España gastará cerca de 1.400 millones en contar con una eficaz defensa antimisiles
La modernización de las baterías Patriot mejorará su capacidad frente a ataques balísticos y no solo contra aviones
España gastará 1.389 millones de euros en modernizar sus baterías Patriot y dotarse de un verdadero sistema de defensa antimisil. La modernización, que implicará pasar de la configuración 2+ a 3, se realizará entre los años 2023 y 2028 y supondrá un primer desembolso de 140 millones el año próximo, según el anexo de inversiones reales y programación plurianual remitido por el Gobierno a las Cortes junto al proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Esta fuerte inversión es una de las causas por las que España no ha querido sumarse al Escudo Europeo Antimisiles (European Skyshield) impulsado por Alemania, al que se han unido una quincena de países europeos.
El Gobierno español se comprometió, en la cumbre de la OTAN en Praga en 2002, a dotarse de un sistema de defensa antimisiles, y, para ello, adquirió en 2004 y 2014 tres baterías Patriot de segunda mano del Ejército alemán, por 60 millones de euros la primera y 41 millones las dos restantes. Desde enero de 2015, el Ejército español mantiene desplegada una de dichas baterías en la base de Incirlik (Turquía), cerca de la frontera siria. Su objetivo teórico es proteger la base de un eventual ataque procedente de alguno de los bandos enfrentados en la guerra civil del país vecino, aunque los expertos militares coinciden en que hace años que esa amenaza no existe y la misión es un gesto político de solidaridad de la OTAN con Turquía, aunque España sea el único aliado que la mantiene. Las restantes baterías Patriot del Ejército español están en el regimiento de Marines (Valencia), aunque el único sistema completo, de acuerdo a los parámetros OTAN, es el desplegado en la frontera turco-siria, admiten fuentes militares.
Hace años que el Estado Mayor de la Defensa tiene entre sus prioridades la modernización del Patriot, pero la falta de recursos ha obligado a irla demorando. Sin embargo, la modernización que se proyecta no supone solo una puesta a punto, sino un verdadero salto cualitativo: España pasará de tener un sistema de defensa contra aeronaves, con una limitada capacidad antimisil; a un sistema especializado en la interceptación de misiles balísticos.
Entre otras mejoras, el cambio de la configuración 2+ a 3 supondrá, según los expertos, pasar de un lanzador de cuatro misiles a uno de 16, dotados cada uno con un buscador activo (iluminan por sí mismos el blanco) y capaces de destruir el misil enemigo por colisión (”hit to kill”, golpear para matar, según el argot militar) en vez de explotar en sus proximidades, con el riesgo que ello supone de no destruir su cabeza de guerra o de que los restos caigan sin control en una extensa zona. Este salto tecnológico explica, agregan las mismas fuentes, por qué la nueva versión se considera un verdadero sistema antimisil y también su alto coste.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia y los ataques con drones iraníes contra infraestructuras críticas del país vecino (como centrales eléctricas) han puesto en evidencia que la defensa antiaérea es una capacidad crítica. Alemania, con un fondo de 100.000 millones para modernizar sus Fuerzas Armadas, ha revisado las distintas capas de su defensa antiaérea y ha detectado enormes brechas que se propone cerrar con su proyecto de Escudo Europeo Antimisiles. La punta de lanza del sistema será el Arrow 3, un misil con tecnología estadounidense e israelí, y la carta de intenciones (LOI) para ponerlo en marcha fue firmada el pasado 13 de octubre por 13 países europeos de la OTAN y Finlandia. Aunque la mayoría son vecinos de Rusia, también están Bélgica, Holanda o Reino Unido.
España alegó que no había sido invitada formalmente, aunque hubo conversaciones previas entre responsables de los dos países en las que Alemania sondeó la disponibilidad de Madrid para sumarse al proyecto. España no mostró ningún entusiasmo, según las fuentes consultadas. Primero, porque tiene su propio programa (que incluye la modernización del Patriot) y porque cuenta además con el escudo antimisiles de la OTAN, que tiene su componente naval en los cuatro destructores estadounidenses (en el futuro serán seis) atracados en la base de Rota (Cádiz). Eso no significa, alegan las mismas fuentes, que más adelante España no pueda sumarse a alguna compra conjunta y que el sistema español de defensa aérea no vaya a estar conectado con el futuro Escudo Antimisiles Europeo a través de la OTAN.
La defensa antiaérea española no tiene los agujeros que ha reconocido con alarma Alemania. “Tenemos todo lo que hay que tener, aunque no lo tengamos del último modelo ni en la cantidad que necesitamos”, señala un veterano artillero. Algunos equipos se han quedado obsoletos y necesitan modernizarse urgentemente, como el Patriot, pero también el NASAMS, un sistema noruego de defensa a media altura del que el Ejército ha desplegado una batería en Letonia con el grupo de combate de la OTAN en el que se integran las tropas españolas; o el Mistral, un misil de baja y muy baja cota de fabricación francesa.
El más vetusto de todos es el Hakw, un misil estadounidense de 40 kilómetros de alcance con más de medio siglo de antigüedad que, pese a ello, se sigue considerando eficaz. Washington reclamó urgentemente a los más de 40 países que forman parte del Grupo de Apoyo a Ucrania su entrega a Kiev. Pero muy pocos estaban en condiciones de suministrarlo de inmediato, pues la mayoría lo han dado ya de baja, empezando por Estados Unidos. España, que dispone de 12 baterías en servicio con 36 lanzadores de Hakw en total, ofreció cuatro. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se lo agradeció públicamente.
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