Pedro Sánchez hace apología del Estado del bienestar para entrar al choque con el PP
El presidente calienta el debate del próximo martes con Feijóo con un mensaje claro: “Recibimos mucho más de lo que pagamos con nuestros impuestos”
Cada día que pasa se apuntala con más claridad el eje del debate que dominará la política española en los próximos meses, que se moverán entre la crisis provocada por las consecuencias de la guerra de Ucrania y la larguísima campaña electoral hasta las generales de finales de 2023. En ese contexto, Pedro Sánchez se ha encontrado un problema importante: las medidas del Gobierno tienen un gran apoyo social, incluso entre los que no le votan, pero no así el Ejecutivo, que tiene a su electorado desmotivado frente a una derecha en plena ebullición y con ganas de votar para echarle. Sánchez ha decidido que la mejor manera de enfrentarse a ese problema, que no parece aún irresoluble —sí lo era en 2011, cuando los progresistas rechazaban los recortes de José Luis Rodríguez Zapatero, explican en La Moncloa— es reivindicar su tarea de Gobierno. Por ejemplo, los 35.000 millones de euros que se han puesto encima de la mesa para paliar la inflación —con medidas tan directas como la gratuidad del transporte público, que compensa la mitad del impacto inflacionario en un sueldo de 1.500 euros, según explicó el presidente— pero sobre todo buscar un combate ideológico muy claro con el PP.
Sánchez ha lanzado en el Congreso su reivindicación más rotunda de lo público, de la eficacia del Estado, de la sanidad pública, y de la utilidad de pagar impuestos frente a un PP que tiene en la bajada de impuestos el eje de su discurso y de su práctica política en las comunidades donde gobierna. El presidente busca así despertar al votante progresista, recordarle lo que pasó cuando gobernó el PP, entre 2011 y 2018, o lo que hacen los populares en Madrid, a los que citó expresamente. “¿Queremos un buen sistema sanitario con suficientes camas UCI ante una emergencia sanitaria como la que sufrimos en el año 2020, o no? ¿Queremos un sistema débil complementario de los seguros privados que nunca van a cubrir las terapias más costosas, como saben en otros países? ¿Queremos tiempos prudenciales para una prueba médica que pueda suponer la diferencia entre la vida y la muerte, o aceptamos con normalidad que a pocos metros de donde estamos debatiendo la administración autonómica sanitaria esté dando citas para una colonoscopia para dentro de un año?”, lanzó. Rápidamente, entró al choque Isabel Díaz Ayuso: “llevan más de 25 años mintiendo sobre la sanidad pública en Madrid”.
Sánchez busca ese choque, del que Alberto Núñez Feijóo, como hacía Mariano Rajoy antes de llegar al poder, intenta huir. De hecho, el líder del PP, mientras Sánchez hacía esta reivindicación de lo público frente a la gestión neoliberal de la crisis anterior, estaba en un desayuno con Pepe Álvarez, el líder de UGT. Feijóo huye de este choque ideológico, pero con sus decisiones, votando en contra de las principales medidas sociales del Ejecutivo y alentando la idea del “timo ibérico” o de que el Gobierno “se está forrando” abre el espacio para que Sánchez haga este debate, que será el eje de su discurso durante los próximos meses. Por eso el presidente irá el martes al Senado a intentar confrontar con Feijóo estos dos modelos, a buscar la batalla ideológica alrededor de los impuestos, para evitar que el líder del PP trate de escabullirse de los grandes debates y sobre todo para echarle encima la gestión de Rajoy en la anterior crisis.
“Qué hipocresía la de quienes durante la pandemia pedían más Estado y ahora que superamos la pandemia, exigen menos Estado. En sus plataformas mediáticas, sus terminales políticas, se vuelve a defender las virtudes de contar con un Estado débil. Tratan de vendernos lo inmejorable que es que los ciudadanos tengan el dinero en su bolsillo y no en el de un Estado que, según sus palabras, se está literalmente forrando. El infierno lo llaman, señorías”, dijo Sánchez. “Quien dice que el dinero está mejor en los bolsillos de los ciudadanos, también nos está diciendo que las soluciones están mejor en el bolsillo de los ciudadanos. Y no hablamos de abstracciones, señorías, hablamos de realidades. Un trasplante de corazón en España cuesta, gracias al sistema público gratuito y universal, poco más de 90.000 euros, mientras que en Estados Unidos, con un sistema privado, un trasplante de corazón cuesta 1,5 millones de dólares. Gracias a nuestro Estado del bienestar, los españoles se hipotecan por comprar un coche o una casa, pero nunca por tener que hacer frente a un tratamiento de cáncer. El infierno, señorías, sería tener que hipotecarse y arruinarse, como ocurre en otros países, para curar una enfermedad grave. Porque la verdad es que recibimos mucho más de lo que pagamos con nuestros impuestos”, remató.
Sánchez y los suyos tienen claro el mensaje y la línea política: más Estado, más protección, más dinero público para hacer frente a la crisis, y además cuentan con una gran ventaja: la corriente europea va en la misma línea, no solo en países dirigidos por los socialdemócratas ―Alemania ha planteado hasta 200.000 millones de dinero público para ayudar a empresas y ciudadanos― sino también en los del PP Europeo, que dejan al PP español cada vez más aislado. Pero sobre todo tiene un elemento clave: la gestión de Rajoy, de la que Feijóo no puede desvincularse porque de alguna manera se está transformando en su heredero político.
“Siempre recordaré que entramos en la pandemia de la covid, la peor crisis sanitaria de los últimos 100 años, con poco más de 4.000 camas UCI, mientras que Alemania tenía 28.000. Que tuvimos que hacer frente a la tragedia con 30.000 profesionales sanitarios menos de los que teníamos una década atrás. Ustedes deprimieron la economía, subieron el paro, elevaron el déficit público, la deuda pública, ensancharon la desigualdad entre españoles y los desequilibrios territoriales. En esto, como en otras muchas cosas, las recetas de Feijóo son las mismas que las de Rajoy: una vuelta al pasado, al peor de nuestros pasados, que es la precariedad y la desigualdad”, clamó Sánchez.
Pero esto era solo un primer asalto. El verdadero debate cara a cara será el martes en el Senado, ya con Feijóo. El debate ideológico alrededor de los impuestos, del Estado del bienestar, de los salarios, de la desigualdad, de las “cosas de comer”, que estaba un poco aletargado en los últimos años, ha vuelto a España y parece que lo ha hecho para quedarse.
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