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Condena a los autores del “mayor” alijo de heroína en España: droga entre cemento y pulpa de fruta

La Audiencia Nacional impone penas de 10 a 20 años de cárcel a los siete miembros de la banda, a la que intervinieron más de 300 kilos de heroína y 1.500 de cocaína

J. J. Gálvez
Dos agentes trasladan las bolsas de heroína que encontraron dentro de sacos de cemento, en noviembre de 2017.
Dos agentes trasladan las bolsas de heroína que encontraron dentro de sacos de cemento, en noviembre de 2017.Ministerio del Interior

Nueve contenedores de veinte pies partieron hacia Barcelona desde el puerto de Tekirdag, en la región turca de Mármara, para pasar a la historia de la delincuencia organizada en España. En el interior de tres de ellos, de unos seis metros de largo cada uno, un grupo de narcos guardaba su mejor secreto: casi 1.000 bolsas con heroína de gran pureza, ocultas en sacos con cemento. En total, más de 250 kilos de esta sustancia que, según el sumario, habría superado los 15 millones de euros en el mercado. Estos forman parte del “mayor” alijo de esta droga intervenido en la historia de este país, según la Policía, que incautó a la banda otros 70 kilos de dicho estupefaciente que ya había introducido previamente, además de 1.500 kilos de cocaína disueltos en 120 bidones con pulpa de fruta que aguardaban en el Puerto de Buenaventura (Colombia). La operación se desarrolló a finales de 2017 y este septiembre la Audiencia Nacional ha condenado a los siete integrantes de la trama a penas de 10 a 20 años de cárcel.

Los siete componentes de la banda, incluido el líder —un español de unos 46 años afincado en Terrassa (Barcelona), al que todos se referían como “el jefe”—, se sentaron en el banquillo en junio y julio. A lo largo de cuatro jornadas, los narcos desplegaron diferentes maniobras para tratar de salir absueltos: intentaron anular los pinchazos telefónicos que los implican; dos de ellos dijeron que no sabían qué contenían los contenedores y atribuyeron toda la responsabilidad al cabecilla, al que calificaron de “persuasivo” o “embaucador”; y la defensa de otro, un empresario octogenario, llegó incluso a pedir que se le declarara inimputable por motivos médicos y este acudió a la vista en silla de ruedas. Sin embargo, de nada les valió ante el tribunal.

La contundente sentencia de la Audiencia Nacional, dictada el pasado 5 de septiembre por la Sección Segunda de la Sala de lo Penal, describe una banda especializada en la introducción a gran escala de cocaína desde Sudamérica y de heroína desde Turquía a través de “buques y aeronaves”. Una red dirigida desde Barcelona, con “infraestructura dentro y fuera de España”, y con tentáculos en Alemania y Bélgica. Así, el fallo subraya que, una vez llegaba la mercancía a Cataluña, el grupo trabajaba con narcopisos para su distribución —como los de los barrios de San Roque (Badalona) y El Raval (Barcelona)—, pero también se “proponía” mover su producto por otros países de la UE.

La investigación desveló que el grupo utilizaba una nave del polígono industrial de Els Comtals (Manresa, Barcelona), donde ocultaban contenedores que descargaban en el puerto de Barcelona. De esta forma, podían “manipular” la droga sin que los viera nadie, según explica la resolución del tribunal. Además, los criminales diseñaron un entramado empresarial para “simular” que importaban mercancía legal de otros países, entre la que ocultaban realmente el estupefaciente. Entre las compañías figuran Caravanas del Vallés S. L. y Global Jori Food S. L.

Un policía revisa más paquetes de heroína intervenidos a la trama en maletines, que guardaba el jefe, entre otros.
Un policía revisa más paquetes de heroína intervenidos a la trama en maletines, que guardaba el jefe, entre otros.

En la cima de la organización se encontraban dos españoles. El jefe, condenado a 20 años de prisión, contaba con los “contactos internacionales para conseguir en origen la heroína y cocaína”; “tenía en su poder la droga y el material de corte”; y captaba al resto de miembros y distribuía las funciones de cada uno, según la sentencia, donde se detalla que también le intervinieron varias armas: dos pistolas, un revólver y dos puñales. Este acusado se encargó de reclutar en persona a su segundo, que había trabajado en la importación-exportación de mercancías en contenedores a España y que puso sus conocimientos y agenda al servicio de la trama.

Esta actuación policial supuso un verdadero hito en la lucha contra el narcotráfico. En palabras de los propios agentes, fue la “mayor incautación de heroína en una sola operación en la historia de España”. De hecho, los más de 300 kilos dispararon la estadística de Interior, que alcanzó en 2017 los 524 kilos intervenidos de esta droga. Esa cifra pulveriza los registros habituales de los últimos ejercicios, ya que entre todas las fuerzas de seguridad no llegan a aprehender 300 kilos en todo un año —238 kilos en 2021; 179, en 2020; 234 en 2019...—. Hay que remontarse a 2008 para encontrar un dato similar (548 kilos); o a 2001 (630); o ya a los noventa y ochenta, cuando se confiscaba más a lo largo del año (por ejemplo, 1.159 kilos en 1999), según las memorias del Ministerio.

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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