados deberán irse contrastando en los inminentes ciclos electorales. Las elecciones locales y autonómicas de primavera y las generales de 2023 reflejarán a su juicio la salud de los movimientos de la España Vaciada, que cuenta a su favor con la fragmentación que, en caso de hacerlos importantes para las gobernabilidades, puede marcar que se escuche a esos territorios despoblados en sedes parlamentarias.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, buscándose la vida y pisando calle. Grado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS. Autor de 'Los rescoldos de la Culebra'.

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